TODOS SOMOS ROCKY
Al final no puso ser. A los académicos
de Hollywood les pudieron los prejuicios y no consideraron al Rocky-Stallone de
Creed una propuesta suficientemente merecedora
del Oscar, como si lo de Roberto Benigni o George Chakiris nunca hubiera
sucedido. Y eso que, al principio, en la cabecera de presentación de la gala
salieron unas bolitas en las que estaba escrito
coraje, imaginación, talento, pasión, corazón... como elementos
necesarios en el cine y en las películas, y que, irónicamente, parecían aludir una
tras otra al legendario
Rocky. Un
personaje inolvidable y muy querido que ya forma parte de la historia del cine,
y cuyo reconocimiento en esta entrega de los Oscar habría supuesto todo un
detalle de la Academia para honrar su propia memoria, premiando a uno de sus
mitos 40 años después de su primera nominación en 1976; sin olvidar el sentimiento y
los matices que le confería en esta nueva entrega Sylvester Stallone: un Rocky
mentor y enfermo pero todavía
valeroso para luchar contra las adversidades, y que lograba emocionar a las
piedras.
A esos snobs que creen que el
Rocky de
Creed no era una actuación digna
de Oscar, les recomiendo que vean
A Thousand
Clowns, con Martin Balsam, oscarizado en 1965 por salir 10 minutos en todo
el film, en los que su mayor
highlight
consiste en entrar en una casa, dejar una sandía y salir.
Lo cierto es que los Oscars se
juegan a muchas bandas aparte de los méritos artísticos -que le pregunten a
Depardieu-Cyrano-, y en los mentideros de Hollywood se decía que a Stallone se
la tienen jurada desde hace años como a Lauren Bacall, Burt Reynolds o Eddie
Murphy antes que a él, y que nunca le darán la estatuilla por no considerarle un
actor y haber sido prepotente en el pasado. Pero esa supuesta animadversión de
sus compañeros de trabajo no debe ser unánime, si tenemos en cuenta las solidarias
reacciones de colegas como
Arnold
Schwarzenegger o
Michael
Rapaport, compañero de Sly en la notable
Copland y
que expresó lo
que millones de fans de Rocky sentían en ese momento por todo el mundo.
Hablemos ahora del "·*^*
Mark Rylance, doble de Claudio Ranieri y amigo de Steven Spielberg y Tom Hanks, que iba
de sobrado y no apareció en ninguna gala de entrega de premios previa. Para qué,
debió pensar, siendo el protegido de Spielberg no hacía falta hacer campaña, y acertó. Encima
en la primera escena de El puente de los
espías permite que pase lo que más odio en una película: que suene y suene un
teléfono y nadie lo coja. Pa matarlo. Deberían haberlo eliminado de la
competición en ese mismo momento. Si
hasta en las fotos del cuarteto de actores oscarizados parecía el primo tonto
de DiCaprio.
LA GALA
Empezó con Chris Rock y su vitriólico monólogo reivindicativo a favor de los intérpretes negros, que
este año no
tenían ninguna representación entre los 20 actores nominados. Espero que cuando no
haya ningún hispano o asiático armen el mismo pollo. Por cierto, que oyendo la desagradable
voz de pito de Rock en versión original, doy gracias a la Paramount por inventar
el doblaje.
El orden de entrega de categorías
querían que este año emulase a como se da en la realidad en la creación de una película:
así, primero se entregarían los guiones, origen de todo el proceso creativo cinematográfico, en la pre-preproducción del proyecto y tal. Buena idea, lo que pasa es que esto
se les olvidó bien pronto, porque el siguiente que entregaron fue uno de
interpretación, el de actriz secundaria -Alicia Vikander-, que pertenece ya a la fase de rodaje -a
no ser que inconscientemente pensaran que por
casting couch del productor, la actriz de reparto es lo siguiente más
inmediato que se ata-, y siguieron con vestuario, dirección artística, maquillaje,
montaje, sonido, etc... todos para
Mad Max a cholón, que al final ganó seis del ala. Siguiendo con este juego, el
último entregado antes del de Mejor Película tendría que haber sido el de Banda Sonora: algo impensable que sucediera así, claro, pero que tampoco hubiera
supuesto un anticlímax, sino todo lo contrario, nada menos que el momento Morricone
como colofón de la ceremonia... Así, quien viera sólo el primero y el último Oscar
de la noche pensaría que
Spotlight
había arrasado, y nada más lejos de la realidad... Desde el escandaloso robo de
El mayor espectáculo del mundo a
Solo ante el peligro, Cantando bajo la
lluvia o El hombre tranquilo en 1952, ninguna ganadora del Oscar a la Mejor
Película había obtenido sólo 2 pírricas estatuillas en total.
