Moonfall (2022)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhySn7MvPVr-7y7JYwg_GZzitTdqndSm8EXxEogTXta0NeaHllO4vVk0zPsk14BfvDeLVAukNxemStFZQhE3Zb-HsllF-eBysXkAeaxOh5rihMcJ26LWnfZnKebtuW7fO9AA4vMQ9kZ4NYJJBYVYdjpPH9VO6qP2kl0EIjnh2O6gHvw3od4yicuZ5x9w/w640-h320/Cri%CC%81tica-Moonfall-una-peli%CC%81cula-que-es-ma%CC%81s-de-lo-mismo-de-Roland-Emmerich-.jpg)
La premisa de esta película es una
delicia para conspiranoicos: la Luna se sale de su órbita y descubrimos que
en realidad es una construcción artificial creada hace millones de años por
alienígenas ancestrales, y habitada por una entidad rollo Skynet que amenaza con chocarla contra la Tierra. A partir de este inicio tan sugerente, la trama se
bifurcará entre las escenas de los tres astronautas enviados a la superficie
lunar a solucionar el problema -Patrick Wilson, Halle Berry y John Bradley- y las
de los pesados de sus hijos, cónyuges y demás allegados, que deben librarse de
saqueadores y maleantes en la Tierra en su lucha por ponerse a salvo en una
base militar; un escenario post-apocalíptico bastante deudor a The Walking Dead. Moonfall está repleta de escenas de destrucción made
in Roland Emmerich pero al final resulta bastante larga y previsible, porque
todos los despiertos sabemos (1) que Hollywood no va a revelar la verdad del mundo que
hay tras la matrix, y (2) quién de sus personajes la palmará: el solterón friki
al que nadie esperaba en la Tierra salvo su gato, y que estaría de más en la inevitable escena de reunión familiar del epílogo.
Veracruz (1954)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjo0g7KxxP0S6aCmcJqepOfJc3NGvEXlINNAKb0VnEyGWf732BBynNShTwMPrFvdTqDbghttsVVuKH6WzU9K0oxpgkPDXSeI9fKdVystl7wHqkvjMa6QhPfglxwvnBirzdOT6YbXbSSCgsGgrTU1pYaP0gD4LH1ej_cceAouO2dtYopajfVj2xkVZ8H0A/w640-h320/veracruz.jpg)
Mítico western de 1954 que supuso
el único encuentro en la pantalla de dos iconos, Gary Cooper y Burt Lancaster,
y, por la parte que nos toca, el de una joven y bella Sarita Montiel con la
élite de Hollywood, en un reparto que incluye también a Charles Bronson, Ernest
Borgnine, César Romero o Denise Darcel. Veracruz sólo dura 89 minutos,
pero parece más larga porque no paran de suceder cosas y hay muchos personajes,
el montaje de Alan Crosland Jr. es muy ágil. A partir de una historia de Borden Chase -autor de los westerns de Anthony Mann con James Stewart- los guionistas Roland Kibbee -Colombo- y el oscarizado James R. Webb -La conquista del
Oeste, El cabo del terror- le añadieron humor negro y una viveza a la trama
que resultó muy original para la época, con personajes bastante crápulas y
codiciosos que no paran de jugársela los unos a los otros, o con frases tan geniales
como “tenga cuidado, señor, parte del vino le cae en la boca” que le
suelta el capitán Danette -Herny Brandon- a Joe Erin -Lancaster- al verle beber
de una copa como un gañán. Gran parte del encanto de este film es el estilo de
realización tan moderno de Robert Aldrich que hace que no haya envejecido un
ápice, pues por ejemplo cuenta con 1.130 cambios de plano, algo más propio del
cine de décadas posteriores. Si bien se toman algunas licencias, pues para ir de
México D.F. a Veracruz pasan por la pirámide del Sol en Teotihuacan, que no está
de camino ni por asomo, y aparece la ametralladora Gatlin de tambor, que aún no
se había inventado en 1866.
Una película que ha sido
catalogada como el primer spaguetti western, pues sin duda Sergio Leone
debió verla varias veces y tomó nota de sus personajes y de su puesta en escena,
como en el canónico duelo final, homenajeado así mismo por Alex De la Iglesia
en Perdita Durango.
