Sí, yo también fui uno
de esos 1.513.948 espectadores que corrieron raudos y veloces a las taquillas
a ver pelis a 2'90 € por cortesía de las federaciones de productores (FAPAE),
distribuidores (FEDICINE) y cines (FECE), entidades que durante tres días al
año se ponen de acuerdo para saltarse el 21 % del IVA y atraer a las buenas gentes
a los cines. ¿Los cines? Sí, ya sabéis, esos sitios donde se solían ver antaño
las películas de estreno sin miedo a que te clavaran 10 € por la entrada y
otros 10 en palomitas, bebida y demás. La iniciativa contó con el apoyo del
Instituto del Cine y las Artes Audiovisuales (ICAA) del Ministerio de
Educación, Cultura y Deporte, que también quisieron salir en la foto por
habernos aflojado las cadenas durante tres días, los muy cínicos... Se ve que ésta
era la quinta edición y todo, ¡y yo que me he enterado este año! Claro, como
antes no pagaba nunca :(
Total, que en esos 21,
22 y 23 de octubre tenía previsto saquear la cartelera como hizo mi amiga Pili,
pero al final entre pitos y flautas sólo pude ir a ver dos films: Gravity
en 3D y Las Brujas de Zugarramurdi, las cuales procedo a destripar -y
en varios sentidos, ya que en la crítica de Gravity
hay SPOILERS-. Avisados estáis.
Basura
espacial
GRAVITY![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjY1bMSQG_iEIxZp-mcNeV8xoo6yHlAmrlaxIDxa2_5KSkdBQm63Gg1RG9mBfnNdKLm_Sl8thjwd9UCsa9jtjkpYuREcPosUKFRVWxuj6iPMoCKRJ4gPSrQXr6rt2Xr9_a6Y3b6MgAu61Ah/s640/gravity.jpg)
Y eso que Gravity
empieza de forma espectacular, con un plano secuencia de 13 minutos destinado a
pasar a la antología del cine como los de Sed
de mal, The Player o Snake Eyes. Haciendo gala luego de una capacidad
técnica increíble para convertir al espectador en un astronauta más flotando por el cosmos junto
a Matt Kowalski -George Clooney- y Ryan Stone -Sandra Bullock-, apretando
tuercas aquí, sorteando basura espacial allá, surcando de nave en nave o, en
fin, disfrutando de las mejores vistas de la Tierra antes de que nos la
carguemos del todo. El problema es que, una vez pasado el impacto inicial, uno
se acostumbra a lo bueno y ya no parece algo tan extraordinario compartir órbita
con Bullock y Clooney, queremos más, queremos una historia que aunque se pase
por el forro cuestiones físicas y aeronaúticas que uno no tiene por qué saber -es
imposible pasar tan alegremente del Hubble a la Soyuz, o de la Estación
Espacial Internacional al módulo chino, están en órbitas distintas y muy lejos
unos de otras- no resulte tan trillada y sentimentaloide como al final acaba
deviniendo.
En efecto, la historia enseguida
se torna muy previsible, y uno se va imaginando todo lo que va a pasar antes de
que suceda, como si la velocidad mental de los guionistas -el propio director Alfonso
Cuarón y su hijo Jonás- se desplazase a través de esa misma gravedad cero que
inunda la trama de principio a fin. SPOILER
Las continuas e irreales licencias tecnológicas que se toman para allanar el camino a Stone en su odisea espacial tampoco ayudan demasiado, al final acaban siendo tan
molestas como la música de Steven Price. FIN
DE LA CITA, DIGOO DEL SPOILER
Al menos, la película
aborda un tema que a mí siempre me ha inquietado: que con la cantidad de
residuos de satélites destruidos y basura espacial que hay orbitando peligrosamente
alrededor del planeta, y que, fíjate, nunca haya impactado con ningún
trasbordador USA, con el Hubble o con,
yo que sé, el satélite Meteosat... Por lo visto, si pasa muy a menudo lo que
nos cuenta Gravity, en un futuro
cercano la Tierra tendrá un anillo de porquería rollo Saturno, y habrá que
fletar una misión como en Armaggedon pero
con astronautas rumanos y albanokosovares para, ejem, deshacer el anillo ese, compuesto
de cobre y materiales similares.
PÁRRAFO
DE SPOILERS La película plantea así mismo varios
interrogantes: ¿Alguien me puede explicar por qué el personaje de George
Clooney se suicida de repente, en un pseudo-homenaje a Titanic? ¿Por qué la
morralla espacial viaja a esa velocidad tan rápida? ¿Qué coj... hace una
raqueta de ping-pong en el módulo chino? ¿A cuánto ascendería la factura por
todos los artefactos y naves USA, rusas y chinas que destroza Stone? ¿Por qué
los chinos no traducen sus manuales de instrucciones a otros idiomas? FIN DEL SPOILER
Preguntas, preguntas sin
respuesta. En fin, que respecto a Gravity, lo mejor será no pensar
demasiado en sus agujeros argumentales y verla definitivamente en 3D -en 2D
pierde bastante-. Todo sea para deleitarse de las asombrosas vistas de la
Tierra desde el espacio por cortesía del chivo
Lubezki, o, para los más masoquistas, por experimentar la sensación de que te
tiren tuercas a la cara todo el rato. Pero en verdad, para disfrutar de esta
película al 100 % las condiciones ideales serían verla en 3D, en una pantalla IMAX
de 180º y en una sala con gravedad cero. Bueno, y ya puestos -nunca mejor
dicho-, bajo el influjo así mismo de ciertas sustancias psicotrópicas para
flotar aún más, tío, o al menos, para poder olvidar los ladridos de Sandra
Bullock en esa escena o lo fea y caravinagre
que sale todo el rato. Y es que... ¿qué fue de aquella guapísima Sandy de Miss agente esp@cial?
