viernes, 13 de enero de 2012

RESUMEN DEL AÑO (III)

BIEN

Películas de las que, para ser sincero, no esperaba mucho, pero que acabaron resultando bastante mejor de lo previsto.

Capitán América: El primer vengador

ESTE COMENTARIO CONTIENE SPOILERS -aunque tampoco son los de El sexto sentido, que digamos-.
¿Otra película con el chulito de Chris Evans de superhéroe fardón? Pues conmigo que no contasen. Sin embargo, era verano, no había nada mejor que hacer y se acababan de estrenar Green Lantern y Conan el bárbaro, por lo que las adaptaciones de cómics estaban bajo mínimos y necesitaban  de alguien que salvara el honor de las viñetas en el cine -no, Los pitufos no cuentan-. Así que le di una oportunidad al Capitán América y debo decir que me alegro, porque el Chris Evans-Steve Rogers de este film estaba a 180 grados de distancia de Johnny Storm, el sobrado Antorcha Humana de Los 4 fantásticos.
Rogers era un patriota yanqui con todas las de la ley, valiente y decidido, con el único defectillo… de ser un alfeñique escuchimizado tamaño llavero, lo que le hacía ser rechazado sistemáticamente por su amado ejército, así como por sus menos amadas chicas, que los únicos sentimientos que tenían hacia él eran maternales. Pero todo cambiaba cuando, tras conseguir alistarse y pasar una prueba dificilísima -tumbar un palo y coger una bandera que había en la punta-, nuestro amigo logra ser elegido como conejillo de indias para probar un extraño suero con el que se fabricarían Super Soldados -delanteros del Valencia no, los de la guerra, estamos en 1942- para combatir a los nazis. El experimento funciona y Steve pasa de ser, por así decirlo, Danny DeVito a Arnold Schwarzenegger, aumentando varias tallas de cuello y adquiriendo además unos superpoderes que lo hacen único. Único porque, antes de que el suero pueda probarse también en los abuelos de Justin Bieber o Tom Cruise, un espía alemán se carga el laboratorio y al inventor de tal brebaje, con lo que sólo quedan John Wayne y Rogers para ganar la guerra. Pero el ejército no acaba de confiar en Steve, y éste a duras penas encuentra curro de mono de feria para vender bonos y entretener a las tropas, bajo el nombre de Capitán América y agenciándose de paso un disfraz azul y un escudo bastante molones. Pero el superpoder de recordar líneas de diálogo insustanciales no era precisamente lo que anhelaba nuestro hombre cuando se sometió al experimento, así que al final se cansa y se pira a destruir la guarida del villano de turno, un individuo llamado Cráneo Rojo -adivinad por qué- y que debía ser primo lejano del Hammond de Green Lantern por el tamaño de su chola. Si bien hay que reconocer que al menos tenía el detalle de ponerse una máscara de vez en cuando para ocultar el cabezón, aunque fuera una con la cara de Hugo Weaving. ¿Por dónde íbamos? Ah, sí. Por supuesto, el Capitán América consigue su objetivo de vencer al malo, si bien con algunos pequeños inconvenientes: y es que para no aniquilar Nueva York -viaja en un avión cargado de misiles-, al final debe provocar un aterrizaje forzoso en el Ártico y se hunde. El mundo se salva, pero el pobre Steve se pierde la primera cita de su vida en la que iba a mojar seguro, ya que era al siguiente sábado y resulta que lo congelan y se despierta 70 años después. Un poco tarde, la verdad, para confiar en que la chica estuviera aún esperándole en el bar rodeada de telarañas -aunque quién sabe, igual era familia del taxista de Aterriza como puedas-… Total, que como un pulpo en un garaje, en 2012 y sin mucha experiencia de campo que compartir, Rogers ve frustrado su plan inicial de hacerse gurú del ligoteo, encima con la terrible competencia de Mario Luna y Raptor. Pero no pasa nada, porque enseguida un equipo de guapos, ricos y muy buenos jugadores liderados por Samou L. Jackson lo ficha para su grupo de superhéroes, llamado Los Vengadores y que promete ser la madre de todas las películas este verano: no en vano salen también Thor, Hulk, Iron Man, Scarlett Johansson, etc
Bueno, después de tanto rollo, la moraleja del Capitán América -y el detalle por el que realmente me gustó- era que Steve, en su nueva condición de Macho Alfa, no olvidaba en ningún momento su pasado Frusco y se comportaba todo el rato con una humildad, una sencillez y un saber estar imposible de entender jamás para gente como Cristiano Ronaldo. Un sujeto que, si hay justicia en próximas reencarnaciones, debería estar a la cola del draft de elegir genes y en cabeza del de cerebros.

