viernes, 17 de abril de 2020

PELICULAS PARA UNA CUARENTENA (I)


Durante este enclaustramiento forzoso por culpa del coronavirus me niego a revisar Estallido o Contagio, aunque en esta los del 10 de marzo seamos los primeros en recibir la vacuna. Como dijo Billy Wilder, en tiempos difíciles la mente del espectador pide evasión y entretenimiento, no dramones realistas estilo Desesperación de Fassbinder. Así que voy a ir poniendo comentarios sobre todas las películas que estoy viendo durante el confinamiento. En un principio no sabía si podría llegar a las 40, pero la verdad es que ya se han quedado cortas, parece que esto va para largo. 

Y qué mejor forma de entretenimiento que revisar las películas de Indiana Jones, pensé. En busca del arca perdida la vi en Amazon Prime Video con el redoblaje que se hizo en 2012 para el blu-ray -que también incluía el doblaje original, menos mal-. Pero en esta plataforma no te dan esa opción, así que hay que verla redoblada por huevos o en inglés -como también pasa con Tiburón-. A pesar de que Salvador Vidal preste su voz a Indiana y los dobladores que siguen vivos repiten con sus personajes originales, creo que ha quedado ya claro que no me gusta este redoblaje. Se hace raro, y encima todas las voces tienen un tono excesivamente grave, como el de Los sobornados de Fritz Lang, con lo que te sacan todavía más de la película. Por otro lado, hay que reconocer que aparte de eso estamos ante una obra maestra del cine de aventuras y la mejor de la tetr… estoo, de la trilogía. La cuarta nunca se hizo, la cuarta nunca se hizo...

Vuelta a ver ahora me ha parecido demasiado oscura. El banquete de sopa de ojos, serpiente con sorpresa y sorbete de sesos de mono no tiene ningún sentido y sigue dando bastante asco. El tramo de la secta de Mola Ram o la persecución en las vagonetas al final se hacen largos, y el personaje de Willy es insoportable y plano, a pesar de que Kate Capshaw tuviera trato de favor al haberse liado con Spielberg durante el rodaje. Sin embargo, este film es indispensable al ampliar el universo de Indiana Jones, e incluye demasiados momentos icónicos como para despacharla tan alegremente. Me enteré hace poco que el personaje del Capitán Blumburtt -el militar británico alto y calvo- lo iba a interpretar David Niven, pero murió poco antes de empezar el rodaje. Lo acabó encarnando Philip Stone -el padre de Alex en La naranja mecánica o el Grady de El resplandor-.

Fue la primera película de Indiana Jones que vi en el cine y por eso tengo cierta preferencia por ella, aunque repite demasiado el esquema argumental de En busca del arca perdida, con los nazis y el objeto bíblico de turno a encontrar. Pero también es justo señalar que posee escenas y diálogos muy buenos que siguen aguantando como si nada el paso del tiempo. Sean Connery estaba en el mejor momento de su carrera y se sale, con instantes tan inolvidables como el del paraguas y las gaviotas contra la avioneta; y Harrison Ford como Indy nunca fallaba, nació para ese papel y siempre estaba excelso, aunque luego le hicieran meterse dentro de una nevera para evitar una explosión nuclear. Uf, menos mal que Tom Selleck tenía que hacer Magnum.

4. Yo soy Dolemite (2019)
Notable film de Netflix sobre la figura de Rudy Ray Moore, uno de los protagonistas menos conocidos del blaxploitation de los 70, del que es mejor no meterse en imdb o googlearlo hasta no ver esta película para disfrutarla más, al estilo de lo que sucedía con Sixto Rodríguez en Searching for Sugar Man. Eddie Murphy mantiene su carisma, y soporta la película sobre sus hombros como en los viejos tiempos. La película supone una reflexión bastante apañada sobre la importancia de perseguir tus sueños, y por ello, en el fondo es muy parecida a The Disaster Artist. Además, las cintas en las que aparecen rodajes de otras películas son una debilidad personal mía, aunque la de esta la dirija un odioso Wesley Snipes.


Escuché un podcast de comedia sobre Richard Pryor y me entraron ganas de revisar películas suyas, así que vi tres seguidas. La primera fue Locos de remate, que nunca alquilé en el videoclub a pesar de su sugerente cartel con Pryor y Gene Wilder vestidos de pollos, pero creo que la vi años después en la tele. La verdad es que la recordaba peor. No sé si será nostalgia de la niñez o qué, pero me encanta la estética, la fotografía, los decorados, el vestuario de los años '70.