Criticoll
Todas
Brujas
LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHOOCIWb94usxdQHkngqOU0jtBMQOGJu7QshaNK0ghrXTa_EKkylAK_u3OB6mP4n50Rb7F2dSzgx3GTiV-IGXmKPy3TFvfHoNny5GRw8lSKkUdKlN30gojjr_NRTJ30HEto7HftSn5fCKP/s400/r_650_455_LBDZ_ConcursoRS.jpg)
En efecto, como si nos hubiésemos
subido al DeLorean, parece que con Las Brujas de Zugarramurdi hayamos viajado a 1996 con un Álex de la Iglesia con la muñeca aún caliente, decidido a continuar
por la misma senda cómica, salvaje y enloquecida de su exitosa cinta del año anterior. En
la que dio en la diana porque quizá con ella sólo buscaba un divertimento sin más
pretensiones que las de entretener; con un buen guión -coescrito con Jorge
Guerricaechevarría-, y con su proverbial ojo para los actores. Sin esa pretenciosidad
de films posteriores suyos de querer abarcar más de la cuenta, y en los que, desviándose
progresivamente de la comedia al drama o prescindiendo de su genial co-guionista,
poco menos que se pensaba que estaba reescribiendo el cine español.
Así pues, y como si
fuese un follow up directo de El día de la bestia, la divertida Las brujas de Zugarramurdi nos presenta
a otro trío de perdedores -Hugo Silva, Mario Casas y Jaime Ordónez- que,
agobiados por sus mujeres, deciden atracar una tienda de "Compro Oro"
en plena Puerta del Sol para solucionar sus problemas económicos. En su
atropellada huida a Francia, se verán retenidos cerca de la frontera por un
grupo de brujas navarras -Carmen Maura, Terele Pávez, Carolina Bang- dispuestas
a practicar con ellos sus artes oscuras...
La película tiene buena estrella y conecta con el público ya desde los créditos, en los que vemos a una sucesión de mujeres de armas tomar de la historia, como Salomé, Cleopatra, Isabel la Católica, Mata -Hari, Margaret Tatcher o Angela Merkel, ésta sin duda la foto mental de bruja que flota en el imaginario colectivo actual. Unas imágenes que resumen brillantemente el mensaje del film: las mujeres son en realidad las que cortan el bacalao, y los hombres, unos pobres peleles a su merced.
El film homenajea Los Goonies, Abierto hasta el amanecer, Los Cazafantasmas o La matanza de Texas, pero en realidad
hunde sus raíces en el cine de humor
español más tradicional y costumbrista, desde Los Tramposos a Atraco a las
tres o Torrente, con ese trío de
antihéroes que no saben dónde se han metido ni de las fuerzas tan poderosas
contra las que luchan, y que bien podrían haber sido en otra época Tony Leblanc,
José Luis Ozores y José Luis López Vázquez, o Alfredo Landa, Pepe Sacristán y
Andrés Pajares.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQm5vm1gZxgUmcewYI6VJmJk-n1dykhM-BTqZtVomv7zhLDj-o_d_Pr_QHQ1WRxOsmtOvRRnJgGwW6hyphenhyphen2IsEJpO3Ibu1wcrh5ZUsrsgUq4bKMGrwXoqXiGkterjXlb_BrbiGmcSVVldnWy/s400/24808.jpg)
Otros actores
destacados son Carolina Bang, que a fuerza de ser incluida en todas las
películas de su novio ha aprendido a decir sus frases con más o menos soltura y
a no tropezarse con los muebles, como lograron antes que ella Faith Domergue,
Juliette Greco o Lina Romay; las veteranas Carmen Maura y Terele Pávez encarnando
a las otras brujas de la familia, Macarena Gómez y su proverbial vis cómica, o
Javier Botet como el esperpéntico Luisma, cuya barba y voz de pito provoca que ya
no vaya a darnos miedo REC 4. Y mención
especial para Carlos Areces y Santiago Segura, verdaderas mascotas del director
y que aquí tienen un hilarante cameo como dos señoras vascas muy respetables
que también son brujas en sus ratos libres. Aunque por otro lado, donde no hay
no se puede sacar, y la dicción de muchos actores españoles sigue siendo
lamentable, dejando inaudibles varias frases graciosas. Tampoco de la Iglesia
parece que se repasó la escena de las maracas de Con faldas y a lo loco, para aprender a hacer pausas entre chiste y
chiste y que las risas del público no tapen el siguiente y tal.
Aunque Las Brujas... no se libra del habitual
bajón final de todas las películas de su director -el clímax con el monstruo es
demasiado largo y aparatoso-, al menos aquí el desenlace no resulta tan
molesto, siendo más resultón y digno de lo esperado. En fin, esperemos que Álex
siga por esta senda que es la que mejor le sale, y que en sus películas
posteriores valga la pena gastarse los 10 € de la entrada, por si acaso no coincide
con sucesivas fiestas del cine o le toque compartir cartelera con Avatar 2, 3 o 4.
Criticoll