miércoles, 27 de febrero de 2013

OSCARS 2012

Argo para todos

Muy repartidos. Esa es la conclusión que se extrae de la 85ª edición de los Oscars que coronó a Argo como la nueva reina de Hollywood y que vio cómo 8 de las 9 cintas candidatas a mejor película se llevaban algún premio a casa. El film de Ben Affleck hizo buenos los pronósticos y se cargó a Lincoln, la máxima favorita cuando se anunciaron las nominaciones allá por Enero, pero que se fue desinflando espectacularmente hasta el punto de que un mes después en Las Vegas ya nadie daba un dólar por ella ¿? Igual es que la vieron.

Como maestro de ceremonias debutó con éxito Seth MacFarlane, el creador de Padre de familia y de la cuerda polémica de Ricky Gervais, aunque al final no lo fue tanto y se mantuvo bastante cerca de la corrección política. Si bien empezó fuerte con sus pullas a la academia por dejar fuera a Ben Affleck en la categoría de mejor director, sus intenciones de hacer reír al pétreo Tommy Lee Jones o su conexión en directo con William Shatner-Capitán Kirk del futuro, que le advertía sobre lo que no tenía que hacer para no ser elegido el peor presentador de la historia: irreverencias como la canción We Saw Your Boobs, en la que con su vozarrón de crooner iba enumerando actrices y películas en las que se les veían las tetas, y con la que Charlize Theron o Naomi Watts fingían enfadarse. Pero no, era un montaje y grabado, llevaban otros vestidos.

Tras un buen sketch con Sally Field -en el que daban por hecho que la secundaria la ganaba Anne Hathaway, como así fue- y otro parodiando El vuelo con calcetines -impagable el plano de una lavadora dando vueltas-, Seth fue perdiendo fuelle a la vez que sus comentarios, como con su chiste malo de que a los hispanos como Pe, Bardem o Salma Hayek no se les entendía cuando hablaban, aunque eso sí, eran muy atractivos. El exceso de vocalización de la mexicana al salir a continuación demostraba que estaba picada y con razón con la observación. Al menos, MacFarlaine recuperó chispa con sus chanzas sobre la duración de la gala, un hecho que siempre da mucho juego a todos los host de turno. Éste no fue una excepción, destacando el que soltó antes de presentar el premio a las actrices, al señalar que había una de 9 años -Quvenzhané Wallis- y otra que tenía 9 cuando comenzó la gala -la francesa Emmanuelle Riva, que ese día cumplía 86-. En fin, que en mi opinión Seth resultó ser una buena elección como host en el cómputo general; y, por cierto, el tío no hizo ninguna referencia a que él mismo estaba nominado a un Oscar -el de mejor canción por Ted- y no le afectó en absoluto perderlo ante la Adele de Skyfall. Igualico que Antonia San Juan cuando presentó los Goyas, vamos.


Precisamente Skyfall fue una de las protagonistas de la noche al hacer historia y convertirse en la tercera película de la franquicia James Bond en ganar Oscars -GoldfingerOperación Trueno  recibieron uno cada una en 1964 y 1965, respectivamente-. De hecho es la primera de la saga en alcanzar 2 estatuillas gracias a la brillante canción de Adele y a los mejores efectos de sonido, compartidos ex aequo con La noche más oscura, la sexta vez en la historia de los Oscars en los que hubo un empate y dos ganadoras en la misma categoría. La Academia quiso homenajear a 007 así mismo con un video conmemorativo por sus 50 años en el cine, coronado por la aparición estelar de Shirley Bassey cantando en directo la mítica Goldfinger. Digo yo que también habría sido un buen detalle incluir a Skyfall en la decena de nominadas al Oscar, la ocasión lo merecía… Nueve es un número raro para cerrar una categoría y la película tenía calidad de sobra para no haber levantado sospechas. Bueno, al menos en 2062 puede que llamen a Adele para que interprete el tema de Skyfall en el 100 aniversario del personaje.



Otra actuación sonada fue la vuelta a la ceremonia de Barbra Streisand tras 36 años de ausencia y desencuentros varios con la Academia. La diva de Brooklyn cantó su The Way We Were y homenajeó así al desaparecido Marvin Hamlisch, el último en aparecer en el video In Memoriam a los fallecidos en 2012, entre los que se encontraban Ernest Borgnine, Tony Scott, Celeste Holm, Nora Ephron o la diseñadora de vestuario Eiko Ishioka, quien, como el Cid, habría ganado su última batalla después de muerta si Blancanieves (Mirror, Mirror) no hubiera perdido frente a la favorita Anna Karenina. Un hecho que también dejó fuera al español Paco Delgado por Los miserables.