Luego vi El expreso de Chicago, que la he metido en el miniciclo sobre Richard Pryor, aunque en realidad no me acordaba que no sale hasta que pasa casi una hora de película: su personaje aquí es muy secundario, un simple alivio cómico; el protagonista es Gene Wilder. La cinta es una historia de intriga con toques de humor, y cuenta con homenajes a un director tan aficionado a los trenes como Alfred Hichcock, con guiños a Alarma en el expreso, La sombra de una duda, Extraños en un tren, Con la muerte en los talones...

La trilogía Richard Pryor se cierra con esta película de premisa atractiva pero de ejecución poco brillante. Walter Hill no tenía gracia para hacer comedias, y si lo eligieron para esta fue porque había dirigido a Eddie Murphy en Límite: 48 horas. Se ve que aquí también querían a Eddie, pero no estaba disponible y al final se tuvieron que conformar con su mentor Pryor, que ya empezaba su decadencia  física y artística. No por casualidad, aquí le ponen la voz de Juan Fernández, el doblador fijo de Murphy, y si cierras los ojos a veces parece él, aunque a Pryor le falta la energía de Eddie. De hecho ya tenía mala cara, la ELA empezaba a hacer estragos de forma inconsciente en su cuerpo, y eso de alguna forma se refleja en la pantalla y no es divertido.

8. Flash Gordon (1980)
Siempre tuve curiosidad por verla para comprobar si era tan mala como decían, porque posee su fandom de raritos, ya sea por el espectáculo kitsch que supone o por la banda sonora de Queen; hay gente para todo. Pero la verdad es que sí, es muuuy mala. Tanto, que hay que visionarla en varios tramos con descansos para poder soportarla. A quienes logren verla de un tirón o simplemente acabarla, deberían darles una medalla; qué digo medallas, un buen puñado de mascarillas FFP2 o un test de los que vayan o un algo. Y es que desde el poster tan molón ya tratan de engañarte con lo que te espera luego. Pero también en el doblaje: Selica Torcal, voz de Margot Kidder-Lois Lane en Superman, dobla aquí a Dale Arden -Melody Anderson-, para ayudar al oído del espectador a relacionarla inconscientemente con la franquicia del Hombre de Acero y tratar de subir su calidad, aunque sea por la vía auditiva. Pero no cuela, desde el minuto uno la película se delata, es un completo sinsentido y cae mal, aunque tampoco parece importarle mucho, como si fuera el José Luis Ábalos de las películas fantásticas. Paradójicamente, donde en realidad se nota esa relación con Superman es en sus patéticos efectos especiales, que no desentonarían en el Superman IV de la Cannon. La escena ante Ming donde Flash se pone a jugar al fútbol americano con unos melones da vergüenza ajena; a partir de ahí la película va sin frenos y cuesta abajo. Todo en ella resulta molesto y está equivocado: las patéticas interpretaciones -mención especial para el inexpresivo Sam J. Jones o los histriónicos Brian Blessed y Topol-; el vestuario y los decorados de mercadillo -y eso que Danilo Donatti tenía dos Oscars-; los tiros de cámara teatrales en plano general y estáticos, aunque se trate de escenas de acción -había que poder encajar luego el croma y los F/X-; la angulación de primero de Realización, ya que al principio nos muestran siempre a Ming en contrapicado para denotar su poder, y al final en picado cuando lo pierde -lo pillamos, Mike Hodges-; que Flash y Dale, la ñoña chica morena, se hagan novios a los dos minutos de conocerse; los botones del cuadro de mandos del palacio de Ming, que suenan como los de un teléfono de la Tierra; que Flash sepa cómo se llama una nave de otro planeta -Mongo, muy apropiado- y sepa pilotarla; el perpetuo e irritante sonido en la banda sonora de un bajo; el spoiler de la letra de la canción de Queen que suena justo antes del combate final y ya te dice que Flash ganó y salvó a todos, etc. Joder, lo único bueno de Flash Gordon fue que George Lucas no consiguiera los derechos, porque así hizo Star Wars. En un programa doble de Flash Gordon con el Dune de David Lynch la gente acabaría como Ray Milland al final de El hombre con rayos X en los ojos: arrancándoselos con rabia. La peor película de largo que he visto en 2020 hasta ahora. Más mala que el coronavirus.

