Un repaso a varias películas que vi en Enero.
Otra ciudad, otra ley (1986)
Séptima y última película de Burt
Lancaster y Kirk Douglas, mucho mejor de lo esperado, en la que el director Jeff Kanew logra buenos
planos conjuntos de ambos astros: podían haber aprendido de él Michael Mann en
Heat y el Stallone de Los Mercenarios, sobre cómo rodar una escena
con dos estrellas y que se les vea bien y a la vez en el mismo plano, no
es tan difícil. Tras 30 años encarcelados, dos atracadores ancianos consiguen
la libertad condicional, pero una vez en la calle se sienten desplazados en un
mundo que ya no es el suyo, por lo que deciden volver a las andadas y asaltar
un tren. La película es una comedia amable -es de la Touchstone- que sigue el esquema del pez fuera del agua, del estilo de
Pretty Woman, El príncipe de Zamunda, Intocable, etc: introducir a un personaje
fuera de su ambiente y ver el contraste humorístico que provoca. La cinta es resultona y
contiene varios hallazgos, como que Douglas y una joven a la que inexplicablemente
se liga vayan a un club de Los Ángeles donde están tocando en directo los Red
Hot Chilli Peppers ante de ser famosos. En papeles secundarios destaca Eli
Wallach como un sicario cegato que recuerda a Rompetechos o Dana Carvey, como
el joven agente de la condicional que admira a los dos viejos, un rol que
podría haber interpretado Jim Carrey, finalista al casting para ese papel. Sí que es
verdad que no saben cómo acabarla: una patada en los huevos de
Douglas a un policía mexicano, imagen congelada y fin. No intentes
entenderlo, eran los ´80.
Horizon. Capítulo 1 (2024)
La publicitaban como La
conquista del Oeste particular de Kevin Costner, el western definitivo del
cine y resumen de toda su mítica -los ataques de los indios a colonos, los
soldados en el fuerte, las caravanas de pioneros, pistoleros, buscadores de oro,
prostitutas de saloon, etc pero el resultado deja bastante frío. El propio
Kevin Costner tarda una hora exacta en salir. Demasiado ambiciosa, demasiados
momentos bigger than life que parecen forzados, música y ralentís demasiado
machacones, demasiadas subtramas y personajes, aunque los amantes del western
disfrutemos con los paisajes y las referencias a otras películas. Tres horas de film que se pasan rápido, pero que no resultó muy rentable, pues costó 100 millones de dólares y
solo recaudó 38. Como ya se ha rodado la segunda parte al final hacen como una
especie de trailer largo de la continuación, pero mejor taparse los ojos porque es un
spoiler tras otro, qué forma de autosabotaje, Kevin. No creo que hagan nunca la 3
y la 4. En mi opinión Costner se pasó de cabezón, podría haber rodado una buena serie con Horizon
y ya está: de hecho está filmada como tal, si pensamos en el tipo de planos, la
introducción de los personajes y su desarrollo, el formato 1.85 / 1 televisivo estándar actual, etc. Así le habría salido más a cuenta sin hipotecar sus mansiones. Y es que yo creo que se hizo un lío
con el target al que iba destinada esta película: sus viejos seguidores ya no
van al cine, y la generación tiktok desde luego no iba a arrastrar sus jóvenes culos
hasta los cines para ver un western de tres horas de un señoro que ni les suena.
Ciudad en llamas (1979)
Tardío ejemplo de cine de
catástrofes setentero, cuando el género ya estaba de capa caída, aunque como
siempre su mayor activo- junto con la supuesta espectacularidad de sus F/X, hoy
superados- reside en su elenco de actores, que mezcla rostros populares de los
70 como Barry Newman, James Franciscus o Susan Clark y viejas glorias
habituales del género, como Henry Fonda -ese año también en Meteoro-,
Ava Gardner -aquí parodiando su fama de diva borracha-, o Shelley Winters -La
aventura del Poseidón-, donde también salía Leslie Nielsen como el capitán
del lujoso crucero accidentado. Hablando del gran Leslie, La película es de 1979 -un año antes de Aterriza
como puedas- y aún no había protagonizado ninguna comedia, pero
retrospectivamente desde este 2025 es imposible creerse a Leslie Nielsen en un
papel serio tras haberle visto encasillado hasta el hartazgo en las comedias spoof.