Precisamente Lés Miserables -qué bien pronunciaban todos en francés el título original- fue otro de los referentes de la velada, como no podía ser menos en una edición cuyo tema era La música en el cine. Y es que todo el elenco de la película -Jackman, Hathaway, Crowe, Seyfried, Baron Cohen, Redmayne, etc- subió al escenario para cantar One More Day y llevarse la esperada standing ovation del público, un reconocimiento que también obtuvo pocos minutos antes Jennifer Hudson con un tema de Dreamgirls -aunque probablemente también influyó en el ánimo colectivo el recuerdo de los terribles asesinatos en su familia-. Se trataba de tres actuaciones seguidas con la excusa de celebrar los diez años del Oscar a Chicago, y que abrió Catherine Zeta-Jones con All that Jazz. Nada, que en vez de olvidar aquella afrenta al cine, va y la conmemoran…


La novedad musical fue que la orquesta no estaba físicamente en el Dolby Theater, sino en el edifico circular del Capitol Studios, en la misma acera de Hollywood Boulevard pero unas manzanas más al Sur. Así que cuando sonaba la amenazante música de Tiburón para que los premiados cortaran sus rollo-discursos en realidad los músicos lo estaban viendo por la tele…


Llegados a este punto hay que hablar de la película más oscarizada de la noche, que no fue otra que la sobrevalorada La vida de Pi con cuatro: banda sonora, efectos visuales, fotografía -para el chileno Claudio Miranda- y director; un Ang Lee que empataba así con Frank Borzage y George Stevens al ganar por segunda vez el Oscar al mejor director por una cinta que al final no lograba el de mejor película. Otra más y le iguala el récord a John Ford, que lo hizo en 3 de sus 4 Oscars. Precisamente, la estatuilla al mejor director fue el centro de la polémica este año, ya que el premio para Ang Lee tenía que haber sido en realidad para Ben Affleck, pero, es que… no estaba nominado ¿? porque, como dijo Seth McFarlaine, la academia la había cagado y lo sabía. Así pues, con Affleck fuera, ¿a qué director darle el Oscar? Los académicos tiraron por lo fácil, y para no otorgárselo a Spielberg por la densa y aburrida Lincoln -además de por la ancestral tirria que le tienen desde El color púrpura-, ni al europeo Haneke -ya tenía bastante con el de película extranjera-, ni a David O’ Russell o Benh Zeitlin -estamos de coña, ¿no?- el único que fría y objetivamente podía ganar era Ang Lee, con la coartada además de dirigir la película más oscarizada del año y de tener un prestigio por haber ganado ya la estatuilla. La standing ovation ante el taiwanés maquilló todas estas maquinaciones de pasillo, como si su Oscar fuera lo más lógico y merecido del mundo…




Otro Oscar que parece de lo más natural -volver a premiar a Quentin Tarantino por su indiscutible talento como guionista- en realidad deja las dudas de saber si lo hicieron como desagravio a Pulp Fiction -que mereció ganar todo en 1994- o porque realmente los académicos pensaban que el guión de Django desencadenado estaba a la altura del de su segunda y genial película. Y es que lo peor que le podía pasar a la carrera de Tarantino es que le dieran otro Oscar a estas alturas, cuando la autocomplacencia y la desmesura campan a sus anchas por sus películas, y sus guiones hace mucho que dejaron de ser perfectos. Al propio Django Unchained, aun siendo mejor que sus últimos films,  le sobra media hora y el final es como para abofetear a alguien. Pero bueno, en el fondo yo también sonreí complacido al ver cómo Mr Tarantino subía a por su 2º Oscar pasando de todo, con la corbata desabrochada y el Dolby Theater en pie. Un hecho que también se había producido una hora antes con el premio de secundario para Christoph Waltz, en la categoría con menos nervios de la noche: los 5 actores nominados ya habían sido oscarizados anteriormente.

En cuanto a los actores principales, Daniel Day-Lewis hizo historia al conseguir su tercera victoria como mejor actor, algo inaudito en la historia de los Oscar, ya que parecía existir una regla no escrita que limitaba a los actores principales a ganar como mucho dos veces. Pero su prestigio y la alargada sombra de Lincoln pudieron más que el hecho de que un intérprete contemporáneo superara a leyendas como Gary Cooper, Spencer Tracy o Marlon Brando. Del agradecido speech del británico sorprendió su arranque cómico al decir que Meryl Streep -que le había entregado el premio- era la primera opción de Spielberg para encarnar al venerado ex-presidente y que él en realidad iba a hacer de Margaret Thatcher. También se autolanzó una pulla al reconocer sus limitaciones en el musical al alegrarse de que Lincoln no lo fuera, recordando su fracaso en Nine. Por cierto, que Spielberg -con perpetua cara de poker, como sabiendo que nunca más va a ganar un Oscar- casi siempre lo sacaba de perfil en la peli, como en las monedas de centavo, quizá porque ahí era más acentuado el parecido. Y es que yo tengo un problema con su Lincoln: sigo viendo a Daniel Day-Lewis todo el rato con una perilla y una voz rara. Liam Neeson sí que lo habría clavado de verdad.