El video recuerdo a los fallecidos
del año estuvo acompañado por una actuación guitarra en mano de Dave Grohl, y en
él pudimos recordar a Christopher Lee, Maureen O'Hara, Alan Rickman, Lizabeth
Scott, James Horner, David Bowie, Vilmos Zsigmond, Omar Sharif o Leonard Nimoy, que fue el último en
aparecer. Personalmente, tristeza al descubrir que también se había muerto
Elmo Williams, el oscarizado montador de
Solo ante el peligro, y que hasta el 25 de noviembre de 2015 era el
ganador del Oscar vivo más longevo, con 102 años.
No fueron una sorpresa los
cantados y merecidos premios a Brie Larson y Leonardo DiCaprio, pues se habían hecho con todos los galardones de interpretación previos del año. DiCaprio no es santo de
mi devoción, pero reconozco que es buen actor, y que, a diferencia de otros que
llegaron y triunfaron a la primera -Geoffrey Rush, Eddie Redmayne, Jean Dujardin- Leo se lo ha currado y le han hecho sufrir mil y una
perrerías en la pantalla hasta poder conseguir su Oscar. Pues en
El renacido añadía unas cuantas más a la colección: ser
violado salvajemente por una osa, perder a su familia, pasar frío, hambre y
privaciones como un condenado, despeñarse por un barranco, casi ahogarse en un río o ser disparado, acuchillado
y asfixiado por el cabrón de Tom Hardy, quien, a lo tonto, salía en las dos
películas más oscarizadas del año:
Mad
Max y
El renacido.
Ojalá que los mismos prejuicios que la Academia demostró y trató de enmendar luego frente a los intérpretes
negros no los hubiera tenido con Stallone-Rocky.
Eso sí, seguro que el año que viene volverá a aparecer la escena de ¡Adriaaaaan! de
la oscarizada Rocky 1 o cualquiera de las escaleras en los montajes
históricos de películas, para tratar de emocionarnos a todos una vez más celebrando la magia del cine. Pues a eso en mi pueblo se le llama ser un hipócrita.
LO MEJOR
Que le dieran por fin un Oscar en
competición a Ennio Morricone. Aunque el hombre a sus 88 años ya no pudiera ni sostenerlo
ni andar él solo a recogerlo, más vale tarde que nunca.
Que se hayan terminado los
memes sobre los no-Oscar a DiCaprio.
Emmanuel El Chivo Lubezki, primer director de fotografía que gana 3 Oscars consecutivos
y la séptima persona de la historia de todas las categorías que lo hace en 3 años
seguidos.
Una novedad para aligerar
discursos: que aparecieran en
scroll
por debajo de la pantalla, los nombres de las personas a las que los ganadores
agradecían el premio, rollo
breaking news
de la CNN. Aunque no sé si triunfará la idea, porque muchos volvían a
nombrarlos, y les acababa sonando la música tras los reglamentados 45 segundos
de
speech. También agradaron los cartelicos virtuales esos que daban información sobre los presentadores y su relación con los Oscars, para ahorrar visitas a
imdb a la audiencia y evitarle pensar demasiado.
La gratuita aparición de C-3PO,
R2-D2 y BB-8 en el escenario: salieron sólo un minuto para saludar a John
Williams, pero da igual.
Que todos los ganadores de la
noche subieran al escenario para despedir la gala, como se hacía en los viejos
tiempos.
LO PEOR
El Rocky robo. Patricia Arquette tenía que habérselo inventado y decir
el nombre de Stallone al abrir el sobre, como hizo Jack Palance con Marisa
Tomei. ¡La Academia escupiendo sobre sí misma, Shame on You!
Que al mexicano Alejandro
González Iñárritu le metieran la música cuando estaba hablando de cosas
emocionantes, abogando por la igualdad de las razas y tal. Muy poco respeto hacia
el director que iguala el récord de John Ford y Joseph L. Mankiewicz al ganar el Oscar dos años seguidos. Con el anglosajón DiCaprio, que se tiró 3
minutos hablando, ya no se atrevieron.
Que
Spotlight, una
TV movie
sobrevalorada, sea consideraba la mejor película del año con la desfachatez de
darle sólo otro Oscar para apoyar tamaña aseveración.
Los derrotados Roger Deakins, director
de fotografía de
Sicario, Thomas
Newman, compositor de
El puente de los espías, y Diane Warren, candidata junto con Lady Gaga a la mejor canción,
que acumulan, respectivamente 13, 13 y 8 nominaciones sin premio. Al menos
Newman puede consolarse con los 9 que ganó su padre -el mítico Alfred Newman- para
la Fox.
Criticoll