viernes, 1 de febrero de 2013

RESUMEN DE 2012 (III): LOS BIENES

Año de nieves, año de bienes. En 2012 no es que nevara mucho pero sí hubo bastantes bienes en la cosecha anual: films que coincidieron en la zona templada de la clasificación a mitad de camino de subida o bajada -según las expectativas de cada uno a priori-, pero que al menos garantizaban un rato de diversión.

Los bienes del año: Total Recall, Grupo 7, Sombras tenebrosas, Vacaciones en el infierno, Salvajes, El caballero oscuro: la leyenda renace; Prometheus, Mi semana con Marilyn, Los mercenarios 2, El Hobbit: un viaje inesperado.

TOTAL RECALL

El remake de Desafío total estaba en desventaja desde el minuto cero. Y es que con los créditos iniciales ya no oíamos la legendaria música de Jerry Goldsmith, sino una más anodina de Harry Gregson-Williams que ni de coña se la habría puesto Canal + como sintonía de los partidos de fútbol, y que ya te hacía añorar la peli de Paul Verhoeven antes incluso de ver a Colin Farrell correteando por Marte con los globos oculares a punto de estallar.

Pero es que… ¡oh, sorpresa! aquí Marte ya no salía para nada, si bien hay que reconocer que en su lugar utilizaban una idea bastante atractiva: en la distópica Tierra del futuro solo quedan dos zonas habitables: la Colonia -Australia-, donde viven los trabajadores explotados, y la Unión Federal Británica -Reino Unido-, la metrópoli donde éstos van a currar cada día en un tubo subterráneo que atraviesa el núcleo del planeta. Vaya, eso sí que es vivir en los suburbios…

A partir de ahí el resto era bastante parecido a la cinta de 1990, con Quaid -Colin Farrell- marcando músculos y sobresaltado por pesadillas en las que se ve acompañado por una morena-atlética-modosa -Jessica Biel-; o yendo a Memory Call a pesar de la negativa de su esposa Lori, que ya no es una actriz rubia -Sharon Stone- sino otra morena -Kate Beckinsale-, aunque también se siga acostando con el director de turno -Lew Wiseman-. Pues eso, que tras ver reactivada su memoria como Hauser, Quaid provoca la irrupción de los drugos del malo, uno de los villanos con el mejor nombre de la historia: Vilos Cohaagen -Bryan Cranston-, a la vez que descubre que su mujer no lo era en realidad y tal, sino otra agente de Cohaagen, Cohaagen -joer, es que mola decirlo-… A partir de ahí, muchas carreras, disparos, escenas de acción con un ojo puesto en el videojuego y la sensación final de que la peli era entretenida pero le faltaba un poco de mala leche; y que, a pesar de tanto trajín, también parecía tener el freno de mano echado para no pasarse de violenta y que no le cascaran en USA la tan temida R. Al menos, Wiseman y sus guionistas intentaban contentar a los fans del original echando mano todo el rato de guiños tontos que a mí me encantaron porque, snif, en el fondo soy un sentimental. ¡Hay un montón! yo me fijé en los siguientes antes de mirar la trivia del imdb:



-La mujer gruesa de la aduana que se quedaba “dos semanas” y que era Schwarzenegger camuflado ya no es el disfraz de Colin Farrell, pero vuelve a aparecer por allí para despistar y satisfacer a los nostálgicos.

-En lugar de Kuato tenemos a Matthias -Bill Nighy-, que no es juez de línea, sino líder rebelde y ya no tiene ningún mutante parecido a Jordi Pujol alquilado en el vientre.

-Quaid descubre que no está en un sueño -como sus enemigos le quieren hacer creer- gracias de nuevo a una secreción natural: la gota de sudor del médico en la cinta de 1990, la lágrima de Melina aquí.

A la hora de quitarse el localizador que lleva en el cuerpo, Quaid no se lo saca por la nariz como si fuera un moco, sino que lo tiene bajo la piel de la mano, es un móvil que se activa al apoyarlo en un cristal ¿?… ¿Acabaremos todos así en un salto evolutivo? ¿Cómo se recargará cuando se le acabe la batería? ¿Tendrá Whatsapp?

-La meretriz de los tres pechos también sale, esta vez con rasgos asiáticos. Para la Cómic-Con de San Diego se vistió un poco más recatada y supongo que con algún gorila incorporado para protegerla de las hordas de frikis.

-Hay un homenaje a Robocop de Verhoeven: un tipo bautiza a uno de los policías del futuro como Robopolla.

-Quaid-Colin es Tauro, como lo era Quaid-Arnold en 1990 cuando la niña mutante le adivina el horóscopo.

También me gustó el diseño del Londres futurista, tomado -o mejor dicho, saqueado- de Blade Runner, con la misma lluvia, polución, caracteres chinos por doquier, superpoblación, coches voladores o la sensación de estar en otra jungla de asfalto caótica como en el film de 1982. Por no hablar de los planos generales nocturnos tan intercambiables con aquellos de Los Angeles’ 2019, en los que se ve los edificios modernos construidos sobre el armazón de los antiguos. Una idea original de Ridley Scott, que imaginó que en el futuro sería más barato aprovechar los cimientos ya existentes a la hora de construir nuevas edificaciones que crear otros nuevos.