Y es que aquí hace de alcalde de una ciudad que sufre un pavoroso incendio y en
todo momento estás esperando que el fuego lo provoque él con alguna torpeza, es
imposible abstraerse de este pensamiento. De hecho el highlight de la
película es que sale gente de un hospital incendiado y Leslie los va mojando en
la puerta con una manguera uno a uno, para que puedan andar 20 metros en línea
recta por el decorado de una calle con edificios en llamas hasta llegar al otro
extremo, donde aguardan los bomberos. Creo que los ZAZ vieron esta película
y decidieron ficharlo, porque es un poco absurdo todo, la secuencia da
más risa que otra cosa. Uno espera que se equivoque y les rocíe con gasolina o
algo para completar el gag. Me pasó lo mismo con Loca, de Barbra
Streisand, donde Nielsen hace de maltratador furioso. Es verlo y reírte, no
te crees su actitud amenazante y agresiva ni harto de vino, no se puede luchar
contra el subconsciente colectivo y el recuerdo de tantos buenos momentos
vividos con sus patochadas.
Las locas locas aventuras
de Robin Hood (1993)
El hándicap de esta película es
que su mejor chiste aparece justo al principio, durante los créditos iniciales:
unos arqueros lanzan flechas de fuego que impactan en el techo de paja de unas cabañas, mientras unos campesinos tratan de apagar las llamas y se quejan a cámara de que cada vez que hacen una película de Robin Hood les queman la casa,
porque la moda de este tipo de films es incendiar cosas con flechas en los
títulos... A partir de ahí, se trata de parodiar con más o menos acierto la
película de Kevin Costner de 1991 pero también la de Robin de los bosques
de Michael Curtiz y William Knightley de 1938, sobre todo con ese Cary Elwes veterano
de La princesa prometida y que aquí parece la viva imagen de Errol Flynn
como el alegre y burlón espadachín de Sherwood. De hecho le podía haber
cogido Scorsese para su cameo de El aviador en vez de a Jude Law. Me
gustó la escena en la que Dom DeLuise imita a Marlon Brando en El
padrino, aunque recomiendo verla en versión original para captar mejor los
chistes.
Drácula, un muerto muy
contento y feliz (1995)
Siguiendo con Mel Brooks, ya
puestos me vi la última película que dirigió, hace ya 30 años, que se dice
pronto, con lo que ya solo me queda por ver suya El misterio de las doce
sillas (1970). Como en Robin Hood, aquí la jugada era parodiar una película
taquillera reciente que hubiera puesto de moda a un personaje clásico del cine,
en este caso, el Drácula de Coppola de 1992. Pero aquí no le salió tan
bien la jugada, no sólo porque Drácula, un muerto muy contento y feliz
no fuese muy brillante o tuviese chistes poco inspirados, sino porque encima se
estrenó tres años después de aquella, en 1995, cuando los efluvios del film de
Coppola ya se habían evaporado. Encima con el impacto comercial que supuso Entrevista con el vampiro (1994), otra influyente película sobre
chupasangres que también debería haber tenido su cuota de spoof aquí si
Brooks hubiese estado más ágil. Ya puestos a parodiar con fundamento, Mel lo
tenía fácil para emplear de nuevo a Cary
Elwes, que salía así mismo de secundario en la de Coppola, rollo Richard Crenna
en Hot Shots 2 riéndose de sí mismo como Trautman. En fin, lástima que
no sea muy buena para ser la última película de Mel Brooks o por suponer su reunión
con otro icono del humor spoof como Leslie Nielsen, con el que parecía condenado
a encontrarse, no sé si tras recorrer océanos de tiempo.
The Neon Demon (2016)
Otra rayada del danés Nicolas Winding
Refn, director sobrevalorado como pocos y con demasiadas ínfulas de autor, que
ahora le da por improvisar los finales de sus películas en el set, y así le
salen. Me haces una cata ciega con las tres Pushers y esta y no me creo
que las ha dirigido el mismo tipo. Hay rumores de que la CIA pone seguidas
The Neon Demon, Only God Forgives y Bronson a los prisioneros en sus
torturas en Guantánamo. William Friedkin lo caló bien.
