¡QUE BIRDMAN MÉXICO!
El triunfo de Birdman sobre Boyhood en los Oscars 2014 nos ahorró muchos otros titulares
facilones, relacionando en esta ocasión la película de Richard Linklater con la ganadora del año pasado -12 años de esclavitud-, ya que ese fue el tiempo que se tardó en
rodar el sobrevalorado film del texano, gran derrotado de la noche. También los
escépticos -como yo- que pensaban que otro director mexicano no podría repetir
victoria tras lo de Cuarón el año pasado tuvimos que callarnos, ya que ganó Alejandro
G. Iñárritu y la racha sigue: desde 2009 que no se lleva el premio un director
USA -bueno, directora, que fue Katryn Bigelow-. Tampoco acertaron los amantes
de las reglas no escritas de los Oscars, como esa que dice que si un film no
está nominado al mejor montaje no puede ganar el de mejor película, algo que
iba a misa desde Gente corriente en
1980. Pues Birdman rompió el
maleficio y, a pesar de simular ser un plano secuencia continuo, yo sí que la
habría nominado al montaje, porque sus cortes entre secuencias estaban muy bien
disfrazados.
La ceremonia tuvo su preámbulo en
la habitual Alfombra Roja, otra vez lloviendo sobre L.A. ¿? y donde destacó ese
John Travolta ebrio arrimándose al caloret de una Scarlett Johansson poco
receptiva a sus efusivas muestras de afecto. Aunque si alguien la rompió en la
alfombra esa fue Jessica Chastain, bellísima en su nuevo rol de ejem, hermana
de Cristina Hendricks...
Ya una vez dentro del Dolby Theater,
la gala empezó con la bienvenida de Neil Patrick Harris, debutante en los Oscars
como presentador después de hacer
méritos en faenas similares en los Tonys y los Emmys. Pero, inesperadamente, y
a pesar de las buenas expectativas creadas, el médico precoz decepcionó como host y terminó demostrando que la gala
le venía algo grande. A ver, su númerito musical del principio fue aceptable -excepto
para los que no hubieran visto Perdida,
pues Anna Kendrick soltó un buen spoiler-
pero después en su soso monólogo introductorio ya se vio que la sombra de Billy
Crystal iba a ser muy alargada. Y es que
Harris fue breve y poco brillante, y tuvo que remarcar que ya había acabado su speech para que le aplaudieran, reconociendo
lastimeramente que su parlamento sí que era gracioso sobre el papel. El
problema de Neil fue que ni siquiera él confiaba en sus chistes, y cuando
soltaba uno se quedaba como asustado mirando al público, cual perrillo desvalido en busca de aprobación, y sólo reía cuando comprobaba que a
la gente sí le había gustado. Como muestra un botón: el que en teoría era su
mejor gag de la noche -la parodia de Birdman,
apareciendo en calzoncillos sobre el escenario- se malogró por la falta de un buen
punchline, un comentario gracioso que
sirviera como remate.
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Para terminar con el pobre Patrick
Harris y no ser tan duros con él -tiene cara de buen chaval y todo-, decir que
tuvo una intervención inspirada cuando le preguntó a Robert Duvall si había
visto a alguien tocar la urna y éste no le hizo ni caso, y entonces improvisó y
le dijo a Eddie Redmayne que despertara a Duvall cada 5 minutos... ésa sí fue una
buena réplica, a la altura de Crystal o Steve Martin.
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A continuación, Everything is Awesome, la jovial canción de La Lego película -muy comentada su exclusión como film animado- llevó la fiesta y el jolgorio a la gala, rollo Pharrel Williams del año pasado con Happy, y además sirvió para que se repartieran unas estatuillas del Oscar hechas de LEGO que lego dieron mucho juego, como cuando Emma Stone la mostró a cámara con penilla, como reconociendo ante el mundo que no tenía nada que hacer frente a la madre coraje de Boyhood. Una Patricia Arquette que salvó el honor de su film y que me alegré de que ganara, joer, aparte de ser lo mejor de esa película, por ser mi gran musa de los '90. Además, su discurso fue uno de los momentos álgidos de la noche, al reivindicar con acierto la igualdad de salarios para las actrices respecto de los actores. Algo muy jaleado, por otra parte, por las mileuristas Meryl Streep y Jennifer López, como luego destacó irónicamente Harris al abrir el maletín.
