"The Disaster Artist"
El film de Franco,
último ganador en San Sebastián, está basado en el libro The Disaster Artist: My Life Inside The Room, the Greatest Bad Movie Ever Made, obra de Greg Sestero y Tom Bissell -el primero, amigo de Tommy
Wiseau y co-protagonista del film-, que cuenta la génesis de cómo Sestero conoció a Wiseau y, sobre todo, sus experiencias durante la filmación de The Room. Los dos se hicieron amigos en un
taller de actores de San Francisco, donde Tommy le llamó la atención por su determinación y absoluta
falta de vergüenza, animando a Greg a seguirle a Los Angeles
para perseguir el sueño de ambos de triunfar en el cine…
Decía el misterioso
Wiseau -todo un personaje de edad y procedencia desconocidas- que los únicos
actores que podían interpretarle eran James Franco y Johnny Depp, y lo cierto
es que tiene su lógica. Franco ganó un Globo de Oro de TV en 2002 por encarnar
a James Dean, uno de los héroes de Wiseau y Sestero. No en vano, en The Disaster Artist les vemos yendo al cruce de la carretera cerca de Cholame donde se
mató Dean, y recordemos que una de las secuencias más hilarantes de The Room es aquella en la que Johnny
grita You`re tearing me apart, Lisa! inspirado en la famosa escena de Jim Stark en la comisaría de Rebelde sin causa. En cuanto a Depp, es fácil verle una semejanza física con Wiseau, que habría
sido uno más en su extravagante galería de caracteres, tal y como lo fue precisamente Ed Wood (1994) el más ilustre
antecedente de Wiseau como mejor-peor director; y al que Franco parece aludir
al situar la última escena de su film -la premiere de The Room- en un cine similar en donde el
Wood de Tim Burton estrenaba Plan 9 From Other Space. Si bien Burton se dejaba llevar por la poesía al mostrar
a unos espectadores apócrifamente encantados con la película, y Franco nos presenta una situación
mucho más cínica -aunque tampoco muy real acorde con lo sucedido aquel día-, con el público frenético y muerto de risa ante lo que está contemplando: un film dramático
convertido en comedia involuntaria debido a su desastrosa calidad artística.
Hay otras diferencias:
Wood tenía que camelarse a gente de lo más diversa para poder financiar sus
películas baratas, mientras que Wiseau era su propio productor y puso 6
millones de dólares de su bolsillo para hacer The Room. En qué se lo gastó y, sobre todo, cómo tenía tanto dinero
en el banco, permanece un enigma hasta hoy, aunque hay rumores de que
importaba productos procedentes de Asia, como estoo… chaquetas. Aunque
el hecho de que aquí tengan cameos los mismísimos Bryan Cranston y Bob Odenkirk de Breaking Bad puede ser un guiño de Franco
al hecho de que Tommy se hiciera rico comerciando con sustancias bien conocidas
por Walter White o Saul Goodman. Por cierto, que la fama actual de The Room es tan grande en USA, que Melanie
Griffith, Sharon Stone, Zac Efron o Judd Apatow también se apuntaron -junto con
el inevitable Seth Rogen- para hacer apariciones breves en el film.
Y es que si es verdad lo que
vemos en The Disaster Artist, el
rodaje de The Room debió de ser algo inenarrable y digno de vivirse en aquel verano de 2002, con momentos impagables como el casting de la actriz que interpretara a Lisa -la protagonista femenina-, y las absurdas pruebas de improvisación que les ordenaban a las candidatas -haz como que vas a caballo; ahora cabalgas
comiendo un cucurucho; ahora cabalgas, llaman a la puerta y abres ¿?-. Aunque las más graciosas son sin duda las que
recrean escenas de la propia The Room de
forma mimética, como la ya legendaria de I did not hit her, i did nooot! Oh, hi Mark, repetida una y otra vez hasta que a
Wiseau le sale la frase, y objeto de divertidos montajes de youtube. En este
sentido, James Franco imita a la perfección el físico y la voz de Wiseau, y
merece una nominación al Oscar, aunque al final seguro que gana Gary Oldman por recrear a otro biografiado más políticamente correcto, Winston Churchill. Un Churchill cuya célebre cita "el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo" parece estar hecha a medida, paradójicamente, de Tommy Wiseau.
Pero la película no se queda solo
en la superficie de recrear con profusión y fidelidad escenas de tan
descacharrante rodaje -en los créditos finales se muestran a la vez original y copia-, sino
que, por debajo, James Franco nos va filtrando los temas de los cuales quiere reflexionar en realidad: la amargura de descubrir que la pasión por el cine pueda estar reñida con el talento propio,
la importancia de la amistad o creer en uno mismo ante cualquier adversidad. Todo
ello mediante frases tan inspiradoras como la de Wiseau a Greg al llegar a Hollywood
-“para triunfar en Los Angeles tienes que
ser tu mejor versión, nunca tirar la toalla-“. Si bien Franco también deja
caer que hubiera una sutil atracción homosexual de Wiseau hacia su joven amigo
Greg, que, aquí, al estar interpretado por su propio hermano Dave Franco, le da una sórdida
vuelta de tuerca a la situación.
En resumen, una película muy
divertida sobre uno de los fenómenos del cine trash reciente, considerada como “la Ciudadano Kane de las películas malas”, y que provoca al espectador que, tras
ver The Disaster Artist, le entren ganas de ver The Room a continuación, para comprobar con sus propios ojos si aquello de verdad existe.
Pues como está en youtube así lo hice al salir del cine, y, no sé si porque estaré
ya curado de espanto o qué, pero la verdad es que al final no me pareció tan horrible. Porque, de acuerdo, será pretenciosa
y marciana y está muy mal interpretada, pero no es para tanto; las
transparencias de la pantalla verde dan el pego para 2003, y he visto películas mucho peores.
Por cierto, quien vaya al cine a ver The
Disaster Artist, que se espere a que terminen los títulos de crédito, pues luego hay una escena en la que sale el propio Wiseau frente a James Franco
interpretando a otro personaje y, por lo tanto, hablando consigo mismo. El
colmo ya habría sido que le hubiese dicho: Hi
Tommy, vengo del futuro y The Room se sale. Hahaha. No cambies naaaada.
Criticoll