Escuadron 633 (1964)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjo2reIp3WiNDtly79HKMTRA3jXJqVFd6CUY4WbkUwZ7OpC63OoyikJuIK8uLBLPMkNN6BRtxJNKsk86ORxpQ8MX4A-HaRcs8p3HUVw4gbirxm_Ust5LnlcQfF54SHmyOAaeViOmU2fuvEluSGlAW7GXaKhL_omXEsCL860BWCDpLOjIMxIz1YOnIT7DA/w400-h225/ESCUADRON-633-3.jpg)
Esta poco conocida película
bélica inspiró a La guerra de las galaxias y Top Gun: Maverick para
el espectacular clímax de ambas cintas: el ataque aéreo de los X-Wing a la Estrella de la
Muerte y la operación destructora de misiles que Maverick y compañía han de realizar
en tiempo récord en el desfiladero, calcadas a la misión suicida que deben
efectuar -tras otro intenso entrenamiento- los aviadores británicos de la RAF en
este film, en esta ocasión en las escarpadas montañas noruegas. Toda la película está narrada por y para esa escena, por lo que lo que sucede hasta que llega -los amoríos de los personajes,
los preparativos, las fricciones entre los pilotos y sus superiores, las embestidas nazis- se hace un
poco aburrido y como que da igual. Una vez pasa la gran secuencia, parece que
hasta el guionista James Clavell perdió el interés en la historia, porque el final
es abrupto y no llegas a saber muy bien qué ocurre con los protagonistas: un Cliff Robertson recién salido de encarnar a JFK en Patrullero PT109 y George Chakiris, el Bernardo de West Side Story. La cinta está producida por
los hermanos Mirisch, los de La gran evasión, y repiten de aquella Clavell o secundarios como Angus Lennie,
pero obviamente esta no les salió tan bien. Eso sí, la música de Ron Woodwin es
pegadiza y se te queda: hace más de un mes que la vi y todavía la tarareo.
Uno de mis diez westerns
favoritos es El hombre de las pistolas de oro, adaptación de Warlock,
un tocho de 700 páginas de Oakley Hall que me leí a principios de verano. La película prescinde de la subtrama de los
mineros de la novela y se centra en los personajes de Billy Gannon -Richard
Widmark- Clay Blaisedell -Henry Fonda- y Tom Morgan -Anthony Quinn- para
reflexionar sobre el salvajismo y la civilización en el Oeste o los límites de la
ley y el orden. Una película que le sirvió a su director Edward Dmytryk -uno de
los 10 de Hollywood durante la Caza de Brujas- para justificar su cambio de
postura ante el maccartismo: aquí la banda de maleantes de la que se sale
Gannon es un trasunto del Partido Comunista, por lo que es de ley
traicionarles. La trama tiene bastante profundidad en sus personajes -como el
sheriff, que reconoce su miedo-, e incluso un nada velado subtexto homosexual del
personaje de Morgan hacia Clay, ausente en el libro.
El tigre de Esnapur / La tumba india (1959)
Díptico de Fritz Lang en su
retorno a Alemania tras su etapa norteamericana y basado en una novela de su ex
mujer Thea Von Harbou, en la que un arquitecto alemán se enfrenta a un rajá
indio por el amor de una bella bailarina. Garci y sus contertulios estaban
entusiasmados con estas dos películas, más aún que el propio Lang, que siempre
reconoció que no le habían salido muy bien -curiosamente también les pasó lo
mismo a Garci y compañía con otra de Lang, la horrible Secreto tras la puerta-. Estas dos son entretenidas, pero me ponía nervioso el ruidico de
las pisadas sobre el suelo de mármol del palacio, lo hacían con foley en el
doblaje, todas resonaban igual, parecía que llevaban tacones y acababan de
pasar la lijadora. Destaca Debra Paget -que aún vive- como Seetha la bailarina, que
debió robar muchos corazones en los espectadores de la época, sobre todo con
esa mítica danza hindú. Si hubiera abierto un Onlyfans en los '50 se habría forrado.
M, el vampiro de Düsseldorf
(1931)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTIlAgx-8cbWl73jzDF5tUS43kD8vT3CBBie3JqowIdljDQWtAF_on2oA43d7B2bj6NkzCz_ibqDSHhyjQ2MnKaI2nOZcszykPtfztfLjNuqMCHIt-bw_bmmaa2euALEfVyT5W0D2ccJ_JFDKsJgcCgDHmUYghLNe6ArHd3fMMxIoQGZrpjFkzrDNT0Q/s320/m-el-vampiro-de-dusseldorf-1-1559500208.jpg)
Otra película de Fritz Lang y uno
de sus títulos más míticos, que no había visto hasta ahora. Pero la verdad es que
me resultó decepcionante. Creo que debe su fama a su potente arranque, lleno de
tensión y suspense, en el que contemplamos el modus operandi del psicópata para
captar a una pobre niña mientras su madre la espera en casa y se va poniendo nerviosa
al ver que esta no vuelve del colegio. El montaje, la potencia visual de las
imágenes y de los objetos -como un globo enganchado en un poste eléctrico- son
muy sugestivos, como es usual en Lang. Pero pronto el guión deja de lado a
Peter Lorre y se pierde entre las peripecias del hampa y la policía por encontrar
al serial killer, cada uno por motivos distintos: la policía por apresarlo y los
maleantes para que la bofia deje de tener tanta presencia en las calles, que no
les dejan trabajar. Pues irse a Barcelona, oye. Tampoco entendí muy bien cómo
van de repente a casa de Lorre a buscar huellas, si no tenían a ningún sospechoso
que encajara en el perfil de asesino, qué potra, tú. Y la acción transcurría en
Berlín, no en Düsseldorf ¿? Ah, también vi una exploitation de M llamada
El desconocido del tercer piso, de nuevo con Lorre en un rol similar pero
rodada en 1940 en USA, bastante serie Z.
