domingo, 28 de diciembre de 2014
miércoles, 30 de julio de 2014
SIN PELOS EN LA LENGUA
He leído 2 libros de memorias de
personajes relacionados con el cine. Eran muy interesantes y los acabé en
apenas unos días. Luego, pensando en ellos, llegué a la conclusión de que aunque
sus autores no podían ser más distintos, lo cierto es que tenían mucho en
común: una impresionante capacidad para recordar detalles de cosas sucedidas hace
décadas y, lo que es más importante, hablar sin pelos en la lengua -y con anécdotas
muy jugosas- sobre las celebrities
que conocieron.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgY-BhL2j7Ayx2cXINoNlr-q1OK4zP8IAAi5Dc4bm5Qz2jR14qDLbapR6zUaoWiZjlMq8tnSK81PpDwRsMq4d6Oh4udWI7mR4OOZfBHsZGlfIcjkEpLEqONkC9oqCOMvi6EbNSfuB6fnhWs/s1600/_portadaalfredograndevidauncomicogrande_e288e895.jpg)
“Landa lo cuenta todo”, promete el libro en la portada, y a fe mía
que lo hace. El añorado intérprete se aleja de lo políticamente correcto y se moja
lo suyo, criticando a diestro y siniestro a la gente que a su juicio se lo
merecía, por muy famosos que fueran. Además el recorrido que hace por su vida
es muy ameno, con un lenguaje cercano y coloquial, como si estuviera hablando con
el periodista en la barra de un bar, pero regado con un gran número de detalles
que obviamente han sido corroborados luego. Empezando por la curiosa fijación
que tuvo el número 3 en su trayectoria vital: nació el 3-3-1933, debutó en el
cine en Atraco a las 3, tuvo 3 hijos,
le dieron 3 Goyas, vivía en un 3º, falleció en 2013, etc. Por cierto, el libro que
leí era la 3ª edición, pero creo que eso no cuenta.
El padre de Alfredo era guardia civil,
y se trasladó de Pamplona -donde nació él, hijo único- a Figueres, Madrid y finalmente
San Sebastián, lugar en el que Landa solía jugar al fútbol de adolescente con
Elías Querejeta, o donde descubrió su pasión por la actuación tras salir en una
obra de teatro del instituto. Tras la muerte de su progenitor en 1950, nuestro
héroe entró a trabajar en una oficina mientras mataba el gusanillo de la interpretación
en el TEU, el teatro universitario franquista, donde conoció a su mujer y se
curtió en las tablas. Luego abandonó la carrera de Derecho y convenció a su
madre para que le dejara probar fortuna en Madrid persiguiendo su sueño de ser
actor. Los principios allí fueron duros, y Alfredo sólo pudo encontrar hueco
como actor de doblaje, profesión que también seguiría, por cierto, un amigo
suyo del cole de Figueras, Arsenio Corsellas -famosa voz barcelonesa de Burt
Lancaster o Sean Connery-. La anécdota más famosa que cuenta Landa de su etapa
en el doblaje madrileño es que prestó su voz anónimamente a Cantinflas en La vuelta al mundo en 80 días, para
algunos diálogos que el humorista mexicano se había dejado por doblar.
Pero sin duda el núcleo duro del
libro es la relación de Alfredo Landa con el teatro y el cine, sus dos grandes amores
y que también proveen las páginas más suculentas de chismorreos. Y es que
Alfredo recuerda con memoria de elefante las obras teatrales de la capital en
las que fue metiendo cabeza poco a poco, y cómo fue ese proceso de ir ascendiendo
en la profesión a fuerza de tesón, pasión por la actuación… pero también quiénes fueron aquellos que le
pusieron zancadillas en su camino al éxito. La lista negra de Landa es larga y
tendida, siendo los nombres más famosos los de Rafael Alonso, Manolo Gómez Bur,
Tony Leblanc Juanjo Menéndez, o José Luis López Vázquez -el morito-, ya fueran por divos, egoístas, roba-escenas
a traición o mal compañeros.