En cuanto a los actores, un blandito Colin Farrell no aguanta mucho la comparación con Schwarzenegger, claro que su Quaid está más serio y preocupado toda la película que lo que lo estaba el socarrón de Arnold. Mejor parada sale Kate Beckinsale, que gracias a las atenciones que le dispensa a su personaje su director y marido, consigue lucirse y chupar bastante plano, aunque yo me siga quedando con aquella Sharon Stone de 31 añitos :p. De la Melina de Jessica Biel, decir que parece sorprendente que haya conseguido una nominación al razzie, ya que se pasa la peli corriendo o disparando, no le da tiempo a interpretar ni bien ni mal. ¡Ah! y eso de tener a dos morenas como a ella y a la Beckinsale de rivales también provocaba que costase distinguirlas en las escenas de lucha -como en la del ascensor-. Es que hasta que no te fijabas en la mandíbula o los piños no sabías cuál era cuál…


SALVAJES

Con Oliver Stone me pasa lo mismo que con Tarantino: les he visto películas tan buenas en el pasado que me decepciono un poco -o un mucho, si se trata de Death Proof o Wall Street 2- cuando ahora estrenan una cinta y no llegan al nivel de calidad demostrado. En el caso de Stone, el listón lo marca J.F.K., una obra maestra del montaje a la que los años parecen no afectar, y que cada vez que la ves tienes la esperanza de que Jim Garrison acabe ganando por fin el juicio.

Aunque también cuenta con un reparto coral y exploten algunas cabezas, Salvajes está en realidad más cerca de Giro al infierno o Asesinos natos, films pertenecientes a la otra vertiente más choni y polvorienta del cine de Stone: con personajes turbios que viven la violencia sin complejos como parte natural de su existencia al margen de la ley.

En esta ocasión, el universo elegido por el autor de Platoon es el que nos muestra en sus páginas el escritor Don Winslow, es decir, el habitual microcosmos de narcos mexicanos, sicarios torturadores y forajidos gringos que ya no miran al South of the Border como a ese paraíso idealizado por Peckinpah y compañía en donde empezar una nueva vida, sino como un lugar muy peligroso y corrompido en el que si te pasas de listo no saldrás vivo.

La película cuenta la historia de Ben y Chon -Aaron Johnson y Taylor Kitsch- dos amigos que comparten todo en la vida, desde su exitoso negocio de marihuana, la pasión por el surf o la misma novia, Ophelia -Blake Lively-. Pero tras negarse a hacer negocios con un cartel mexicano -con Salma Hayek y Benicio del Toro a la cabeza-, su rutina se verá alterada al secuestrar éstos a su chica como represalia. Las ansias de venganza de nuestros amigos, la exigencia de un elevado rescate o la aparición de un agente del FBI aficionado a ser huntado -John Travolta- complicará bastante las cosas…

La película da lo que promete, es entretenida y se deja ver con fluidez, con un buen reparto en el que destaca Benicio del Toro como un temible sicario aficionado a disparar a las rodillas de sus víctimas -el reverso tenebroso de su oscarizado policía de Traffic-; o Salma Hayek, una reina de la droga mexicana que acaba teniendo más trato con su rehén rubia que con su propia hija, una hipócrita que la desprecia y sólo la quiere cuando se retrasan sus cheques.


El problema de Salvajes es que, como le sucedía hace unos párrafos a Total Recall, a veces parecía que Stone se autofrenase y no desbarrara a fondo como él sabe, alborotando un poco pero siempre dentro del sistema; algo así como el protagonista del 2º episodio de Black Mirror, 15 millones de méritos. Aceptando su etiqueta de rebelde oficial pero con miedo a pasarse de la raya con la MPAA y no encontrar financiación again si sus productores veían que no recaudaba lo esperado. ¡Pues si aún así te cascaron la R, amigo Oliver! De perdidos al Río Grande. Tampoco es muy convincente el doble y ambiguo final que se inventa para la película, muy diferente del del libro y con los que parece decirles a los de la pasta: uno para vosotros y otro para mí, y todos contentos.

Bueno, pues eso, que a ver si ahora que se acaba Breaking Bad la AMC, la HBO o alguien se decide a adaptar El poder del perro para matar el mono. Nunca mejor dicho.

Nota: calificación R - Restringido
Menores de 17 años, requiere de acompañamiento de padres o tutor adulto.
Puede contener lenguaje fuerte o muy fuerte, énfasis sexual, desnudez explícita, fuerte contenido de violencia y gore inquietante o de contenido de drogas.