Veneciafrenia (2021)
Mala, pero tiene pinta que se lo
pasaron bien de turismo en Venecia. Al menos no fueron en Falcon y se lo
pagaron ellos. Bueno, aunque cogieron la subvención del ministerio, y luego hay
gente que solo consigue rodar una película cada cinco años. Pues Alex de la Iglesia una al año mínimo. Si luego fueran buenas y todo ya sería la hostia. No
es el caso de Veneciafrenia, probablemente la peor película de Alex. Sí,
incluso peor que Balada triste de trompeta; en esa al menos salía
Fofito.
Top Gun (1986)
La vi la noche antes de ir a ver Maverick,
para tenerla reciente, e hice bien para pillar mejor los guiños. No recordaba a
Maverick tan capullín, me caía mejor Iceman, era más profesional. Cómo se nota
que no se había estrenado aún Gran bola de fuego y Jerry Lee Lewis no
era famoso en España, en el doblaje destrozan Great Balls of Fire cuando
la tocan al piano. Pero no todo fue malo en el doblaje de Top Gun: aquí
fue la primera vez que Jordi Brau dobló a Tom Cruise, su indispensable voz en
español desde entonces, salvo excepciones como Cocktail o fuerza mayor
como La tapadera.
The Wicker Man (1973)
Una película de culto dentro de
la cinematografía británica que llevaba años queriendo ver, y que creo que debe
su fama a los desnudos de Britt Ekland, audaces para la época -aunque de
espaldas no era ella, sino una stripper doble de cuerpo-. La película tiene una
apreciable atmósfera malsana y malrollera, pero se ve lastrada por un
protagonista sin carisma -Edward Woodward- y un doblaje infame, mejor verla en
v.o. Tendría que ver The Wicked Tree, Midsommar y el remake de Nicolas Cage
para completar, pero no me apetece mucho ver ninguna. No era para
tanto, revista Empire.
Star Trek II: la ira de Khan (1982)
Otra cinta de culto, esta dentro del
universo Star Strek, pues es considerada la mejor de toda la franquicia, y que el Empire también ponía por las nubes. Pues si esta era la mejor…
mucho de su fama se debe al personaje de Khan, interpretado por Ricardo Montalbán, un malo hecho a sí mismo y con razones fundadas para vengarse del arrogante
capitán Kirk, que aquí cae muy mal y recuerda a Josep Pedrerol por su odio a
los becarios. SPOILER: muere Spock, pero de alguna manera se las arreglan para
que siga saliendo en todas las secuelas, hasta en el reboot de J.J. Abrams.
El autor (2017)
Un guión ingenioso que al final
da la sensación de que no exprime todo lo que podía haber dado de sí. Javier Gutiérrez ganó justamente el Goya al mejor actor, así como Adelfa Calvo, con quien
comparte unas escenas de desnudos bastante llamativas y a contracorriente al
mostrar sus carnes lozanas y alejadas del canon de belleza habitual, que seguro
que hicieron las delicias de Irene Montero y sus colegas del poster photosopeado de la playa.
Prim, asesinato en la calle del Turco (2014)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6_BVBzrAEAF_vIRLItBQf72dHKr7F2dKdX3kDRsPrgg-TsoZ7S_t3Et31ajESAOUaWSar22x-xGaEy-GlQ65S_OQX5nlHZpOmELRsMqZnUMtcUg8e2IGdzpmshDp96vmC9O877XUsOx-KYr2VFzu4VvsDP5wtP4KiOxlnD6KSxuOayC2JuFbKwjAKNg/s320/Prim.jpg)
TV Movie histórica dirigida por
Miguel Bardem -hijo de Juan Antonio y primo de Javier- que cuenta el asesinato
del general Prim en 1870, pocos días antes de la llegada a España del efímero rey Amadeo I de Saboya. No está muy bien explicada, si no te sabes la historia no
te enteras mucho de las intrigas de las varias facciones de personajes
enfrentados, y encima la falsean, a Prim le dispararon mortalmente desde dentro
del carruaje, su secretario Nandín sentado a su lado fue quien apretó el
gatillo, pero nada de eso sale aquí. El reparto echa bastante para atrás,
parece que fueron a hacer el casting a Inocente, inocente, está lleno de
actores que hacían de ganchos en ese programa, como Enrique Villén, Javivi o
David Pinilla, que todavía sigue en ese rol después de 30 años. Digo yo que ya
lo podían cambiar, yo me lo veo aparecer y ya sé que me la están jugando. Al
menos destaca la caracterización de Javier Godino -el malo de El secreto de
sus ojos- como Benito Pérez Galdós, clavado al retrato pintado por Sorolla
que aparecía en el billete verde de 1000 pesetas, con el que podías salir todo un
fin de semana y aún te sobraba dinero al final, snif.