9. Figuras ocultas (2016) 
Una feel good movie de sólida factura, al estilo clásico de 
Green BookEmociona porque está bien hecha y porque se denuncian injusticias y los buenos ganan y hasta llegan a la luna. Kevin Costner impartiendo justicia a favor de la integración racial en la NASA, otra muesca más en su colección de héroes. Gary Cooper estaría orgulloso, probablemente habría interpretado este papel de haber estado vivo.

10. Toy Story 4 (2019)
Sabes que ha pasado el tiempo cuando hasta Woody se independiza. Como película es bastante inferior a Toy Story 3, aunque le dieron el Oscar igual ¿? Los  personajes que parecen los villanos no lo son tanto, aquí el antagonista de la historia es en realidad Bonnie, que es una chica y lógicamente prefiere otros juguetes antes que un muñeco vaquero de los años ’50; Woody no tenía mucho futuro con ella. Supongo que Toy Story 5 irá de que Buzz Lightyear también se va de casa, ya que tampoco encaja mucho como el juguete preferido de una niña. Vaya, me extraña que esta película no fuese atacada desde sectores feminazis por perpetuar tanto los roles estereotipados de género.


11. Patos salvajes (1978)
Más que patos, canto de cisne para la vieja guardia de actores británicos -Richard Burton, Richard Harris, Roger Moore, Stewart Granger- y el propio director Andrew W. McLaglen, dinosaurios de otra época que en 1978 ya intuían que tenían que dejar paso a generaciones de cineastas más jóvenes como la de Lucas, Spielberg y compañía, o a actores como De Niro, Harrison Ford, Stallone, Hoffman o Nicholson, que ya habían echado la puerta abajo de Hollywood. Claro que, con el dni en la mano, en realidad Burton, Harris y compañía no eran tan viejos. Pero es que beber y fumar como posesos durante décadas estropea mucho.

12. Lovelace (2013)
Superficial biopic sobre Linda Lovelace, la protagonista de la mítica Garganta profunda, encarnada por una Amanda Seyfried mucho más guapa que la actriz original, y que igual se pensaría que iba a ser nominada al Oscar o algo. Pues ni de coña, porque la película naufraga por un guion que va continuamente hacia adelante y hacia atrás de forma molesta, con lo fácil que hubiera sido no complicarse tanto la vida y contar la historia linealmente de A a B y ya está. Destacan Sharon Stone y Robert Patrick como los sufridos padres de la Lovelance, una hija que les salió algo ligerilla de cascos, aunque se ve que la madre -ahí donde la ves, tan cristiana y tan decente-, también tenía sus muertos en el armario. Aparte de un buen picahielos en la cocina, claro. 



El actor hispano-francés Louis De Funes fue todo un fenómeno cómico en Francia durante casi tres décadas, y la saga de El gendarme, un éxito de público durante años y años, que dio para seis películas. Siempre tuve curiosidad por ver alguna, ya que de de Funes sólo había visto Caídos sobre un árbol, que la recordaba graciosa. El gendarme de Saint-Tropez tuvo un récord de 7’8 millones de espectadores en Francia en 1964, y vista hoy entretiene y poco más, aunque las muecas de de Funes lo hacen bastante cargante, no me explico muy bien su popularidad. Si bien me encanta su estética, los colores, los decorados, el vestuario de los ’60, me recuerda a los tebeos de Tintín.

El triunfo en taquilla de El gendarme de Saint-Tropez provocó una continuación al año siguiente con más presupuesto. En esta secuela, Cruchot y sus compañeros viajan a Nueva York a un congreso internacional de la policía, y la lianta de su hija Nicole -Genevieve Grad- se embarca de polizona en el mismo barco que su padre porque no se la habían llevado y ella también quería ver mundo. Humor de vodevil bastante inofensivo, donde al menos destaca un homenaje a West Side Story en una sorprendente escena de musica y baile que no pega ni con cola con el resto.



No sé porqué vi otra del gendarme, en la que Cruchot se liga a una viuda rica con la que literalmente tiene chispa -cuando se dan la mano aparecen descargas eléctricas ¿?- Lo más gracioso es una secuencia en la que Cruchot y su superior Gerber -Michel Galabru- se presentan a un examen-oposición para subir de categoría que recuerda al de Espías como nosotros, en el que Chevy Chase intentaba copiarse de todo el mundo. Cuando por error le dan el puesto a Cruchot y momentáneamente asciende, este se comporta como un déspota con sus subordinados y llega a caer bastante mal; una involuntaria reflexión sobre el peligro que supone darle un cargo de poder a determinados individuos.