En la mejor actriz, todo apuntaba a priori a que Jessica Chastain y Jennifer Lawrence se disputarían el triunfo, con una ligera ventaja para la segunda según las entregas de premios previas. Pero la incertidumbre pronto quedó disipada porque desde el minuto uno de ceremonia… quedó claro que el Oscar sería de Lawrence. MacFarlane no paraba de mentarla -como en la canción de We Shaw Your Boobs, con guiño incluido a la cámara-, continuamente salían imágenes de su película -El lado bueno de las cosas tenía nominados a todos sus actores- e incluso al realizador parecían haberle chivado que ganaba ella, porque chupó bastante plano cuando se trataba de sacar recursos del público, mientras que la Chastain parecía asumir su derrota entre las sombras. Al final lo que tenía que pasar pasó y Jean Dujardin -objeto de otro cruel chiste de MacFarlane, por haber desaparecido también del mapa- anunció su nombre como ganadora del Oscar. Jennifer, para no perder la tradición de saraos anteriores -en uno perdió un tacón, en otro se le rompió el vestido…- tropezó al subir las escaleras -¡por Dior!- y se dio de bruces contra el suelo, quién sabe si objeto de algún extraño vudú de la Jessi, reafirmando el mito de la mala leche de las pelirrojas. Por cierto, me acabo de acordar de que cuando Daniel Day-Lewis ganó su primer Oscar, Jennifer Lawrence aún no había nacido...

Para la entrega del último y más importante Oscar, la academia decidió innovar y, junto con el eterno Jack Nicholson -¿alguien recuerda alguna gala en la que no haya estado?- se estableció una conexión en directo con la Casa Blanca, donde estaban Michelle Obama y un grupo de gente vestida rara haciendo bulto, dispuestos a desvelar el misterio y darle el postrero disgusto a Spielberg. La primera dama USA abrió el sobre y dio como ganadora a Argo, de Ben Affleck, que al final pudo subir al escenario junto a Grant Heslov, George Clooney y el resto de su equipo para recibir los agasajos de la academia y el público, 15 años después de aquel sorprendente Oscar como co-guionista de El indomable Will Hunting.


Para finalizar, y mientras todo el mundo corría a los bares y servicios del teatro, Seth MacFarlane y una tal Kristin Chenoweth se arrancaron con una canción-epílogo-anticlimax que seguro que no se repite, "Here's to the Losers," en la que se acordaban de la gente que no había ganado, como Bradley Cooper, Amy Adams, Joaquin Phoenix, etc. mientras a uno le daba por pensar: ¿Y cómo sabían que ésos no iban a ganar? ¿Habrá también tráfico de sobres en la Academia de Hollywood?

LO MEJOR


Que ganara la aparente sencillez de Argo y no Lincoln o La vida de Pi, cintas demasiado densas y pagadas de sí mismas. Y que lo hiciera Amor en la película extranjera.

Los números musicales, como la canción We Saw Your Boobs, la eléctrica presencia de Shirley Bassey -76 años- con Goldfinger y la Adele de Skyfall, así como el retorno de la Streisand para honrar a Hamlisch con The Way We Were.

Lo bien que administró Mark Wahlberg la sorpresa de que  hubieran 2 películas ganadoras en los efectos de sonido: primero nombró al equipo de La noche más oscura y luego, cuando éstos recogieron sus premios y se retiraron del escenario, anunció el segundo film ganador, con pausa dramática y suspense incluidos: ¡Skyfall!

Que la franquicia Bond fuera premiada con dos Oscars.

El vestido de Jennifer Lawrence, aunque le hiciera tropezar.

LO PEOR

La chapuza de la Academia al no nominar a Ben Affleck como director.

La enésima humillación a Spielberg. Por mucho que Lincoln fuese un poco ladrillo, el hombre que salvó a la industria del cine USA en los ’70 junto a Lucas no se merece estas afrentas que periódicamente recibe por parte de la Academia de Hollywood.

Que Pixar gane la película de animación hasta cuando entrega una cinta normalita como Brave. ¡Rompe Ralph! o Frankenweenie -con la posibilidad de premiar por fin a Tim Burton con un Oscar- habrían sido mejores decisiones.

El vestido de Anne Hathaway...


Que George Clooney ganara otro Oscar. Al menos estuvo calladito y no le quitó el protagonismo a Ben Affleck.

Que Jean Dujardin no dijera Je… y luego no hiciera la pausa dramática de Wahlberg al leer el sobre a la mejor actriz. La cara de las dos favoritas habría sido impagable :)


Criticoll

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