Ágora (2009)
Amenábar tiene algo personal contra
la Iglesia católica: si ya la ridiculizaba en Mar adentro, ahora narra
una historia que le viene como anillo al dedo, la destrucción de la biblioteca de Alejandría en el 391 d. C. por parte de los cristianos, mostrados aquí como una secta de
sucios, feos y malolientes incultos que parecen salidos de un spaguetti-western
y que destruyen o apedrean todo lo que huela a progreso o cultura. Ya podría
haber sido un poco menos maniqueo el amigo Alejandro, pero sería como pedirle
peras al olmo. Tampoco se entiende muy bien algunos detalles de la trama, como
que el esclavo que interpreta Max Minghella apalee en la cabeza a su amo Michael
Londsale, el padre de Hipatía -Rachel Weisz-… y esta le sigue tratando bien, como
si nada. Su CGI tampoco ha envejecido muy bien, he visto renders de
arquitectura mejores.
La luz del fin del mundo
(1971)
Basada en una novela de Julio Verne ambientada en la Patagonia, en realidad se rodó en el Cabo de Creus, Cadaqués,
Jávea, la Manga del Mar Menor y Málaga, algo sorprendente, pues la acción
transcurre en una pequeña isla con un faro y no se mueven de ella en todo el rato, el plano general siempre es el mismo. Da morbo ver juntos a Kirk Douglas y Yul Brynner, enemigos íntimos desde que
Yul le quitase el Oscar al mejor actor de 1956, el año de El rey y yo contra El loco
del pelo rojo. Sale Fernando Rey un poco, pero lo matan en seguida con
saña. Y es que asombra la violencia y el salvajismo con el que se emplean los
malos, se nota que estábamos ya en los '70. El muñeco que despeñan por un
acantilado también canta un poco, pero se ve que quedaron orgullosos, lo
destacan bien grande en el póster ¿?
Hollywood (2020)
Miniserie de Netflix donde Ryan Murphy aparca su proverbial mala leche para reimaginar una historia alternativa
de Hollywood, donde un grupo de outsiders intenta triunfar en la Meca
del Cine tras la Segunda Guerra Mundial: algo así como si la cultura woke
hubiese explotado en 1947 y el colectivo LGTBI y minorías raciales -negros y
chinos, latinos no, esos como siempre marginados- se hubieran rebelado contra la
tiranía de lo políticamente correcto y los prejuicios sexuales y de raza. La
historia mezcla a personajes reales como Rock Hudson, Vivien Leigh, Anna May Wong o Henry Wilson con otros inventados, pero en realidad está bastante
inspirada en la vida de Scotty Bowers, el chapero de las estrellas, de cuya
autobiografía Servicio completo ya hablé en el blog hace algunos años.
En este sentido, destaca la interpretación de Jim Parsons como Wilson, el agente de Hudson y de otros beefcakes
como Tab Hunter o Rory Calhoun, muy comprometido en ocultar la homosexualidad
de sus jóvenes y efebos clientes para no arruinar sus carreras, pero de los que
de paso se aprovechaba sexualmente. La trama empieza bien en sus primeros
capítulos, mostrando la sordidez que se oculta en la trastienda de la Meca del
Cine, pero a partir del tercero se torna en un cuento de hadas made in Netflix bastante
maniqueo y previsible, parece el país de la piruleta donde todo les sale bien a
los personajes progresistas, que son los más inteligentes, guapos, sensibles y
talentosos, e incluso ganan el Oscar -por encima de La barrera invisible-
y el mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos no porque era año impar, que si
no también.
El imperio Romano (2016)
Tres temporadas basadas en la
vida de Julio César, Calígula y Cómodo -que aunque históricamente es el más reciente,
era el protagonista de la primera temporada-. Está en la categoría de
documental -aparecen expertos comentando a cámara- pero en realidad es una
serie de ficción, pues los hechos están dramatizados con actores, y parece que
vivieron sus vidas con un ojo puesto en Netflix, pues sus vidas siguen guiones
perfectos con golpes de efecto, peripecias o nudos de trama de manual. Si
hacemos caso a la serie, Calígula y Cómodo eran pobres chavales incomprendidos que
nunca rompieron un plato, simples plumas mecidas por el viento, como se
autodefinía el joker de Heath Ledger en El caballero oscuro: no por
casualidad, otro ser amoral que disfrutaba viendo arder el mundo. Los actores
son australianos y parece que hicieron el casting en algún gimnasio, están
todos mazaos, tú.