La boda de mi mejor amiga

El título de comedia salvaje del año que tenía que haber ido para Resacón 2 fue a parar inesperadamente a esta sorprendente película de chicas, parodia de las cintas sobre bodas y escatológica como ella sola; no en vano, estaba producida por la factoría de Judd Apatow y protagonizada por la alineación titular femenina del Saturday Night Live, es decir, Kristen Wiig, Melissa McCarthy y Maya Rudolph. Una comedia divertida en la que para variar era novedoso ver a mujeres contando los chistes sobre sexo o pedos, y con algunas secuencias -como esa en la que las damas de honor van a una tienda chic a elegir el vestido- de un humor muy efectivo, a pesar de que la cosa fuese sobre diarrea y vómitos. Pero más allá de su fuerte componente guarrillo, la película también lograba transmitir un agridulce mensaje de añoranza sobre la amistad y la cada vez más lejana juventud: un estado mental idealizado que sus peterpanescas y treintañeras protagonistas se resistían a abandonar a pesar de los hijos, la hipoteca o estar a punto de cambiar de estado civil. Reconociendo que eso de ser adulto y madurar era un fastidio y muy distinto a como nos lo habían pintado; algo con el que cualquiera entre los 30 y los 40 puede llegar a identificarse. En resumen, una película recomendable aunque al final se le notase demasiado la mano de la Wiig en el guión, muy preocupado en todo momento por buscar el lucimiento de su propio personaje, Annie. Una persona horrible si lo miramos bien, por mucho que debiéramos simpatizar con ella por ser la prota y tener las mejores réplicas.

Sin límites

Sin límites contaba con la premisa más original del año: Eddie, un tipo fracasado -Bradley Cooper- se hacía con un bote de pastillas de una droga con la que conseguía poner su cerebro al 100 x 100 de rendimiento; analizando todo con increíble precisión, recordando datos olvidados, aprendiendo idiomas, conceptos y leyendo libros a la velocidad del Número 5 de Cortocircuito, o haciendo gala de una labia y un carisma descomunales para seducir a cuanta mujer se le ponía a tiro. Como es natural, su ex -novia -Abbie Cornish- volvía presta junto a él, sobre todo cuando Eddie lograba atraer la atención de un ricachón de Wall Street -Robert de Niro-, para que le ayudara a escalar económica y socialmente. Pero su amiga estupefaciente también tenía un lado oscuro…
Una película que sin duda le encantó a Pocholo, a los fans de Breaking Bad o al Hulk Hogan de Celebrities y que, a pesar de que al final dispersaba su idea inicial y no llegaba a exprimirla ni siquiera al 30 por ciento de su potencial, al menos ofrecía una historia interesante y una factura visual notable -con esos zooms y efectos ópticos para expresar los efectos de la droga en el cerebro de Eddie-, y que preludiaban lo mejor de la función: las escenas en las que veíamos al protagonista con las meninges a full y que provocaban envidia y ganas de tomar la pastillaca a partes iguales. Y es que, por ejemplo, darles una paliza a unos manguis reproduciendo golpe por golpe la técnica de kárate de Bruce Lee -porque te acuerdas de sus movimientos en una peli que viste en la TV a los 6 años-, debe de ser la hostia.


Torrente 4: Lethal Crisis

Después de la desastrosa Torrente III en 2005 más de uno pensábamos que Santiago Segura le había hecho el hara-kiri a su casposo personaje, por lo que la noticia de que la cuarta entrega llegaba en marzo no supuso ningún desvelo contando los días que faltaban para el estreno. Pero hay que reconocer que Segura es un tío listo, porque, previendo que sus ex -fans estarían de uñas, supo borrar de un plumazo los elementos que lastraban la parte 3 -tramas rebuscadas, flash-backs sin gracia, overbooking de ayudantes con encefalograma plano- para focalizarse en su personaje fetiche y entregar una cinta jaranera y muy superior a lo esperado. Quizá porque el actual panorama de la crisis daba mucho juego a la hora de idear las nuevas cutre-aventuras del ex policía, el cual, como no podía ser menos, se movía por ella como ballenato en el agua -encima ahora en 3D-. Y es que la paupérrima situación mundial parecía en realidad una maquiavélica campaña de publicidad urdida por el propio Santiago en connivencia con Wall Street para prepararle el terreno a este Torrente 4. Un largometraje que, por otra parte, integraba con humor hitos recientes de la historia de España como la victoria en el mundial de fútbol, la proliferación de pisos patera o la corrupción política -lástima que lo de Urdangarín se destapara más tarde-, alternados con secuencias merecedoras de entrar en el Olimpo torrentiano, como el monólogo ante la tumba del Fary o el intervalo en la cárcel. Por supuesto, no faltaron must como las pajillas, Tony Leblanc o las intervenciones de famosillos -Ana Obregón, Risto, Bisbal, Joselito, Cesc Fábregas, Val Kilm…digoo Sergio Ramos- e incluso la película fue capaz de sacarle algo parecido a una interpretación a tíos tan negados como Paquirrín o Francisco, al que en esta ocasión se le podría decir lo de Tu cara me suena pero tu voz no tanto, ya que extrañamente estaba doblado por Pepe Navarro ¿? En fin, que aparte de un montaje algo abrupto -esas prisas por estrenar…- y de que se le colara gente poco recomendable entre tanto cameo a cholón, en general se puede decir que Torrente 4 estaba bastante bien, y ya sólo por el detalle de tirar a Belén Esteban por las escaleras se merecía esa nota. Y ahora que ya tiene la carrera comercial hecha y la van a pasar por la tele ya puedes parar el montaje ese de la crisis, amiguete…

Criticoll




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