VACACIONES EN EL INFIERNO

Una nueva cinta ambientada en México era Vacaciones en el infierno, otra película que seguro que no te pondría la oficina de turismo azteca en Fitur. Y es que tras ver Salvajes, Get the Gringo, Breaking Bad o leer alguna novela de Don Winlow, México parece mucho menos lindo y querido, y casi pasa a tener sólo por detrás a Corea del Norte, Somalia o Irán en tu lista de países a los que no apetece mucho ir. Un lugar donde la policía es un eslabón más de la cadena del narcotráfico y la corrupción, la vida no vale nada y el polvo, el calor y la miseria aparecen en cada rincón. Como aquí dentro de unos años, vamos. L

La película narra las peripecias de Mel Gibson como ladrón de bancos sin nombre que, tras ser detenido en la frontera -por Dean Norris nada menos, el Hank de Breaking Bad- da con sus huesos en una cárcel mexicana, “El Pueblito”, no muy parecida que digamos al hotel noruego donde vive el asesino de Utoya. Nuestro hombre tendrá que emplearse a fondo para sobrevivir y lograr escapar de semejante agujero, gobernado con puño de hierro por Javi, uno de los reclusos -el madrileño Daniel Jiménez Cacho-.

Una opinión bastante extendida en relación con esta película es que en realidad nos encontramos ante una secuela apócrifa de Payback (1999) con Gibson-Porter haciendo de las suyas ahora en una prisión de México... Lo cierto es que resulta interesante ver seguidas una y otra y comprobar las semejanzas tan curiosas que hay entre los dos personajes de Mel: la profesión de chófer, la voz en off, el estoicismo, su habilidad como carterista, sus pocos escrúpulos para conseguir dinero, fumar como un carretero, la ligera cojera, la afición por los regueros de gasolina que producen explosiones, etc. Si bien también hay algunos elementos que no casan entre ambos: el tatuaje de francotirador, que cambia de brazo -y de estamento: de la marina a la armada-; y la historia de su mujer y su mejor amigo que le engañaron, que no guarda relación con lo que sucede en la ópera prima de Brian Helgeland. Un juego cinéfilo lo bastante ambiguo como para no dejar nada claro y dar pie así a bastantes tertulias y posts en imdb.



En otro orden de cosas, y aunque tengo un gran respeto en general por el doblaje español, este es uno de esos films que es mejor verlo en versión original, porque toda la gracia de la película consiste en oír los cambios de inglés a castellano, el juego entre los personajes que sólo conocen uno u otro para ocultarse información, etc. Incluso hay una escena en la que Gibson imita a Clint Eastwood, y que en el doblaje pierde por completo la gracia. U otra al final en la que habla español un poco macarrónico, pero que se le entiende lo suficiente como para que los productores de Alatriste le ofrezcan la secuela ipso facto como lo vean.

En resumen, un resultón film de acción que demuestra que el carisma de Mel Gibson sigue intacto aunque su carrera en USA parezca sentenciada tras sus problemas legales, maritales, alcohólicos y hasta capilares. Y es que allí esta película no tuvo sitio en los cines y se estrenó directamente en DVD y en formato de pago por visión. Normal, no pretendería quitarle salas a obras maestras tan imprescindibles como Peso pesado o A todo gas 498.739.


GRUPO 7

El thriller le sigue sentando bien al cine español, ya que tras éxitos comerciales como Celda 211 o No habrá paz para los malvados -aunque a mí ésta no me gustó- Alberto Rodríguez se unió al club con Grupo 7, la historia de cuatro policías que a finales de los ’80 tratan de limpiar las calles de Sevilla ante la inminente EXPO-92. La película tiene a favor que el ritmo y el interés del espectador no decae casi en ningún momento o las logradas interpretaciones de Antonio de la Torre, Joaquín Núñez y Estefanía de los Santos; y en contra, que salga Mario Casas -y le den demasiado diálogo- o que la subtrama de los chanchullos del Grupo 7 con la Caoba y la droga decomisada no quede muy bien explicada. Pero bueno, en el cómputo general la cinta resulta bastante satisfactoria, y si existiera una enciclopedia ilustrada de frases manidas, la de “para ser española no está tan mal” llevaría una foto de esta película.


EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO

Ya es una tradición ir al cine en Navidad a ver una de Tolkien-Jackson. Bueno, yo al menos ya lo he hecho cinco veces. Lo que pasa es que de las cuatro primeras ya hace más de diez años y fue antes de las versiones extendidas, de King-Kong o de Lovely Bones, con lo que esa aureola de infalible que tenía el director de Pukerua Bay se ha perdido un poco. Por otro lado, no todos los días acude uno a una película en 3D y 48 fps, así que a ésta había que ir... aunque contemplar cosas en primer término y otras al fondo y con esa textura tan extraña y telefilmesca se hiciera raro raro raro. El hobbit 1 es correcta y recupera parte del encanto de la trilogía original, pero no vibré en ninguna escena como antaño y me pareció demasiado larga para lo que al final nos viene a contar. Y es que no sé si fue el horario -un domingo a la hora de la siesta-, que salieran tantos enanos haciendo bulto y con nombres tan extraños o qué, pero durante un momento que estaba hablando Gandalf casi me duermo, tú.

Criticoll


No hay comentarios:

Publicar un comentario