Arenas sangrientas (1949)
Otra película de la Segunda Guerra Mundial de John Wayne para lavar su mala conciencia por haberse escaqueado en
el reclutamiento, en realidad no es un film cualquiera, pues fue con el que el
Duke logró ser nominado por primera vez al Oscar al mejor actor -lo conseguiría
a la segunda por Valor de ley, veinte años después-. La película incurre en
todos los tópicos del género, mostrándonos a un sargento duro pero en el fondo
de buen corazón y a un grupo de marines con los que mejor no encariñarse, pues
al final palman casi todos. Tenía curiosidad de ver esta película por los
guiños que le hace Clint Eastwood en Richard Jewell y, sobre todo, en Banderas de nuestros padres, pues este film del prolífico Allan Dwan abarca en su
tramo final la batalla de Iwo Jima y el momento del izado de la bandera sobre
el monte Suribachi, que dio lugar a la mítica fotografía de Joe Rosenthal. Si
ves la película de Eastwood -centrada en las vicisitudes de los tres supervivientes
de la foto- se supone que salían bastante en Arenas sangrientas, pero lo
cierto es que ni se les ve la cara, sólo aparecen en plano general en la
recreación del izado y sabes que eran ellos sólo porque lo pone en imdb.
Los tramposos (1959)
Una película que persiste en el
imaginario colectivo por la genial escena del timo de la estampita cerca de la
estación de Atocha, en la que Tony Leblanc y Antonio Ozores le hacen el lío a
un pobre transeúnte. Vista hoy no tiene mucho más, aparte de la inevitable
moralina que hace que los protagonistas pronto abandonen la senda de la
delincuencia para trabajar en algo honrado como buenos españoles, tal y como
sus decentes novias -Conchita Velasco y Laurita Valenzuela- y la oficina de
censura exigían. La película se rodó en 1958 y está adelantada a su tiempo, en
el sentido de que se anticipa al boom del turismo de los '60 en España,
pues Leblanc y Ozores montan una agencia para pasear en bus a turistas extranjeros por lugares emblemáticos de Madrid, rollo los autobuses rojos y azules que hay
actualmente en muchas ciudades para esos menesteres.
Kartum (1966)
La última película rodada en
Ultra Panavisión 70 mm hasta Los odiosos ocho, Kartum supone otro
papel épico-histórico en la carrera de Charlton Heston, tras interpretar a
Moisés, Ben-Hur, Miguel Ángel o El Cid. En esta ocasión Chuck se ponía en la
piel del general Charles Gordon, militar británico real que pasó a la historia
por defender la capital de Sudán en 1885 del asedio de un ejército musulmán
dirigido por el fanático religioso Mohammed Ahmed el Mahdi; un Laurence Olivier
pintado de negro que hoy habría levantado polvaredas en twitter por flagrante
delito de whitewashing y blackface, encima por reincidente, pues
ya lo había hecho en Otelo un año antes. Otro caballo de batalla -nunca
mejor dicho- de esta película en las redes sociales habría sido el del maltrato
animal, pues cerca de cien equinos murieron o fueron heridos durante el rodaje.
Kartum entretiene e ilustra sobre el colonialismo africano del XIX, pero
no resulta tan espectacular como se presuponía, quizá por la parte que le tocaba al director Basil Dearden, un veterano artesano que no supo aportar mucha
brillantez a la puesta en escena, a pesar de los mimbres con los que contaba. Heston
ya se lo olía y sugirió a los productores que contrataran a Carol Reed, Ken
Hughes, Guy Hamilton o, ya puestos, a David Lean.
Larga es la noche (1947)
Esta película, una de las
favoritas de Polanski, fue una especie de ensayo de El tercer hombre para
Carol Reed, por la idéntica atmósfera opresiva y nocturna que envuelve a su acorralado
protagonista, con similar fotografía en blanco y negro de Robert Krasker. El papel principal fue rechazado por Stewart Granger por el poco
diálogo que tenía, así que al final fue James Mason quien se hizo cargo del rol, lo que
supuso un espaldarazo definitivo para su carrera, pues Hollywood le fichó tras verle
en esta película. No me extraña que Mason la considerara como la favorita
de toda su filmografía. Como si le hubieran oído, me acuerdo que TVE emitió Larga
es la noche como homenaje a Mason al día siguiente de su fallecimiento, el
27 de julio de 1984. Odd Man Out fue la primera ganadora del BAFTA a la
mejor película inglesa, y es como ¡Jo, qué noche! pero en Belfast y en clave dramática,
donde un líder del IRA herido en el atraco a un banco pasará una noche llena de
peripecias mientras se oculta de la policía y trata de contactar con los miembros
de su organización.