Con su salto al cine a principios de los ’60 -llegaría a rodar unos 130 films- se abrió otro de sus frentes belicosos, esta vez contra los productores de películas, seres codiciosos y amorales a los que también pone de vuelta y media, haciendo especial mención en José Frade o en aquel que se convertiría en su gran enemigo y némesis: José Luis Dibildos, marido de Laura Valenzuela y que lo atrapó con mala fe en un contrato leonino y esclavizante durante casi 3 años… hasta que un buen día Alfredo se hartó y le metió una de esas broncas que también -y tan bien- daba en la pantalla, y con la que Dibildos se ve que se achantó y le rescindió el contrato. En este sentido, es gracioso eso que dice Landa que pensó en enviarle al productor una cabeza de caballo a su cama como en El padrino, pero que al final desistió, porque, conociendo al personaje, se la habría colgado en la pared…
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgi9dQsZ_x0nupf6cm17__lDAFGXDaXZm8Ystc2vp2rzS6K8jLsX5M-dcsIWNtcsKfpqYabJXTas0or31s90tgFKJ-_EvqZNZaD8DnvdOO5seDHxoLbKHLF61Cn30Nd1mg3LxQBID96hqXF/s1600/07-no-desearas-al-vecino_ampliacion.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-f-s7yhSYGkNTjyTkirhHbZ_6bglkIbX7BvmyY7aRNtJ3VSDY2_0dqVLyDV5Ad7FsNGQ7kuVg6hJwAxDbzXSZJIgQyaX-hHJPXRm1b5QK7MhWjD2T78mFCc2oWtjAzBLVfrqFvyjsrNIj/s1600/alfredo-lando--478x270.jpg)
De este modo, dan ganas de
revisar no sólo sus highlights como Los santos inocentes, El Crack 1 y 2, La vaquilla, o El bosque animado, sino
otras cintas como la ya mítica No
desearás al vecino del quinto -la película más taquillera de la historia
del cine español hasta Amenábar, Segura y compañía-, Los que tocan el piano -una divertida comedia sobre ladrones de
1968- o Polvos mágicos, una auténtica
bazofia pero un éxito sorprendente tras ser redoblada estilo El informal -por ejemplo, salía Frankenstein
y alguien gritaba: “mira, ha llegado
Fraga”-.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibKt9dAamPCekThgpKG_eHoGGRaS2s7ycWhxVidgx42jBuyKHFj5G-haJuZs7QVC95A6R_OEFWOZPsX-sSPqBAe2sTr2Jg4KUw9ymnBuEjHO2KFCJcERMBD3IrDIte6NDP4emxFXTc-GEy/s1600/ALFREDO+LANDA+collage.jpg)
Scotty Bowers y Lionel Friedberg
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhthaDuuB635bPSxg4Zh1C_ak7wk-6ijKADot_kpDpl083snez7E5t-TMhTaAls8VAslvFSVKaqH0CZwYc-5AjyzexJjv22H3yxRvwCv_EXYJE-_CBMFO9C7qWb-qWyfTme6rUIh_-nOpze/s1600/1510hepburn.jpg)
Ese es sólo uno de los
chismorreos que contiene Servicio completo, las memorias del
chapero y alcahuete Scotty Bowers, una de las leyendas más desconocidas del
Hollywood clásico. Bowers, nacido en Illinois en 1923, era un joven y apuesto
marine que tras luchar en la 2GM llegó a Los Ángeles en 1946 en busca de
trabajo, el cual encontró al poco en una gasolinera de Hollywood Boulevard esquina con Van Ness Avenue. Un
día pasó por allí el actor Walter Pidgeon y se lo ligó, llevándoselo a la
mansión de un amigo gay para una tarde de piscina, sol y sexo. Ese fue sólo el
primero de una larga lista de escarceos del bisexual Scotty con los ricos de Hollywood:
a partir de entonces, y demostrando una mente ciertamente empresarial, Bowers utilizó
la gasolinera como base para concertar sus propios encuentros sexuales con famosos,
y de mediar en los de otros gracias a sus recién descubiertas dotes de
alcahuete: Scotty les proporcionaba a las celebrities
jóvenes de ambos sexos con las que desfogarse, pero eso sí, sin cobrar ningún
porcentaje por concertar esas citas ajenas. Lo único que le importaba a nuestro
héroe era ver a la gente feliz; a los unos por haber echado un buen polvo, y a los
otros, por ganar un dinerillo que les venía muy bien.
Después de unos años, Bowers dejó
la gasolinera y pasó a emplearse como barman de fiestas privadas, en las que
continuó practicando y perfeccionando su negocio en la sombra. Lo cierto es que
Scotty era muy alabado no sólo por sus dotes, ejem, físicas, sino además por su
carácter afable y discreción, lo que le aseguró muchos amigos y trabajo durante
décadas en esos saraos de las mansiones de Hollywood, más allá del final feliz
que solían tener.
