12 años de esclavitud y Gravity se repartieron los honores
Siete contra tres. Como si
hubieran querido homenajear la presencia de Liza Minnelli, este año se repitió
algo parecido a lo de 1972 con El padrino y Cabaret: dos
películas se repartieron la mayoría de Oscars, aunque la que perdió el de Mejor
Película dobló el número de estatuillas de la que finalmente se llevó el premio
gordo. Algo que siempre resulta extraño e incoherente, y que este año desnudó
la reticencia de la academia a premiar una cinta de ciencia-ficción sobre el
típico drama histórico de toda la vida. Y es que los ilusos que pensaban que Gravity
tenía alguna posibilidad al ver aparecer a Will Smith para entregar el último
Oscar -ey, ¿no salía en Independence
Day, Soy leyenda o ejem... After Earth?- debieron de caer luego
en la cuenta de que su presencia se debía más bien a su condición de
afroamericano.
Como maestra de ceremonias repitió la
irregular Ellen DeGeneres, que comenzó su monólogo con un viejo chiste de Billy
Crystal, al rememorar la primera y última gala que había presentado -en 2007- y
cómo las cosas no habían cambiado mucho en estos 7 años: Cate
Blanchett, Meryl Streep, Leo DiCaprio o Scorsese volvían a estar nominados, como entonces. A continuación hizo
las típicas menciones a las 18 nominaciones de Meryl, a los tropiezos de la
patosa Jennifer Lawrence -si ganas no
hace falta que subas, te llevaremos el Oscar a tu asiento- o a la parte
de su anatomía que enseñaba Jonah Hill en El lobo de Wall Street, algo
que hacía mucho tiempo que no veía en un hombre… Por cierto, las chanzas a Hill
oscurecieron a DiCaprio, que empezó a sospechar que esa no era su noche al no
ser mencionado en absoluto en los chistes -y eso que Jordan Belfort daba mucho
juego- o que tampoco lo reclamaran para el selfie;
todo lo contrario que la recién llegada Lupita Nyong'o, que parecía la mascota de la ceremonia,
constantemente nombrada o aludida por todos. Donde DeGeneres patinó fue con la
mofa al aspecto físico de Liza Minnelli -le
felicito por su imitación de Mrs Minnelli, señor-, y que levantó murmullos
de estupor en la sala. Quizá con remordimientos, después se hizo una foto con
él/ella como desagravio. Otro momento bizarro de Ellen fue cuando llamó a una
pizzería y encargó tres familiares: pero luego me fijé en que desde el momento
en que las pidió hasta que las trajeron pasaron más de 40 minutos… En algunas
pizzerías que conozco el repartidor habría tenido que dárselas gratis al
cliente por tardón, pero aquí no, esto es Hollywood; al final hasta se llevó unos
300 dólares de propina. En cuanto al famoso
selfie del récord de retweets, la DeGeneres -que en 2007 también llevaba
una cámara- dejó constancia paradójicamente de su poco arte como fotógrafa:
primero no dejaba a nadie hacer la foto, y luego la quería componer en vertical
¿¿?? Menos mal que Bradley Cooper la cogió y apretó finalmente el botón. Por
cierto, por fin descubrí quién era el que estaba al lado de Julia Roberts y no
identificaba: Channing Tatum. Y eso de que Liza Minnelli también quiso
acoplarse a la foto pero no llegó a tiempo, debía ser una leyenda urbana: un
segundo después aparecía ya sentada en su butaca, no le habría dado tiempo.
La gala estuvo dedicada a El
mago de Oz -de ahí la presencia de la hija de Judy Garland, que no acudió sólo para ser
objeto de burlas-, así como a los héroes del
cine, en general. Para ello Pink
cantó Over the Rainbow y Bette Midler
la de siempre, Wind Beneath My Wings.