Esta precuela de Joker es muy divertida, no entiendo que fracasara tanto en su estreno. Bueno, quizá sí, si pensamos que a principios de los ’80 triunfaban otro tipo de comedias, estilo Aterriza como puedas o las películas de Eddie Murphy, y que a Jerry Lewis hacía lustros que se le había pasado el arroz. Las improvisaciones de De Niro por lo visto también sacaban bastante de quicio a Jerry, junto con otras cosillas como que le dijese perro judío al oído segundos antes de darse la acción. Nada personal, era una treta de Scorsese para que Lewis pusiera la expresión adecuada de cabreado que necesitaba su personaje en la historia, como en la  escena en la que Langford sorprende a Rupert y a su amiga colándose en su mansión, cuando Pupkin trataba de impresionarla al pretender que su ídolo les había invitado allí.

Una parodia de las películas de catástrofes de los '70 con elementos de humor absurdo que la convierten en un título de cierto culto, al ser una especie de precursora del trío ZAZ, responsable cuatro años después de la obra maestra del subgénero: Aterriza como puedas, también producida por Paramount y de la que precisamente hablaba antes. Este The Big Bus lleva la parodia inscrita desde la confección de su reparto, supuestamente estelar -Joseph Bologna, Ned Beatty, José Ferrer, Ruth Gordon, Larry Hagman- y cuyos rostros poco conocidos aparecen pomposamente en cuadritos en el cartel de la película, como mandan los cánones del género... La película se disfruta sin muchos problemas, aunque no se puede decir que haya pasado a la historia más que por lo que costó construir el aparatoso autobús, de 32 ruedas y más de 33 metros de longitud: 250 mil dólares. Al menos cuenta con un doblaje setentero de Madrid y eso siempre es entrañable. Aquí Stockard Channing hace de treintañera y dos años después, de colegiala en Grease, gracias a la magia del cine. Vaya spoiler que tiene el poster, by the way.

18. La favorita (2018)
Prestigiosa película que no es para tanto, su duración es excesiva porque Yorgos Lanthimos se cree un autor y se siente en la obligación de alargar mucho las escenas y la duración de los planos, para que no nos quedemos cortos de su arte. Lo del gran angular no se acaba de comprender, es muy gratuito. Rodar a la luz de las velas el siglo XVIII parece obligatorio desde Kubrick y Barry Lyndon. No sabía si era una reina histórica o inventada. Olivia Colman tampoco es que haga la mejor interpretación de la historia de los Oscars ni sea mucho más principal que Rachel Weisz o Emma Stone. A veces colocar a un actor para pelear en los premios como protagonista o secundario es bastante arbitrario. ¿Ves, Yorgos? Yendo al grano se puede contar muchas más cosas y encima acabas antes.


19. A través de la noche (1942) 
La película que rodó Humphrey Bogart justo antes de Casablanca es un thriller con toques de comedia sobre un gangster de barrio en lucha contra unos nazis infiltrados en la sociedad civil USA, que planean atentar en Nueva York. Recuerda un poco a Jo, qué noche, pues la acción sucede así mismo en Manhattan y durante unas pocas horas nocturnas muy ajetreadas. La cinta se deja ver por el carisma de su protagonista, aunque se hace un poco larga para lo poco que cuenta. Con este tipo de películas la carrera de Bogart no habría ido a ninguna parte; menos mal que estaban por ahí Walsh, Curtiz o Huston para rescatarle, así como el ceporro de George Raft para rechazar todos los papeles que convirtieron a Bogie en un mito. Para los amantes de los six degrees of separation, aquí sale Jackie Gleason muy joven, haciendo así de link directo entre Bogart y Tom Hanks, que aparecía con Gleason en Nada en común.

Basada en una novela de Dashiell Hammett que empecé a leer 200 veces y nunca pasé de la página 20, tiene una resolución poco clara que recuerda a la de El sueño eterno, donde al final no te enteras de nada y lo que importa es dejarse llevar por el ambiente y la atmósfera. De hecho, lo único que queda claro al final en esta película es que en los años '40 se fumaba mucho y que el personaje de Alan Ladd encajaba bien las palizas, parecía masoquista. Creo que es la primera película que veo de las siete que hicieron juntos Ladd y Veronica Lake, una pareja mítica del noir de la Paramount.