La lista de Bowers
Lo bueno de Scotty es que no se va por las ramas ni utiliza seudónimos para hablar de los famosos involucrados,
sino que los cita con nombres y apellidos. La lista de los amantes de ambos
sexos que tuvo es infinita, y entre los más célebres se encuentran Walter Pidgeon,
Randolph Scott, Cary Grant, Vivien Leigh, Tyrone Power, Charles Laughton, Elsa
Lanchester, Nöel Coward, Edith Piaf, los duques de Windsor, Raymond Burr, J
Edgar Hoover, Vincent Price, Cole Porter, Brian Epstein, Spencer Tracy, George
Cukor, Tennesse Williams y hasta la mujer de Harold Lloyd, en un rato en el que
éste les sacaba unas fotos en 3D a unas modelos.
Paradójicamente, y al contrario que Alfredo Landa, el en teoría poco respetable Bowers resulta la candidez hecha persona y no habla mal de nadie. Pero el hecho de que la práctica totalidad de los famosos del libro ya estén fallecidos podría llevarnos a pensar que lo que nos cuenta Servicio completo es falso, los 15 minutos de fama de un nonagenario con afán de notoriedad. Sin embargo, me da la sensación de que todo cuanto revela Scotty sucedió. No sólo porque lo refrenda el reputado escritor y guionista Gore Vidal en la contraportada -“Scotty no miente y conoció a todo el mundo”- o el mismísimo Román Gubern en la introducción, sino porque da muchos detalles de rumores que ya habían sido apuntados hace años por Kenneth Anger en Hollywood Babilonia: la especial “amistad” entre Randolph Scott y Cary Grant; la afición de James Dean por ofrecer su cuerpo como cenicero en orgías gays, la de George Cukor por los trabajos bucales -que se lo digan a John Holmes- o la de Tyrone Power por la lluvia dorada; las peleas conyugales de Charles Laughton y Elsa Lanchester por los jóvenes efebos a los que contrataban, etc. La novedad respecto a Anger es que Scotty nos proporciona información de
primera, ejem, mano, de historias nunca oídas que él mismo protagonizó. Como su noche salvaje con Vivien Leigh en casa de Cukor; las farras junto a Errol Flynn y cómo éste llegaba tan borracho a casa que no podía cumplir con la chica de turno, por lo que le tocaba a él rematar la faena mientras Errol dormía la mona; la vez que conoció a los Beatles por medio de Brian Epstein y les consiguió una mansión para huir del acoso de los fans; su semana de sexo con la cantante Edith Piaf, etc. Unas interacciones con famosos desconocidas por la Historia oficial que convierten a Scotty en el remedo salidorro de Forrest Gump.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFEiGCudUdINqQYsfNFnfmMW6Z30urBVXg03MolJ1NlZe0RLKyQeHMhsFQej0dCKtj7Z5cMHZkiOfCglE6DsZvDRHY9v25NjYXGOaz3EASRkZlaVFcBHIG3kr2ExFFmqKvMCygO-MMJsud/s1600/eoodttw_bowers.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1YjDq37Wv6kFRAgmxuzfkBbyvvonQNLQlS3E__o4-1T1Kz81R0xpvqD_bvOEzzX4f8uyjC-2CFL8PPFmRY17Vu-to0OLO8y8qEHfzPQhn5Grmo6fnh48aS_axWm60abndHZ2dQt1taVIv/s1600/full-service+ok.jpg)
Otra etapa interesante fue su colaboración
con el célebre Alfred Kinsey en la investigación sobre el comportamiento sexual
de hombres y mujeres: Bowers reunió a un grupo de amig@s suyos de los de la
gasolinera y le abrió al sexólogo de Hoboken y a su equipo un nuevo mundo de
conocimientos prácticos… mientras los blocs de notas echaban humo, supongo. En
otras ocasiones, sus servicios eran requeridos para embarazar a mujeres ricas,
con las que Scotty cumplía como un campeón con su obligación de semental y tal.