El efecto dominó (1996)
La historia empieza bien pero no
saben cómo rematarla, aparecen y desaparecen personajes que no acaban de aportar
lo que prometían, quedan muchos cabos sueltos, no se entiende las reacciones de
los personajes: te gastas una pasta en un arma y la tiras a la piscina porque
estás en contra de ellas ¿? aunque haya estallado el apocalipsis y haya saqueadores
de casas… Está todo el país sin luz pero coges y te expones a viajar en coche a
campo abierto donde es más fácil que te asalten -y de postre llevando un bebé-
aunque no te llega la gasolina para llegar a tu destino ¿? Unas decisiones absurdas que no las tomarían ni los descerebrados
protagonistas de un slasher. Típica película de los años '90, ópera prima
de David Koepp, guionista de Parque jurásico, Misión imposible 1
o Minority Report, pero ejemplo de manual de guionista que da el salto a
la dirección y sus resultados no están a la altura. Bueno, ahora que caigo el
guión de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal también es
suyo, así que tampoco era tan bueno.
Don Quijote cabalga de nuevo (1973)
Esta película es una placer culpable
para todo aquel que creciera con la imagen mental de Fernando Fernán-Gómez como
el Don Quijote ideal, al haberle prestado la voz al personaje en la serie de dibujos animados de 1979. Joer, si yo tenía hasta el disfraz: molaba aunque no
te podías sentar, no se podían flexionar las rodillas de la armadura de
plástico. La película en realidad es un vehículo para el lucimiento de Cantinflas,
que la produjo, puso al mexicano Roberto Gavaldón en la silla de director e
interpretó a Sancho Panza con su habitual verborrea y gracejo, con lo que uno no
puede evitar reír con sus desvaríos, como en la escena en la Ínsula Barataria, donde Sanchiflas -¿de qué me sonará a mí este nombre?- debe impartir
justicia entre la bella Diana Lorys -musa del cine underground de la época-
y Manolo Alexandre. También destacan la valenciana María Fernanda d´Ocón como Dulcinea y Mary Francis, cuyo nombre real era algo menos glamouroso: Paca Gabaldón.
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Una vez al año ser hippie no hace daño (1969)
A priori un Dream Team del
humor cañí, con Alfredo Landa, Tony Leblanc, Manolo Gómez Bur, Concha Velasco o
José Sazatornil “Saza”, en realidad es una película de la que Landa reniega en
su lenguaraz autobiografía, al considerarla una basura que hizo obligado por el productor José Luis Dibildos, que lo tenía contratado y a quien
Landa pinta poco menos que como a Sauron. Encima el actor tenía molestias en un
tobillo hinchado, pero no podía ir al médico u operarse para no dejar tiradas a
las 37 familias que dependían del rodaje de la película. Pues la vi y no es tan
mala, tiene su gracia sobre todo en el personaje de Saza como un falso yogi que
en realidad es un cocinero catalán que se dedica a engañar a pastosos
marbellíes con su rollo budista. Y a pesar de su aspecto de españolada, la
película contiene curiosos guiños cinéfilos a Godard y À bout de souffle,
como ese montaje a hachazos para resumir el trayecto en coche hasta Málaga o la
camiseta de Concha Velasco del New York Herald Tribune, igual que la de Jean
Seberg de vendedora ambulante en París, aunque aquí le venden el periódico a los
turistas en la playa. El nombre del grupo -que también daba título al guión- era
gracioso: Los jipiloyas.
Prey. La presa (2022)
Precuela de Depredador
para Disney+ que las hordas ansiosas y desmemoriadas de espectadores woke la
han situado nada menos que por encima del original de John McTiernan y Arnold Schwarzenegger de 1987, jajajaja, lo que hay que oír. Es entretenida y ya está,
pero muy oscura, en las escenas nocturnas no se ve nada, la acción se pierde. Tanto
que uno desea secretamente que el enfrentamiento final sea de día pero no,
claro, no quedaría tan cool. El oso está muy mal hecho. Paso de las
polémicas sobre si una joven e inexperta india puede cargarse a todo un
Depredador, porque la película astutamente sienta las premisas de su universo
para equiparar las tornas: este es un Predator becario que ha venido de
prácticas a la Tierra, como demuestra el hecho de que aún no tenga trofeos de sus víctimas colgando
al cinto; la chica es una crack rastreando y con el hacha, y
encima está acompañada de un perrito, el salvoconducto para esquivar la muerte en
toda película de Hollywood que se precie desde los tiempos de Rin-Tin-Tin.