Último de los cinco westerns de James Stewart con Anthony Mann, como siempre con el tema de la venganza de fondo: la de un vaquero que busca al hombre que le vendió armas a los indios, con las que mataron a su hermano soldado. Tiene una escena genial, muy realista, que desmiente el mito del héroe del Oeste duro y de una pieza que ya no se llevaba en los ’50, por mucho que le pesara a Andre Bazin o a Robert Warshow: un matón le dispara un tiro en la mano a James Stewart de forma injusta y este llora y se va para que no le sigan pegando. Los amigos del abusón se apiadan de él porque reconocen que su jefe se ha pasado tres pueblos con Stewart y le ayudan a montar en su caballo e irse. Una situación de la que todos hemos sido testigos en el recreo alguna vez -bueno, menos en lo del caballo y el revolver-. SPOILER: al final Arthur Kennedy -el que le vendía armas a los indios- es asesinado por estos, y Stewart se va solo y se deja a la chica. En realidad no podía ser de otra forma, porque los antihéroes de Mann son muy individualistas y contradictorios, no encuentran su lugar en la civilización. Ya lo había anticipado antes el personaje de Wallace Ford: soy medio irlandés y medio indio, y creía que así sería aceptado en ambos mundos, pero en realidad no me quieren en ninguno.

22. Amarga victoria (1939) 
Melodrama de la Warner protagonizado por Bette Davis como una joven rica y vividora que tiene un tumor cerebral inoperable y no se lo quieren decir, y al final se casa con su médico -George Brent- y se queda ciega de una escena para otra. Como decían en la trivia de imdb, sabes que a Bette Davis le ocurre algo serio cuando no acierta a encenderse un cigarrillo. Humphrey Bogart sale poco, hace de criador de caballos, pero al menos le dobla su mejor voz: José Guardiola. Tampoco tiene mucho que hacer por allí Ronald Reagan, salvo encarnar a un pijo hedonista permanentemente de fiesta y borracho. Nadie diría que en ese plan un sujeto así llegaría a presidente. Oh, wait!

23. Balas o votos (1936) 
Basada en una historia real, Edward G. Robinson se pasa por una vez al bando de los buenos para interpretar a un policía infiltrado en una banda de gángsters, los cuales pretenden hacerse con el control de un sorteo de lotería que se organiza en Nueva York, y poder amañar después los resultados. Humphrey Bogart hace de malo y al final lo matan, vaya, qué raro, una constante suya en la Warner Brothers. Por cierto, el que tradujo el título original de Bullets or Ballots al español Balas o votos creo que ni había visto la película ni sabía de lo que iba: se guiaría por el cartel y pensaría que era una historia de gangsters comprando a políticos corruptos o algo así. En realidad, este tendría que haber sido Balas o papeletas. ¡Porque no eran papeletas de votos, gañanes, sino de lotería!

24. Shalako (1968)
Es raro que te apetezca ver un western con actores tan extraños al género como Sean Connery y Brigitte Bardot, encima sabiendo que la película fue un fracaso. Así que durante años la tuve ahí aparcada sin verla, esperando una cuarentena o un algo para hincarle el diente, mientras me imaginaba cómo sería su trama; algo así como que los indios raptaban a BB como a una vulgar damisela en apuros, y Connery la rescataba en plan James Bond pero sin gadgets. Bueno, pues al final la vi y he de decir que ni sus personajes ni su historia iban por esos derroteros. Además, en realidad se trata de una película ciertamente entretenida, mucho más coral de lo que pensaba. La trama se basa en el típico asedio a una fortaleza con varios aspectos originales: los protagonistas son unos nobles europeos que menosprecian a Chato el Apache y a otros indios, y se ven atacados por estos tras invadir su reserva de caza, escapando por los pelos al escalar una montaña con cuerdas al más puro estilo alpino, en lo que debe ser el primer cruce entre western y película de escalada de la historia ¿? Así mismo, tiene el aliciente de ver a Woody Strode de indio y repitiendo la lucha de gladiadores de Espartaco que tenía contra Kirk Douglas, ahora contra Connery.

25. Brigada 21 (1951)
Precisamente Douglas protagoniza Brigada 21, la adaptación de una obra de teatro que transcurre íntegramente en una comisaría de policía neoyorquina, aunque los movimientos de cámara hacen que no llegue a parecer nunca excesivamente estática, por cortesía del siempre sólido William Wyler. El film trata temas adelantados a su época como el aborto, la homosexualidad o la cleptomanía. Eleanor Parker, guapísima como siempre, fue nominada al Oscar. También Lee Grant como secundaria, aunque su papel es flojo y ella lo hace bastante mal.