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La película extranjera fue por
primera vez para un film polaco: Ida,
de Pawel Pawlikowski, que subió y no le dejaron decir casi nada, le pusieron la
música enseguida. La verdad es que el director de la orquesta demostró bastante
poco tacto ante tamaño hito para Polonia: debía ser Ultrasur y estaría pensando
aquello de "es polaco el que no bote,
eh, eh". Pues para lo poco que dijo el muchacho, estuvo muy bien: que
la vida daba muchas vueltas, porque había pasado de rodar un film en blanco y
negro en un silencioso convento polaco, a estar en el epicentro ruidoso del
cine y de la atención mundial: ¡nada menos que en el escenario del Dolby
Theater la noche de los Oscars!
Tras los merecidos Oscars a los
F/X -Interstellar- y fotografía -Birdman- llegó el momento In Memoriam en
el que Meryl Streep recordó a los artistas fallecidos del año, dando paso a un
montaje algo cutre y minimalista que consistía en una foto de cada uno pasada
por el filtro ese de Photoshop que le da un aspecto de pintura al óleo. No sé,
a mí me gustaba más cuando cogían videos. Al menos así no hay excusa para
justificar omisiones de gente que se muere demasiado cerca de la fecha de la ceremonia
y es más fácil meterlos, como pasó con Louis Jourdan, desaparecido sólo unos
días antes. Junto a Jourdan desfilaron nombres como los de Mickey
Rooney, James Garner, Anita Ekberg, Virna Lisi, Gordon Willis, Richard Attenborough,
Robin Williams -no fue el último, quizá para ser políticamente correctos-, Rod
Taylor, Luise Rainer, Lauren Bacall, Eli Wallach, Gabriel García Márquez, Bob Hoskins y
Mike Nichols. Luego Jennifer Hudson cantó una canción en recuerdo.
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A quien tampoco podremos volver a
oír cantar es a Julie Andrews, a la que una defectuosa operación en las cuerdas
vocales en 1998 dejó su voz bastante maltrecha. Es por ello que la Academia
tuvo que echarle imaginación para encontrarle una sustituta en el homenaje musical
a Sonrisas y lágrimas, de la que se
cumplían 50 años de su estreno. La elegida fue Lady Gaga, quien, contra todo pronóstico, se olvidó de sus mamarrachadas
-o de los guantes rojos de fregar con los que apareció en el Photo Call- y
cumplió con nota al regalarnos una actuación sobresaliente y mimética de la voz
de la Andrews con las canciones de Rodgers & Hammerstein. Normal que la
Andrews se fundiera con ella en un sincero y emocionado abrazo después de su gran interpretación.
Todo seguido, la actriz de Mary Poppins
leyó los nominados a la mejor banda sonora, que fue para el francés Alexandre
Desplat por El Gran Hotel Budapest, quien también competía contra sí mismo por la música de Imitation Game. El film de Wes Anderson empató a la chita callando con Birdman como film más oscarizado de
la noche, al hacerse además con los galardones de vestuario, dirección
artística y maquillaje.
También volvió Eddie Murphy a los
Oscars, olvidada ya su espantada el año de Dreamgirls
- nominado como secundario, se largó a mitad porque sabía que no ganaba-, que dio
la estatuilla al mejor guión original para Birdman,
obra de Alejandro González Iñárritu y otros tres guionistas. El mexicano, muy
criticado en los Globos de Oro por no dejar hablar a ninguno de sus compañeros
premiados, aquí se cortó un poco y al menos les dejó los segundos de la basura,
aunque me dio la impresión de que tanta crítica era injusta, porque hay que ver
qué siesos que eran los otros, limitándose a enumerar los nombres de sus seres
queridos y hasta del perro.
Ya solo quedaban los cuatro
premios gordos y el encargado de anunciar el primero fue Ben Affleck, que
presentó el de mejor director quizá en desagravio cuando hace dos años ni
siquiera lo nominaron por Argo. Esto
impidió que Alfonso Cuarón le pasara el testigo a Iñárritu; demasiados
mexicanos juntos, pensaría la Academia. El director de Birdman subió al escenario por segunda vez y se acordó de la otra
mitad de la humanidad a la que todavía no le había agradecido un Oscar,
mientras su cerebro procesaba el momento en slow
motion, según dijo.