La presa (1981)
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Southern Comfort sigue el
esquema de otros guiones de
Walter Hill como
The Warriors o
Alien:
un grupo de rango definido es atacado en tierra hostil, su líder muere y el
discutido segundo de a bordo debe liderarlos para devolverlos sanos y salvos a
casa. Cambiando el Bronx o la Nostromo por los pantanos de Lousiana y los
cajuns por las bandas de Nueva York o el alien, en realidad esto es lo mismo.
La película también es interesante como la típica historia de un pelotón
perdido -en este caso de la
Guardia Nacional- al que un enemigo invisible va
exterminando poco a poco, se nota aquí la vertiente cinéfila de Hill por la
influencia de
La patrulla perdida de
John Ford o
Fixed Bayonets
de
Samuel Fuller. Pero hay que decir que al final la película resulta inferior a
su prestigio, quizá porque se hace larga y no hay ningún personaje realmente
con el que empatizar, lo que explicaría el poco éxito de público que tuvo en su
día. El film alude así mismo a
Deliverance de
John Boorman por el
contraste entre civilización y primitivismo -aunque en el fondo sus miembros no
sean tan diferentes entre sí-, un tema que curiosamente Boorman y
Powers Boothe
retomarían cuatro años después en
La selva esmeralda.
El reparto lo copan actores
habituales de Hill como Keith Carradine, el propio Boothe o Brion James
junto con otros como Fred Ward, Peter Coyote o Lewis Smith, que me sonaba todo
el rato y era porque salía en Norte y Sur y era el Chico celestial
de aquella película de los '80, que vi su carátula muchas veces en el video-club
y nunca la alquilé. Después de ver este film, quería hacer la gracia y
completar una trilogía La presa con aquella de Tommy Lee Jones y Benicio
del Toro u otra holandesa que hay en Amazon Prime Video también llamada La
presa, pero la primera no me gustó nada cuando la vi y la segunda empecé a
verla y comprendí que la empresa no valía la presa, digo la pena.
Samaritan (2022)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfpU24izhrregkwyEvGeC3UBBmaahMPmv0ptrBTa282nlugI2NyXz3wusj3NiQTY_c4WoKXtGvBbuWOW7Pt5a3WE26tB2WoOOBkaUo5NRjq8C8pSzEr-Pl1ou9XAx-L7nu0goGkEAEt2c2zdOrndSaiaCKj9qFsyOXopPNgFKDK0cqYgIe07AceEFCDw/s320/Samaritan-804076396-large.jpg)
Con ecos a
El protegido,
la película es bastante mediocre y utiliza mal los
flashbacks, más que
aclarar lo lía, son confusos. Se podría haber rodado en los '80 o mejor a principios
de los '90, justo cuando salió
El último gran héroe, con Schwarzenegger y
otro niño, habría sido un buen guiño a la enemistad íntima entre los dos astros
antes de volverse colegas, cuando
Sylvester Stallone iba por detrás y le copiaba todas las
películas a Arnold; rayos, si hasta hizo
¡Alto o mi madre dispara! porque necesitaba una comedia para igualar
Poli de guardería y oyó rumores de que el austriaco estaba interesado en ella. Rodada en Atlanta, parece que sea aprovechando descartes de
The Walking Dead, pues la sociedad destruida y en crisis económica y de
valores que retrata es muy similar estéticamente. A Stallone le dobla
Juan Carlos Gustems, que le rejuvenece un poco,
Ricardo Solans le habría
quedado mejor por la naturaleza otoñal y reflexiva del personaje. Qué bien le
vino el estreno de esta película a Stallone para abstraerse del divorcio de su
esposa, Jennifer Flavin, con la que llevaba 25 años casados y tres hijas. EDITADO: Al final triunfó el amor y no se divorciaron.
Cuenta pendiente (2018)
Otra película de Sylvester Stallone
en Amazon Prime Video así que había que verla, aquí sí con la voz del octogenario Solans,
que ahora parece que le da el parkinson cuando dobla a Sly, le tiembla mucho la voz,
con De Niro o Pacino no le pasa. Definitivamente Solans y Gustems podrían haberse
intercambiado Cuenta pendiente y Samaritan, ambos quedaban mejor
en la película ajena por la naturaleza de ambas historias y los tipos de personajes
que encarna Stallone en ellas. Y aunque esta la venden como una película de
Stallone, en realidad su personaje es secundario y no pinta mucho hasta el
final, me extraña que aceptase salir en ella, a no ser que quisiera irse de
vacaciones un finde a Savannah, Georgia. Y es que aquí el protagonista es Matthew Modine, ya lejos del Recluta Bufón de La chaqueta metálica; hace de un
ladrón que sufre amnesia y no recuerda dónde escondió el botín de un robo en el
que participó siete años atrás. Pues no hay problema: un trío de criminales le sacan de la cárcel y le inyectan un suero para
que recobre poco a poco la memoria, sin saber que hay otros malos que también buscan
el dinero… La película es entretenida pero se olvida pronto, como su título.