El desconocido (2015)
Se hace larga y pesada, y eso que dura poco. A nadie
de la policía se le ocurre pedirle el DNI a Javier Gutiérrez antes de dejarle
pasar a hablar con Luis Tosar al coche, les dice que es su hermano y ya está.
Pase usted, caballero. Uno puede pensar que es un fallo garrafal de guión, de
hecho luego el guionista -quizá arrepentido- hace que el personaje de Elvira Mínguez les eche la
bronca a varios policías de por qué no verificaron su identidad con ningún
documento. Pero luego uno cae en la cuenta de que esto es España, y que esa
chapuza probablemente sucedería también en la vida real. No he visto el remake
alemán ni el de Liam Neeson, pero seguro que están mejor.
Diamante de sangre (2006)
Entretenido film del siempre sólido Edward Zwick sobre el tráfico de diamantes en África y donde Leonardo DiCaprio -nominado al Oscar- y Jennifer Connelly
mantienen una evidente tensión sexual durante toda la película que al final no se resuelve,
de hecho no se dan ni un beso. Uno puede pensar que se debe a que ella es tres
años mayor que el ya cincuentón Leo, y eso la descarta por completo de sus
preferencias asaltacunenses, acerca de no liarse con ninguna hembra mayor de 25 años.
Pero leyendo la trivia de imdb dan un dato que hace que lo veas desde otra
perspectiva, y que tiene su lógica: de su diálogo con las prostitutas
callejeras se deduce que el personaje de Leo era seropositivo, y no quería
contagiarla. Quien merecía estar nominado al Oscar como principal y no como secundario es Djimon Hounsou, el verdadero protagonista de la película. Por cierto, ¿Qué fue de Michael
Sheen? En 2006-08 estaba en todas partes y luego desapareció del mapa.
Cluedo (1985)
La vendían como una nueva Un
cadáver a los postres. Y si Eileen Brennan hubiera sido más conocida
podrían haber aprovechado que sale en las dos, pero no. Yo tenía el juego de
mesa del Cluedo -bueno, mejor dicho, un exploit llamado Misterio,
donde aparecían Drácula, Frankenstein, la momia, etc- pero nunca me atrajo
alquilar esta película en los 80 cuando veía su carátula en el videoclub, y lo
cierto es que demostré buen olfato, porque es bastante insufrible, sobre todo
al final, donde se producen hasta tres desenlaces distintos seguidos. Una
operación de marketing mediante la cual los ilusos de los productores pensaban
que así la gente iría tres veces al cine a verla ¿? sin pensar que la película
es mediocre y no valía la pena triplicar el sufrimiento por una ligera variación al
final de unos minutos, donde a nadie le importa si el asesino fue este o aquel
o cuáles eran sus motivos.
En tierra de santos y
pecadores (2023)
Neo western crepuscular ambientado
en la Irlanda de los años 70 con el conflicto del IRA de fondo como excusa para
que Liam Neeson haga lo que mejor sabe desde 2007: vengarse de los malos de
turno y patearles el culo, aquí incluso con reminiscencias de Raíces
profundas o El último pistolero. Aunque la película da lo que
promete a los fans de Neeson, también resultará atractiva para el público
adulto más random por sus bellos
paisajes irlandeses, su buena ambientación setentera y ciertas notas
costumbristas. Esto último, apoyado por el buen hacer de actores irlandeses como
Colm Meaney y Niamh Cusack y otros muchos provenientes de series top como Kerry Condon
-Breaking Bad, Better Call Saul- Ciarán Hinds -Los anillos de poder-
o Jack Gleason, al que al principio no identifiqué pero que luego caí en que era
el odioso Jeffrey Baratheon de Juego de tronos. El director es Robert
Lorentz, que ya dirigió a Liam Neeson en El protector y a su gran amigo
Clint Eastwood en Golpe de efecto, aunque quien trate de atar cabos y
vea en el reparto a un tal Desmond Eastwood se equivoca: este es otro actor
irlandés de la nueva hornada que nada tiene que ver con Clint.