El siguiente fue el de mejor
actor, presentado por Cate Blanchett y que fue a parar fastidiosamente al Eddie
Redmayne-Stephen Hawking de La teoría del
todo. Redmaye subió al escenario como si no hubiera un mañana o no se lo esperase
¿? aún después del Bafta o el Globo de Oro... -¿cómo habría reaccionado Steve Carrell
entonces?-, tal vez poseído aún por el espíritu de Hawking, con espasmos
y caretos muy extraños de la emoción, lo que recordó a lo de Dustin Hoffman en
1988, que también hizo lo mismo cuando recogió su Oscar por Rain Man, seguir metido en el papel. Más de uno seguro que se arrepintió
entonces de haber votado a Hoffman, dirían: coño, pero si este tío es así de verdad, no estaba interpretando... Al menos Eddie se acordó de los enfermos de
ELA, como luego Julianne Moore de los que sufren Alzheimer, claro. Total, que al
final Michael Keaton se quedó injustamente sin estatuilla porque se volvió a
cumplir el tópico ese del que se burlaban en Tropic Thunder: si haces de tonto o paralítico, Oscar seguro. No
sé, deberían crear una categoría alternativa a la mejor interpretación de
enfermo patrocinada por la OMS o un algo, y no hacer estas cosas. Keaton
se merecía la estatuilla bastante más que Redmayne, que prácticamente se
limitaba a estar sentado todo el rato y a torcer la boca; eclipsado encima por el
trabajo de su compañera Felicity Jones y con la sensación al final de que su
papel era más secundario que principal.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYnmwWVN9s_6OWcu1pZ6zmJuBsX-fAEYTFeZWJPtIHq0TNamBvsIz2Rh655_oubiUYjHFZsHuIOxDtkwCQ6tMm0MiAToAsP02YcDrbm3oZeUXN3oy3hPdW6KhhAiQaffOurqNUi2mhaWpO/s1600/julianne.jpg)
Sorprendió que el Oscar a la
mejor actriz fuera el penúltimo que se daba, cuando era el más cantado de la noche. Al contrario que la veloz Cate Blanchett con los actores -casi no dio tiempo a que pusieran en pantalla el plano de los 5 nominados, galana- Matthew McConaughey intentó crear un suspense donde no lo había y se esperó lo suyo para pronunciar el nombre de la ganadora, que no era otro que el de la archifavorita Julianne Moore. La cougar pelirroja de Siempre Alice consiguió el Oscar a la cuarta y le dedicó el premio a su joven
marido con la esperanza de vivir cinco años más, como aseguran las estadísticas
que hacen los que ganan un Oscar. Esperemos que no se divorcie con el tiempo y
le pase lo mismo que a Halle Berry o Sandra Bullock, que también se centraron en
los agradecimientos en sus parejas de entonces y luego acabaron a la greña con
ellos, con efectos secundarios como no poder volver a ver los videos de sus Oscars
sin que les entre amargura. Bueno, después de todo, quizá estuvo bien lo de
mejor actriz el penúltimo, porque ya se olerían que ganaba Redmayne y prefieron
no ponerlo de anticlímax justo antes del Oscar final a Birdman.
Un premio que presentó Sean Penn con sus habituales malas
pulgas y que recompensaba por tercera vez en la noche a su director de 21 Gramos. Entonces subieron al escenario Alejandro G. -nadie decía
lo de González- Iñarritu y el resto de su equipo, como ya es costumbre en la ceremonia. El mexicano tomó la palabra al principio, pero luego quiso espantar su
fama de divo dándole la oportunidad de hablar a los otros productores, de los
cuales uno no quiso y el otro le interrumpió a traición para decir no se qué de
sus mujer y sus hijos. También se acercó al micro Michael Keaton -el vencedor
moral de la noche- para recordarle a los que no le habían votado lo buen actor
que era, al declarar poco menos que le daba igual su derrota, y que se lo
estaba pasando muy bien, snif... Iñárritu retomó la palabra al final para reivindicar
a sus compatriotas mexicanos, tanto los que estaban en México -para que consiguieran
el gobierno que se merecían-, como a los que viven en Estados Unidos -para que los tratasen con respeto-; ya que en teoría USA es el país de la inmigración
por antonomasia. Después de este conmovedor clímax hispano, Neil Patrick Harris
se contagió y se despidió de su público con un efusivo "Buenas noches everyone", que supongo que hizo despertarse a
Robert Duvall. Fin.
Lo mejor:
Jessica Chastain y
Zoe Saldana ;P
La sorpresa de Lady Gaga cantado con el mismo timbre que
Julie Andrews las canciones de Sonrisas y
lágrimas. No me imagino a Katy Perry o Miley Cyrus haciendo lo mismo.
Las Lego estatuillas de consolación. Las podían repartir
todos los años.
Lo peor:
Que se perpetúe el tópico de que si haces de paralítico,
enfermo o disminuido -y encima eres británico- tienes muchas posibilidades de
ganar el Oscar.
El caloret o la fiebre del domingo noche de John Travolta, relegado ya a ser el clown
oficial de la gala.
Los spoilers relacionados
con Perdida:
Anna Kendrick soltó uno en la canción del principio, y había otro en el clip
elegido para presentar a Rosamund Pike como mejor actriz. Menos mal que ya la había
visto...
Criticoll
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