26. Justa venganza (1948)
Como otros directores del western de los años '50, Anthony Mann se fogueó primero en el noir en los ‘40. Y como siempre, la venganza es el leiv motiv que mueve a su protagonista, en este caso el olvidado Dennis O’Keefe, como un tipo que se escapa de la cárcel y busca vengarse de su antiguo jefe -Raymond Burr-. La película está narrada por el personaje de Claire Trevor, novia oficial del prota pero que ve cómo este prefiere a una abogada mucho más joven y guapa. Aunque a la Trevor aquí parece que se le hubieran pasado todos los trenes de la vida, al menos en ese 1948 ganó el Oscar como mejor actriz secundaria por Cayo Largo.

Una película desarrollada en tiempo real que demuestra la pericia de Robert Wise como montador, al lograr encajar su historia entre las 21:05 y las 22:17 que marca los dos relojes del principio y el final de su historia. La trastienda del boxeo, los tongos, púgiles orgullosos a los que se le ha pasado su mejor época -un excelente Robert Ryan-… estamos ante una de las cintas favoritas de Martin Scorsese, que aprovechó Toro salvaje para incluir varios homenajes a este film de Wise.

28. Searching (2018)
Toma nota, Nacho Vigalondo: así tenía que haber sido Open Windows y no el desastre final que fue. Y es que Searching tiene la originalidad de ser una película narrada exclusivamente desde la pantalla de un portátil, en la que un viudo tratará de encontrar a su hija desaparecida con la ayuda de la policía, pero también rastreando la huella digital de la joven por facebook, Tumblr, Snap Chat, YouCast y un montón de otros programas y aplicaciones de los que no había oído hablar nunca, pero me los apunté para trastearlos luego. El film resulta un poco tramposo en su resolución, pero hay que reconocer que aun así es bastante entretenido. Sí, ya sé que el protagonista es John Cho, el coreano de la saga de 2 colgaos muy fumaos, pero el dato engaña: esta película merece la pena.

29. Ojos en la noche (1942)
Se trata de la segunda cinta dirigida por Fred Zinnemann, en la que un detective ciego muy sagaz -Edward Arnold- y su perro guía deben desbaratar las actividades de una célula de nazis infiltrados en Nueva York. Un tema que en 1942 se ve que estaba muy de moda, como ya apuntaba A través de la noche. Lo mejor es el perro, todo un crack llamado Friday que salió en varias películas, incluida una secuela de ésta llamada The Hidden Eye (1945). Zinnemann no debió llevarse aquí muy bien con Donna Reed, ya que años después no la quería como la guapa prostituta de la que se enamora Montgomery Clift en De aquí a la eternidad; un rol para el que prefería a Julie Harris ¿? Joer, Fred, eso no habría sido nada creíble. Por una vez Harry Cohn tuvo razón en vetarte un casting. Se puede ver en YouTube.

30. Watchmen (2009)
A pesar de que la película de Zack Snyder intenta seguir al pie de la letra el mítico cómic original -menos la aburrida historia de los piratas y el final- este film no tuvo mucho éxito, y los integristas de Alan Moore y las viñetas lo desprecian profundamente. Pero la verdad es que no se me ocurre otra manera en la que podría haberse adaptado Watchmen al cine con tanta fidelidad y cuidado. Bueno, se me ocurre una: no contratando a Matthew Goode como Ozymandias y no haciendo de los protagonistas unos superhéroes con capacidades atléticas y sobrehumanas de lucha. La serie-secuela de HBO es mucho mejor, a pesar del miedo que daba que el showrunner fuera Damon Lindelof. Al final lo único malo de la serie -si se salvaba el escollo de los dos primeros episodios- era tener que seguir soportando a la malhablada y verdulera de Regina King.

No me enteré muy bien de la trama, John Le Carré es lo que tiene, prefiero a Frederick Forsyth. Eso sí, tenía una buena fotografía en blanco y negro con profundidad de campo de Oswald Morris, que le daba un cierto aspecto documental. También se notaba la tensión sexual -resuelta hace años- entre Richard Burton y Claire Bloom, antiguos amantes en sus años primerizos, aunque Elizabeth Taylor estuviera revoloteando por allí durante el rodaje -que fue en Irlanda- y volviera loco a todo el mundo con sus caprichos.