El Rolls-Royce amarillo (1964)
Película de episodios independientes
con el nexo en común de un coche -sí, el Rolls-Royce amarillo del título- que va
cambiando de dueño y época a lo largo de tres sucesivas historias. La
primera está protagonizada por Rex Harrison como un lord inglés del Londres de
principios de siglo XX que lo compra recién salido del concesionario como
regalo para su esposa -Jeanne Moreau- sin saber que esta tiene un lío con un
playboy, subordinado suyo del trabajo -Edmund Purdom-. En la segunda, ambientada
en Nápoles y alrededores en 1933, el Rolls
es alquilado por un gángster norteamericano -George C. Scott- y su amiguita
-Shirley MacLaine-, aunque tras un imprevisto retorno del mafioso a USA, quienes
lo disfrutan en realidad son MacLaine y un pícaro fotógrafo italiano -Alain
Delon- del que lógicamente se enamora. El tercer episodio nos lleva a la
Yugoslavia de la 2ª Guerra Mundial, donde el viejo Rolls-Royce -que debía haber
pasado ya más veces la ITV que el Renault 9 de mi tío Jose- es sacado del taller
para prestar un último servicio en pro de una buena causa: transportar
partisanos por las escarpadas carreteras de los Balcanes en lucha contra los
nazis, mientras Ingrid Bergman y Omar Sharif se enrollan -aunque ella le sacase
17 años a él-. Curiosamente las tres historias comparten una escena de salami
-en elipsis, estamos en 1964- de la pareja de enamorados de turno en el asiento
trasero del Rolls-Royce. Y es que el mismo plano exterior del vehículo con las
ventanas empañadas de vaho nos indican que dentro se lo pasaron re bien… Yo creo
que James Cameron la homenajeó en Titanic, el plano es el mismo. La
película es amena porque cuando te empiezas a cansar de una historia esta
se acaba, y sirve de ejemplo como película típica de mediados de los 60 de un
gran estudio -la MGM- en los últimos coletazos del viejo Hollywood, con un gran
reparto de estrellas internacionales y variedad de escenarios en formato Scope,
aunque en conjunto, como siempre en este tipo de films, resulte algo acartonado
y le falte vigor: se nota que detrás de la cámara estaba un director ya anciano
como Anthony Asquith, que se retiró tras dirigir este largo. Como bien nos
recuerda la trivia de imdb, en los tres segmentos, la gran estrella se
encuentra en un escenario muy similar al de sus películas más conocidas: en la
primera, Rex Harrison acude a las carreras de caballos de Ascot, como en My
Fair Lady. En la segunda, Shirley MacLaine es la mantenida de un hombre sin
escrúpulos pero poderoso, como le sucedía en El apartamento. Y en la
tercera, Ingrid Bergman participa en la lucha clandestina contra los nazis, como
en Casablanca. Aunque teniendo en cuenta la trama de este episodio, un
ejemplo aún mejor sería ¿Por quién doblan las campanas?
A quemarropa (1967)
A quemarropa del británico
John Boorman se estrenó sólo tres años después de El Rolls-Royce amarillo,
pero parecía que había pasado un mundo, tal es el cambio de estilo y temas que
propugnaba el nuevo Hollywood, en relación al anquilosado estancamiento del viejo.
Estamos ante un film noir de culto para gente tan dispar como Tarantino, De
Palma, Spielberg, Soderberg o Mel Gibson, que hizo su propio remake en 1999 -Payback-. Point Blank fue la primera
película rodada en la prisión de Alcatraz desde que se cerró en 1963, y el hierático
Walker -Lee Marvin-, es el criminal obcecado en que la mafia le devuelva los
93.000 dolares que le adeudan; un tipo duro con recursos y determinación que recuerda a un curioso cruce entre el T-1000 de Terminator
2 y el Cañita Brava de Torrente, por aquello de me debes 5000 pesetes de
whisky y de ahí no lo sacabas. Una película en la que cuesta entrar pero que al final resulta interesante, sobre todo por las lecturas tan dispares que sugiere su inicio, como que todo sea en realidad el sueño de un moribundo.
Criticoll