sábado, 22 de marzo de 2014
OSCARS 2013
12 años de esclavitud y Gravity se repartieron los honores
Siete contra tres. Como si
hubieran querido homenajear la presencia de Liza Minnelli, este año se repitió
algo parecido a lo de 1972 con El padrino y Cabaret: dos
películas se repartieron la mayoría de Oscars, aunque la que perdió el de Mejor
Película dobló el número de estatuillas de la que finalmente se llevó el premio
gordo. Algo que siempre resulta extraño e incoherente, y que este año desnudó
la reticencia de la academia a premiar una cinta de ciencia-ficción sobre el
típico drama histórico de toda la vida. Y es que los ilusos que pensaban que Gravity
tenía alguna posibilidad al ver aparecer a Will Smith para entregar el último
Oscar -ey, ¿no salía en Independence
Day, Soy leyenda o ejem... After Earth?- debieron de caer luego
en la cuenta de que su presencia se debía más bien a su condición de
afroamericano.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKwN7Gbur4NsAZhtK6KQSigXvrvjriXdDaEp7fKlOtSnkEE7j3_MAExik8q4RIDpY1rKTA5LLR0desNkbOuL3fhTuLI9ODOprp1xPLxmmxgcmTXneyf5HXT1QEmO6Oimh4431iwu-e2W0D/s1600/premios-oscar-2014-los-mejores-chistes-de-ellen-degeneres-1.jpg)
La gala estuvo dedicada a El
mago de Oz -de ahí la presencia de la hija de Judy Garland, que no acudió sólo para ser
objeto de burlas-, así como a los héroes del
cine, en general. Para ello Pink
cantó Over the Rainbow y Bette Midler
la de siempre, Wind Beneath My Wings.
Así mismo integrado en esta sección de héroes metieron el video de In Memoriam, donde se recordó a fallecidos
como James Gandolfini, Peter O’Toole, Joan Fontaine, Paul Walker, Shirley
Temple o el último de ellos, Phillip Seymour Hoffman, muy apropiadamente, muerto
de sobredosis de heroína -eh mira, Ellen, yo también sé hacer chistes
crueles-. Por cierto, que en los videos sobre héroes y superhéroes no sacaron
ninguna imagen del Will Kane-Gary Cooper de Solo ante el peligro, que en
aquella clasificación del American
Film Institute de 2003 -que la Academia parecía seguir al pie de la letra-
estaba en el 5º lugar, por detrás de Atticus Finch, Indiana Jones, James Bond,
y Rick Blaine, todos presentes en los clips, junto a otros como Rocky, el Robin
Hood de Errol Flynn, Harry Potter, Iron Man, etc. ¡Pues muy mal!
En las canciones, este fue uno de
esos años -como el de Pocahontas- que
la Disney arrambla más por nombre que por merecimiento, gracias a la canción
sin carisma de Frozen, que dejó con las manos vacías a U2 o a la festiva Happy, de Pharrell Williams, quien
revolucionó la platea con su actuación -uno de los highlights de la
noche- y que era el tema que realmente debería haber ganado.
Lo cierto es que fue una gala
bastante ágil -el imdb le da
unos honrosos 7’8 puntos-, sin demasiados parones aburridos de gente
agradeciendo a otra gente sus Oscars. De hecho, hubo momentos bastante curiosos
en los discursos, como el de la diseñadora de vestuario de El Gran Gatsby -la mujer de Baz Luhrmann- que se sacó del sujetador
la chuleta doblada con los agradecimientos, pero luego ni siquiera la abrió ¿?
; los del documental A 20 pasos de la fama, que se pusieron a cantar;
Paolo Sorrentino, que le dedicó el premio a Maradona ¿? O Jared Leto, que en un
emocionado discurso se acordó de su madre y de las de los que mandan en
Ucrania y Venezuela. A Matthew McConaughey, por su parte, se
le fue la olla y se declaró amigo de Dios y de ser su propio ídolo; como si
estuviera recitando los diálogos de True
Detective, vamos... Claro que mejor que lo que le pasó a Alfonso Cuarón al
recoger el Oscar de montaje junto a Mark Sanger: primero habló
éste y cuando le
tocaba dar las gracias al mexicano, empezó a sonar la música y ya no le dejaron
decir nada. Menos mal que era el favorito al Mejor Director y le dejaron
explayarse luego, tú... En relación a esto, reconocer un buen chiste de DeGeneres:
al presentar a la orquesta, estos se pusieron a tocar y Ellen le dijo al realizador que los cortara
de repente, para que fueran ellos para variar los que se quedaban con la
palabra en la boca.