La primera película de James Bond sorprende por la poca acción que tiene. No sé cómo se convirtió en una franquicia, ya que en el fondo como película no es muy buena, se hace incluso larga. La verdad es que el Bond de Sean Connery en estos primeros años era políticamente muy incorrecto si lo miramos con los ojos actuales. Por ejemplo, le dice a un marino negro -que le estaba ayudando a encontrar la guarida del Doctor No- que haga el favor de llevarle los zapatos, mientras coge todo el rato de la mano a Linda-Honey -Ursula Andress- y le da continuamente órdenes como si ésta fuera retrasada, y no supiera hacer nada por sí sola.


33. Gardenia azul (1953)
Entretenido film noir de Fritz Lang sobre una telefonista -Anne Baxter- que, al ver cómo su novio soldado corta con ella por carta, decide citarse por despecho con un dibujante playboy, que en realidad quería salir con una amiga suya. Este, sin muchos escrúpulos, la emborracha y la lleva a su casa con intenciones obvias, pero ella se resiste y le golpea en la cabeza con un atizador. A la mañana siguiente se levanta con resaca en su casa y todo el mundo busca a la asesina del dibujante, que ha muerto. Un periodista -Richard Conte- intentará ayudar a la muchacha y se enamora de ella y tal. Raymond Burr repite aquí su habitual papel de rijoso, y el doblaje es gallego, con Richard Conte hablando con voz de locutor de documentales del canal historia, se hace raro raro raro.

34. Slow West (2015)
Western rodado en Nueva Zelanda -junto con Rumanía, la nueva Almería- que a veces parece que vaya a caer en la trampa de Terrence Malick y pasarse de contemplativo, en plan ¿a qué huelen las nubes en la pradera? pero gracias a Dios no llega a hacerlo del todo. Al final descubres que la película era la historia de un pagafantas -Kodi Smit-McPhee- que recorre medio mundo al estar muy in love con una chica -muy guapa, Caren Pistorius-, que era en realidad una forajida cotizada que pasaba bastante de él. Michael Fassbender resulta un poco molesto con su pose de pistolero experto, sobrado y de vuelta de todo. No por casualidad era el productor.


La segunda película de la franquicia de 007 tenía más presupuesto y se nota, si bien el Orient Express parece a veces un cercanías antes que el tren más lujoso del mundo. También hay más acción, aunque los gadgets de la maleta de Q dan vergüenza ajena, se los regalas hoy a un adolescente y te escupe en la cara. Tampoco queda muy políticamente correcto cuando Bond-Connery abofetea a la chica -Daniela Bianchi- porque le ha mentido. Y ahora entiendo lo de la persecución de las lanchas motoras en Venecia de Indiana Jones y la última cruzada: era un homenaje de Spielberg a este film. Por cierto, Steven también fichó a Robert Shaw en Tiburón tras recordar que salía aquí. ¡Hala! Ya puedo decir que he visto todos los films de la franquicia James Bond, a falta de que estrenen algún día Sin tiempo para morir.

36. Colt 45 (1950) 
Se hace larga y eso que dura 76 minutos. Zachary Scott patético, malo de opereta. Debió nacer antes y campar a sus anchas en el cine mudo, donde gestos tan histriónicos como los suyos eran la norma. Ian MacDonald deshonra High Noon con su papel aquí -también llamado Miller-, como el segundo pelota del malo que le abofetea cuando se cansa de darle órdenes. Para hacerlo todavía peor, muere de forma patética, abatido tras una puerta por las balas de su jefe y bizqueando ridículamente como un desgra. Lloyd Bridges tampoco se libra, encima lo matan en off. Su viuda Ruth Roman se enamora en cero coma de Randolph Scott, al que acababa de conocer. Sorprendentemente los indios son los buenos, toda una novedad: Flecha rota y La puerta del diablo -también del mismo año- se llevaron los honores.

37. It (2017)
No me gustan las películas de terror y me resistía a verla, pero lo hice y al final no da tanto miedo como pensaba, a veces incluso parece Cuenta conmigo. Encontré un fallo gordo de guión en el clímax final: ¿Cómo sabía Bill que It se estaba haciendo pasar por su hermanito Georgie, aparte de porque lo ponía en el guión? Como no me he leído el libro, no lo sé, pero en la película está mal explicado; como lo del origen de It, no sé si era un ente alienígena, satán o qué. También resulta poco creíble que unos matones se amedranten porque unos críos les tiren cuatro piedras: lo normal es que, en represalia, les reventasen la cabeza allí mismo a todos. El Kiefer Sutherland de Stand By Me ni se lo hubiera pensado.

