The Artist tuvo la última palabra
Gracias a Canal + y al P2P llevo unos años viendo la entrega de los Oscars con una semana de retraso. Aunque lo que me pierdo en emoción me lo ahorro en madrugones, cada año me da la sensación de que hay más politiqueo y menos merecimiento en los ganadores, comparados con sus ilustres predecesores del cine clásico. Y eso que muchos protagonistas de este año eran gente de toda la vida: Billy Crystal, Meryl Streep, Woody Allen, Christopher Plummer, Scorsese… incluso las dos triunfadoras -The Artist y La invención de Hugo- adoptaban la nostalgia del cine por bandera. No sé, igual es que me hago viejo.
Tras el rollo de la Alfombra Roja -que a mí me aburre bastante y sólo me interesa cuando hay algún freak dando la nota, como los directores de South Park travestidos aquella vez, o en esta Sacha Baron Cohen promocionando El Dictador-, llegó uno de los momentos más esperados en toda gala que presente Billy Crystal: el video de introducción, en el que Billy se mete en las películas nominadas e interactúa con los personajes como Pedro por su casa; sin que todavía sepa muy bien cómo rayos lo hacen. La verdad es que el video fue bueno, estuvo a la altura habitual a pesar de la presencia de pelmazos como George Clooney o Justin Bieber. Donde perdí un poco el hilo fue en la canción con las 9 nominadas, ya que la ausencia de subtítulos me hizo perderme chistes; pero debió ser gracioso porque Scorsese se río mucho. Luego ya no lo hizo tanto, aunque Hugo arramblara en los premios técnicos e incluso se llevase por delante a mis simios en los F/X.
Y hablando de videos, se echaron en falta montajes de calidad como los de antes, como aquel legendario de 1997 con la música de
Dragonheart que recogía a las ganadoras de mejor película hasta
El paciente inglés, o el de los westerns homosexuales del año del no-oscar a
Brokeback Mountain, que supongo que hizo a John Wayne revolverse lo suyo en su tumba. Tampoco el video del
Réquiem de este año fue muy brillante, ya que prácticamente prescindieron de los trozos de películas en favor de una foto por fallecido sobre fondo blanco, todo muy etéreo y minimalista pero que parecía una mala copia de lo que hacen en los Goyas -aunque a diferencia de éstos, el realizador mantuvo en cuadro toda la pantalla y no hizo
zooms in / out de vez en cuando, todo un detalle para los miles de millones de espectadores que no estábamos en el Teatro Antes Conocido Como Kodak-. Y sí, también se cumplieron aquí las previsiones: no se acordaron de ningún español y la última en aparecer fue la gran Elizabeth Taylor, como no podía ser menos.
El momento más emocionante de la noche no fue la postura tan natural de Angelina Jolie al presentar los guiones, enseñando la raja de su falda y la famosa pierna con cuenta propia en twitter -parodiada por el cachondo colega calvo de Alexander Payne-, sino cuando Christopher Plummer subió a recoger el oscar al mejor actor secundario y se convirtió en el intérprete oscarizado de mayor edad de la historia. El padre de la Honey Bunny de Pulp Fiction hizo un discurso emotivo recordando que llevaba ensayando su speech de agradecimiento desde que estaba en el vientre de su madre -sólo dos años después de la primera edición de los Oscars-, pero que a estas alturas, ay, ya lo había olvidado. Hombre, no fue como cuando Jack Palance se puso a hacer flexiones pero tuvo su punto. Lástima que su triunfo significara la derrota de Max Von Sydow, que también con 82 primaveras merecía así mismo recompensa a tan dilatada carrera -vale, salía en Dune, Druidas o Shutter Island, pero también en Evasión o victoria-. Supongo que tendrá que ponerse a la cola del honorífico a ver si se acuerdan de él antes de que sea demasiado tarde, como le pasó a Richard Widmark o a Thelma Ritter -si tuviera tanta pasta como Oprah Winfrey aún podría comprarse uno-.
En la película de animación perdieron Chico y Rita y con ello las posibilidades de que Javier Mariscal se convirtiera en el primer valenciano que ganara un Oscar, o de que Fernando Trueba declarase de nuevo su fe en Billy Wilder en el escenario; aunque éste al menos pudo ver mejor que nadie cómo Michel Hazanavicius le recogía luego el testigo por triplicado. Y todo por culpa de Rango, film en el que el equipo de Piratas del Caribe -con Gore Verbinski, Johnny Depp y Hans Zimmer a la cabeza- cambiaba el océano por el desierto pero sin mutar demasiado su espíritu paródico. Una película, por cierto, no muy para niños, porque… ¡menudos bichos más feos y desagradables que salen ahí, pardiez!
Tras los premios a la mejor actriz -Meryl I de Africa, que por fin se llevó el tercero-; actor -el francés Jean Dujardin, el de
OSS 117, flipas- y director -Michel Hazanavicius, dejando a Scorsese con su cara habitual en los Oscars- le tocó el turno a la mejor película; galardón presentado por un juvenil Tom Cruise -hay rumores de que tiene un cienciólogo de nivel cero encerrado en el sótano de su casa que envejece por él- y que, tras un apañado video ¡por fin! que mezclaba imágenes de todas las nominadas, le dio la gloria a
The Artist: la segunda película muda ganadora de la historia… 83 años después de la primera, además de ser en blanco y negro y francesa. Un hito sin precedentes y tan extraordinario –no creo que vuelva a pasar en la vida- que normal que le hayan dado a Harvey Weinstein la
Legion d'Honneur. Pues eso, que ganó
The Artist y como ya es una tradición -que para mí que empezó precisamente el año de
Chicago-, todos los actores y el director de la película triunfadora subieron al escenario para arropar al productor Thomas Langmann y hacer bulto. Un detalle que le da color a la cosa pero que esta vez no quedó muy bien en el caso de Dujardin, quien, con las manos en los bolsillos y llevando a su inseparable Uggie de la correa, daba la sensación de ser un dominguero paseando al perro que se había acercado por allí a curiosear. Mucho más hábil el movimiento de veterana de Penélope Ann Miller, poniéndose detrás de Langmann y asegurándose su minuto de gloria para que se la viera bien en los planos medios de TV. Por cierto, al final fue falso el rumor de que Tom Cruise exigió primero abrir el sobre entre bastidores
para cerciorarse de que el oscar iba para
The Artist del bajito productor galo, que más o menos debe medir lo mismo que Pablo Motos.
Y ahora lo mejor y lo peor de la gala:
Lo Mejor: Que por fin se atrevieran a darle el Oscar a una película diferente como
The Artist -aunque fuera francesa- y no a la típica cinta prefabricada y olvidable; la vis cómica de Billy Crystal, Emma Stone y las chicas de
La boda de mi mejor amiga; los panderos de Jennifer Lopez y Cameron Diaz, y la pierna de la Jolie; que Nick Nolte, George Clooney y
El árbol de la vida se marcharan de vacío; y que, aunque fuese a través de Michelle Williams, que Marilyn Monroe estuviera por fin nominada a un Oscar.
Lo Peor: La cara embalsamada de Billy Crystal; gags poco afortunados como los de las caras pensantes, el de los Focus Groups o el que se marcaron Robert Downey Jr y Gwyneth Paltrow; la ausencia de montajes memorables de películas; que no ganara los f/x El origen del planeta de los simios o que, entre susto o muerte, lo hiciera la canción de Los Muppets -Los Teleñecos de toda la vida-; que Penélope Cruz se quedara sin decir esta vez ¡Albeeeeertooo! Y que otro año no me dieran ninguno a mí, snif.
Criticoll