Así mismo integrado en esta sección de héroes metieron el video de In Memoriam, donde se recordó a fallecidos
como James Gandolfini, Peter O’Toole, Joan Fontaine, Paul Walker, Shirley
Temple o el último de ellos, Phillip Seymour Hoffman, muy apropiadamente, muerto
de sobredosis de heroína -eh mira, Ellen, yo también sé hacer chistes
crueles-. Por cierto, que en los videos sobre héroes y superhéroes no sacaron
ninguna imagen del Will Kane-Gary Cooper de Solo ante el peligro, que en
aquella clasificación del American
Film Institute de 2003 -que la Academia parecía seguir al pie de la letra-
estaba en el 5º lugar, por detrás de Atticus Finch, Indiana Jones, James Bond,
y Rick Blaine, todos presentes en los clips, junto a otros como Rocky, el Robin
Hood de Errol Flynn, Harry Potter, Iron Man, etc. ¡Pues muy mal!
En las canciones, este fue uno de
esos años -como el de Pocahontas- que
la Disney arrambla más por nombre que por merecimiento, gracias a la canción
sin carisma de Frozen, que dejó con las manos vacías a U2 o a la festiva Happy, de Pharrell Williams, quien
revolucionó la platea con su actuación -uno de los highlights de la
noche- y que era el tema que realmente debería haber ganado.
Lo cierto es que fue una gala
bastante ágil -el imdb le da
unos honrosos 7’8 puntos-, sin demasiados parones aburridos de gente
agradeciendo a otra gente sus Oscars. De hecho, hubo momentos bastante curiosos
en los discursos, como el de la diseñadora de vestuario de El Gran Gatsby -la mujer de Baz Luhrmann- que se sacó del sujetador
la chuleta doblada con los agradecimientos, pero luego ni siquiera la abrió ¿?
; los del documental A 20 pasos de la fama, que se pusieron a cantar;
Paolo Sorrentino, que le dedicó el premio a Maradona ¿? O Jared Leto, que en un
emocionado discurso se acordó de su madre y de las de los que mandan en
Ucrania y Venezuela. A Matthew McConaughey, por su parte, se
le fue la olla y se declaró amigo de Dios y de ser su propio ídolo; como si
estuviera recitando los diálogos de True
Detective, vamos... Claro que mejor que lo que le pasó a Alfonso Cuarón al
recoger el Oscar de montaje junto a Mark Sanger: primero habló
En resumen, que al final no hubo muchas sorpresas y que todo salió más o menos como se esperaba. Al menos, señalar que por fin Steve McQueen tiene un Oscar, aunque no sea por Papillón o El coloso en llamas, y sí porque el director y productor de 12 años de esclavitud se llama igual. Sus padres debían de tener más sentido del humor del que demuestra él en sus películas.
éste y cuando le
tocaba dar las gracias al mexicano, empezó a sonar la música y ya no le dejaron
decir nada. Menos mal que era el favorito al Mejor Director y le dejaron
explayarse luego, tú... En relación a esto, reconocer un buen chiste de DeGeneres:
al presentar a la orquesta, estos se pusieron a tocar y Ellen le dijo al realizador que los cortara
de repente, para que fueran ellos para variar los que se quedaban con la
palabra en la boca.
En resumen, que al final no hubo muchas sorpresas y que todo salió más o menos como se esperaba. Al menos, señalar que por fin Steve McQueen tiene un Oscar, aunque no sea por Papillón o El coloso en llamas, y sí porque el director y productor de 12 años de esclavitud se llama igual. Sus padres debían de tener más sentido del humor del que demuestra él en sus películas.
Lo mejor: El momento Happy
de Pharrell Williams; la imitación de Bruce Dern que hizo Jim Carrey; los
emotivos discursos de Jared Leto y Lupita Nyong'o; que no ganara el corto The Voorman Problem -lo vi en Cinema Jove
y era bastante insulso-. Y que se atrevieran por fin a darle el Oscar al Mejor
Director a un hispano.
Lo peor: Que una película que se lleva siete Oscars no sea considerada
la mejor del año, o que Brad Pitt tenga que hacerse productor para poder ganar uno.
Que se olvidaran de Sara Montiel en el video de In Memoriam y de Gary Cooper en
los de los héroes de cine. Total, sólo tenía 3 personajes en la lista oficial esa
de la AFI: Will Kane, Lou Gehrig y Alvin York...
Criticoll