En resumen, que al final no hubo muchas sorpresas y que todo salió más o menos como se esperaba. Al menos, señalar que por fin Steve McQueen tiene un Oscar, aunque no sea por Papillón o El coloso en llamas, y sí porque el director y productor de 12 años de esclavitud se llama igual. Sus padres debían de tener más sentido del humor del que demuestra él en sus películas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioFllql1RYNzSFpDwweWTGo27YRV-Bb6nr-P2F_kcFQx3DkJ4BVVgch6FBoK-DvOWWnZg3JG3YXlkm58BNtgZ9myrOfAxAWgbLCuiFf7S8iRa3E8okj02AOGMCxPdJEVHGMxZ_RuydloV3/s1600/Alfonso-Cuar%C3%B3n-director-de-Gravity.jpg)
En resumen, que al final no hubo muchas sorpresas y que todo salió más o menos como se esperaba. Al menos, señalar que por fin Steve McQueen tiene un Oscar, aunque no sea por Papillón o El coloso en llamas, y sí porque el director y productor de 12 años de esclavitud se llama igual. Sus padres debían de tener más sentido del humor del que demuestra él en sus películas.
Lo mejor: El momento Happy
de Pharrell Williams; la imitación de Bruce Dern que hizo Jim Carrey; los
emotivos discursos de Jared Leto y Lupita Nyong'o; que no ganara el corto The Voorman Problem -lo vi en Cinema Jove
y era bastante insulso-. Y que se atrevieran por fin a darle el Oscar al Mejor
Director a un hispano.
Lo peor: Que una película que se lleva siete Oscars no sea considerada
la mejor del año, o que Brad Pitt tenga que hacerse productor para poder ganar uno.
Que se olvidaran de Sara Montiel en el video de In Memoriam y de Gary Cooper en
los de los héroes de cine. Total, sólo tenía 3 personajes en la lista oficial esa
de la AFI: Will Kane, Lou Gehrig y Alvin York...
Criticoll
miércoles, 19 de febrero de 2014
Entre pillos anda el juego
LA GRAN ESTAFA
AMERICANA
David O. Russell vuelve
a demostrar aquí todas las constantes de su cine, ya sean temáticas -desenfado,
personajes peculiares en dificultades- o de estilo -primeros planos, travellings,
ralentís musicales, improvisación-... algo que parece encandilar a la Academia de
Hollywood, que por tercera vez consecutiva ha vuelto a nominarle a todo tras The Fighter y El lado bueno de las cosas. Sin embargo, y al igual que sucede con
el eunuco dorado, puede que no sea oro todo lo que reluce, ya que si rascamos
un poco en la superficie de American
Hustle quizá descubramos que tantos honores le vengan un poco grandes a la
cinta. En efecto, el film resulta simpático y posee buenas interpretaciones, sobre
todo a cargo del triángulo formado por ese Christian Bale de peinado imposible,
esa Amy Adams alérgica a los sostenes y esa Jennifer Lawrence terror de
microondas y secundaria roba escenas; pero la cinta se ve lastrada a lo largo y
ancho de su metraje por un exceso de espontaneidad e improvisación actoral,
algo habitual en el trabajo de O. Russell con su reparto, pero que aquí lleva
demasiado lejos. Y es que el ritmo interno de las escenas, los diálogos... se
ven perjudicados por un abuso constante de pausas, acciones y reacciones innecesarias
de sus intérpretes, algo que se nota -aunque no tengamos el libreto delante o no
hayamos visto la trivia de imdb- por ejemplo en el ya famoso morreo que le
planta Jennifer Lawrence a Amy Adams en los servicios. Un hecho éste el de la
espontaneidad que le resta agilidad a la trama -compadezco a su trío de montadores
acreditados, no sabrían dónde cortar- y que no le habría gustado nada a Billy
Wilder, quien siempre condenó este libertinaje para con sus guiones hasta el
punto de que fue el motivo de su salto a la dirección. O. Russell en cambio no
parece muy sofocado por esto, estando más interesado en cuidar la estética años '70 o en
sus homenajes cinéfilos -como ese gratuito baile en la disco copiado de Saturday Night Fever- que en otra cosa. Es
el espectador, en última instancia, el que ve frustradas sus expectativas de
estar ante el prometido gran film hollywoodense del año, sintiéndose al final como
el personaje de Bradley Cooper con la historia del hielo y la pesca que nunca
le acaba de contar Thorsen -Louis C.K.-.