Unos indios huyen de una reserva y se dedican a asesinar a todos los blancos con los que se cruzan en su camino. Un teniente del ejército irá en su busca con la ayuda de un viejo explorador y de un indio. De este film sorprende el salvajismo con el que se refleja a los indios ya en 1972; al menos por salir de una reserva, se suponía que tendrían que estar más domesticados. Sin embargo, varios blancos prefieren suicidarse antes que caer prisioneros suyos; algo que también reflejaban los Coen en La balada de Buster Scruggs. Yo creo que al menos podrían haber hecho como la recientemente desaparecida Honor Blackman en Shalako: tragarse una pulsera y morir con el beneplácito de los pieles rojas que la iban a violar, que se paran de repente y observan dócilmente cómo se mete el colgante en la boca ¿? Poco realista, la verdad. Volviendo a La venganza de Ulzana, es entretenida pero da que pensar si Robert Aldrich no se volvió racista con los años, ya que Apache (1954) también con Burt Lancaster, era un famoso western pro-indio, y aquí como he dicho los pone de muy crueles, pues hasta decapitan a un perrito ¡sacrilegio! y se lo meten en la boca al cadáver de su dueño -¿homenaje a Shalako?- También chirría el teniente joven que interpreta Bruce Davison: ahora soy una persona cabal, ahora un racista insensible, ahora cabal otra vez… no es nada creíble. Tampoco SPOILER que a Burt Lancaster le disparen en una pierna y se niegue a montar en un carro para que le curen en el fuerte, porque está lejos y le dolería mucho: prefiere sentarse y esperar a la muerte mientras se lía un cigarro... Parecía DiCaprio al final de Titanic, dejándose morir al dar por hecho que no cabía en la tabla. Qué par de negados.

¿Dominas el átomo? Estamos ante un film de ciencia ficción mexicano de 1960 -toma ya- que supongo que le habría encantado rodar a Ed Wood. La película resulta, más que marciana, venusiana, pues de Venus es de donde vienen las dos jamonas extraterrestres -las ex misses Ana Bertha Lepe y Lorena Velázquez- que buscan hombres por la galaxia en bañador y tacones para que les hagan compañía en su planeta, habitado solamente por mujeres humanoides que hablan español con acento mexicano ¿? La originalidad es que aterrizan en un pueblo de México en lugar de en la típica urbanización USA, donde encuentran a un tipo bigotudo -Lalo González “Piporro”- que se enamora de una de ellas y le enseña lo que es el amor con un par de rancheras. El plano más descacharrante es cuando se ve a la nave orbitando alrededor de la Tierra y sobre el globo terráqueo se observan las rayas de los meridianos y los paralelos ¿? Digo yo que le podrían haber preguntado a los gringos o a los rusos si desde el espacio se veían las rayas esas. Así mismo, sale un robot de hojalata que puede teletransportarse -y que se enamora de una máquina de discos- que parece hecho por el niño que hace del hermano del Piporro para la falla de su clase. También salen por ahí unos alienígenas bastante feos -los monstruos del título- que son otros de los machos secuestrados por las venusianas en otros planetas durante su tour galáctico, rollo caravana de mujeres, y que por supuesto también hablan español menos cuando se enfrentan con los buenos -entonces sólo gruñen para dar más miedo-. Para que luego nos hagan aprender idiomas, si sólo con el castellano ya te entienden por toda la Vía Láctea. Se puede ver en YouTube.

40. El malvado Zaroff (1932) 
Creo que la vi de pequeño en La bola de cristal, que eran muy de traumatizar niños -un día pusieron Freaks de Tod Browning y se quedaron tan anchos-. Se trata de la primera versión de la clásica historia corta de Richard Connell The most dangerous game, base también de películas como Huida hacia el sol, La presa desnuda o Blanco humano de Van Damme, y hecha por el mismo equipo de King Kong, es decir, el tándem Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper. De hecho las rodaron a la vez, y comparten actores como Fay Wray y Robert Armstrong, así como muchos escenarios y decorados. Sólo dura 62 minutos, pero porque la censura les obligó a cortar un cuarto de hora de escenas muy gore para la época, con planos bastante gráficos de desmembramientos, cadáveres o mutilaciones, lo que provocó desmayos y vómitos en algunos espectadores en el preestreno. Con tanto recorte al final no da nada de miedo, y tampoco creo que el personaje de Zaroff fuese un loco: tenía sus razones, era un competidor nato. Si te gusta la caza y a tus dominios llega un adversario a tu altura como el cazador de fama mundial al que interpreta Joel McCrea, hay que retarle y jugar, joer. Se puede ver en YouTube. 

Criticoll