El hombre del Norte (2022)
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Antes de ver The Northman tenía
algunas reservas, pues a pesar de que amigos con buen paladar cinéfilo me la
habían recomendado, no me agradaron mucho las dos películas previas de Robert Eggers, La bruja (2015) y El faro (2019), demasiado lentas y crípticas.
Por los comentarios que leí sobre The Northman estábamos ante
otro film con los mismos defectos, incluso Arturo Pérez-Reverte lamentaba
haberla visto, catalogándola como “un disparate shakesperiano con
pretensiones místicas, troceado con una sierra mecánica y pasado luego por una
máquina de picar carne, con todo cristo pegando gritos”. Pues una
vez vista, la verdad es que no se comprende tanta animadversión hacia ella,
pues la película es muy notable y te mantiene interesado durante todo el
metraje, poniendo en imágenes una leyenda del folklore nórdico del s.
XII que fue en la que luego se basó Shakespeare para escribir Hamlet. Así,
la película narra una historia de aventuras con el típico viaje del héroe, el
príncipe Amleth -Alexander Skarsgard- quien, tras ver morir a su padre rey a
manos de su tío usurpador, deberá esperar veinte años para madurar su venganza,
que según la profecía tendrá lugar en un volcán de Islandia…Uno de los puntos fuertes de El
hombre del Norte es su gran realismo, pues la película refleja la cruda
realidad de la Edad Media mostrándonos las salvajadas de los vikingos sin censura
o paños calientes: su fe ciega en los dioses, la entrega y valentía en combate -y
si hay suerte, morir en uno y entrar en el Valhalla-, las mutilaciones o la
violencia extrema, el abuso hacia los esclavos eslavos -de ahí viene la
palabra-, etc. También hay que aplaudirle a Eggers que no haya sucumbido a la
dictadura de lo políticamente correcto y no aparezcan actores de razas extrañas
interpretando a los vikingos o mujeres empoderadas con mentalidad del s. XXI. en la trama.
Sus detractores obvian
lo bueno de The Northman -como la belleza y plasticidad de sus imágenes, otro de sus puntos
fuertes- y se agarran a sus pequeños fallos, como que el Amleth niño escape
delante de las narices de sus enemigos cuando van a asesinar a su padre -y estos
dos minutos después caigan en la cuenta de que tenían que haberlo matado a él también-,
que los vikingos lleven calzoncillos modernos debajo de su vestimenta, o que Nicole Kidman, así que pasen veinte años, siga con el mismo aspecto y rostro de porcelana; se ve que
el botox ya hacía milagros en el siglo X. Pero nada de esto empaña la satisfactoria sensación que deja el film, una de las películas más
destacadas del año. Bien por Eggers.
Solo ante el peligro (1952)
De nuevo emitida en la 2 de TVE
un lunes por la noche en Días de Cine Clásico, mucho mejor que cuando la pasan
en 13 TV, que la expanden a 16/9 y se ve borrosa. Aquí no, TVE respetó el 4/3
original y la calidad de la imagen era muy buena, aunque a veces me daba la
impresión de que las voces se oían un poco agudas, igual por la conversión de
los 24 fotogramas por segundo del original a los 25 televisivos. Pero bueno,
mejor no decir nada, a ver si algún cretino con poder lo lee y le da por redoblarla con
voces actuales, y la fastidiamos. ¿Qué decir de High Noon, si hasta he escrito un libro
sobre ella? Obra maestra, película preferida de todos los tiempos, le robaron
el Oscar, viva Gary Cooper, etc. Si bien hubiera molado más que la emitiesen el
lunes 3 de octubre. ¿Por qué? Ejem, ejem, hasta ahí puedo leer, se vienen cosas…
Hola David, soy aquel que recuerda como tú ver Freaks en los 80, tú tienes información de películas emitidas los sábados por la mañana? Juraría que fue entre el 84 y el 88. Saludos
ResponderEliminarHola, yo recuerdo que se emitían películas en blanco y negro de los años 30 en La bola de cristal, aunque en el blog de emisiones de cine de TVE no las reflejan. Freaks debieron pasarla en el 85 u 86. También recuerdo que emitieron El hombre invisible, de James Whale, por la misma época.
EliminarAh, y El malvado Zaroff también la hicieron en la bola, no recuerdo el año exacto, pero sí las fotos de la revista Teleprograma, aunque ya no las conservo.
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