Criticoll
El plano inicial de La
gran estafa americana ya nos avisa de los derroteros por los que deambularemos
las próximas dos horas y cuarto: Irving Rosenfeld -Christian Bale- peinándose cuidadosamente
ante el espejo con cortinilla, postizos y mucha moral para esconder su calvicie. Y
es que el engaño, la simulación o el timo están en el ADN de este film de David
O. Russell, uno de los favoritos para alzarse con el Oscar el próximo
2 de Marzo.
La película narra en
clave de sátira la historia de dos timadores de baja estofa que se ven
obligados a colaborar con el FBI para empapelar a senadores demasiado amigos de
sobornos. Las alianzas, las traiciones o los dobles juegos entre personajes
serán los protagonistas de la trama, una especie de Entre pillos anda el juego con patillas, pantalones de campana y
canciones setenteras.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhGo4El2g71z6aNqx6wJ1yGL1ntEhPqq1a2YQt-xirPrutMoJtzyNEIZrIu0HzHbt-xsKeg2J3aC33n0uk4-D5DN_7XQjDAT80XebkVyV0Q6lAA1c4zRu0CwghpdM5EhwCtXX_ui0e7OWq/s1600/02.jpg)
Criticoll
domingo, 16 de febrero de 2014
EL GRAN COLOCÓN
El Lobo de Wall Street
La quinta colaboración entre Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio
en realidad tendría que haber sido la cuarta. Y es que la pareja rumiaba El Lobo de Wall Street desde hacía siete
años, antes incluso de rodar Shutter
Island en 2010 -que por mí que se la podían haber ahorrado-.
La película es una especie de Uno de los nuestros pero en clave de comedia negra, la misma historia
de un joven ambicioso -Jordan Belfort, un yuppie real de los '80 y '90- que partiendo
de la nada consigue triunfar pero a costa de perder su alma por el camino. La cinta es divertida y nunca deja de resultar interesante, gracias al talento
de Scorsese y por la naturaleza tan atractiva y excesiva de un personaje como
Belfort, el puto amo para cualquier borregomátrix que la vea, siempre rodeado
de lujos, top models y drogas por doquier. Pero si lo piensas un poco, el film
es bastante reprobable moralmente, ya que a veces no se sabe muy bien dónde acaba la
sátira y dónde empieza la apología hacia su protagonista, que no duda en
estafar a un montón de pequeños inversores para pagarse fiestas, mansiones o
sus queridos qualuds. Por ejemplo, la
escena en la que Jordan se burla de un pobre cliente por teléfono, con sus
colegas al lado riéndole sus gestos y gracietas, es ciertamente desagradable. Una
situación que se repetirá, más matizada, en el último plano de la película, en
el que una audiencia de perdedores sin glamour
contemplan con gesto entre borreguil y admirativo a Belfort / DiCaprio, que les
vende la moto -o el boli- de que ellos también pueden ser tan winners como él y no unos pringados.
No me extraña que en el preestreno una mujer les echara la bronca al equipo de
la peli y le dijera en la cara a Scorsese que si no tenía vergüenza por haberla
rodado; quizá esa espectadora indignada fue una de las afectadas por las
acciones a centavo. Es como si aquí hubiéramos hecho una comedia sobre un
director de banco algo granujilla enriquecido tras colocar preferentes a
ancianos y parados.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3HvTWdy5_kSU3H75fPixUacpQVoHPnb_G2he8oPfUf_Ke-0pj3Y6pBueU5qK_l15IqMqpyHgjCxIU26FBfZHDolvZ4Ayd1EXy0YJlG2BNj-SQhIH_PgF1bFCAL9PiMUl2JCwQxPw-sN1D/s1600/02.jpg)
En fin, que coincido bastante con la genial crítica de Poli
Rincón: "a la película le sobra una hora, se hace larga y es muy buena, pero es
infumable y no hay quien la aguante" :)
SPOILERS
Lo mejor: Su energía, la
escena de las pastillas con retardo y el teléfono, y la de Jordan y tía Emma en
el parque, en la que oímos en off los pensamientos de los personajes -"¡joder, si me está tirando los
tejos!", mientras hablan de otras cosas, estilo Annie Hall.
Lo peor: El
pesado de Jonah Hill, su duración
excesiva y que a veces tome demasiado partido por su crápula protagonista.
Criticoll
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