lunes, 2 de abril de 2012

Bodas de sangre

[•REC]³ : Génesis

TÍTULO ORIGINAL: “[•REC]³ : Génesis” (2012). DIRECTOR: Paco Plaza. REPARTO: Leticia Dolera, Diego Martín, Ismael Martínez, Álex Monner, Claire Baschet, Mireia Ros, Emilio Mencheta, Adolf Bataller.

La tercera entrega de la saga REC -y primera dirigida en solitario por el valenciano Paco Plaza- se desmarca  de la oscuridad de las dos anteriores y supone algo así como una versión cañí de las típicas películas de zombies con elementos de humor, estilo Zombieland, Planet Terror, Zombies Party o Terroríficamente muertos. Una ligereza de espíritu que sin duda se debe a la ausencia de Jaume Balagueró en el proyecto y a la internacionalidad alcanzada a estas alturas por los films de REC, convertidos ya en un producto de consumo mainstream. Un hecho inevitable pero que igual no era lo que más le convenía a la serie para mantener viva su integridad.

Y es que tampoco otra de las señas de identidad de la saga -la cámara en mano nerviosa y subjetiva, con ese look de found footage o falso documental- se mantiene aquí más allá de los 20 minutos iniciales, adoptando hasta el final del metraje un punto de vista convencional como el de cualquier película, con sus grúas, travellings, planos / contraplanos y sus ejes de 180 grados. Esto unido a la inclusión de una banda sonora original por primera vez en la trilogía -obra de Mikel Salas-, le conducen a uno a pensar si Plaza no habrá llevado demasiado lejos su intención de renovar la franquicia después de todo.

Hay que decir que [•REC]³ : Génesis empieza bien, con un costumbrismo en la presentación de personajes y el ambiente por el que se van a mover -la celebración de una boda- muy acertados, que aproximan la historia al público y lo hacen más partícipe de ella. Una cotidianeidad que contrasta con el brusco estallido del horror, que sorprende a los invitados pero no obviamente al espectador, un poco impaciente ya porque comenzase la escabechina. Lo que sucede a continuación se puede resumir en el anhelo de los novios -Leticia Dolera y Diego Martín- por volver a reunirse tras el caos inicial, esquivando, entre susto y susto -y momentos más o menos afortunados- a familiares zombificados, inspectores infiltrados de las SGAE, copias de Bob Esponja o amigos no-muertos borrachos, en lo que vendría a ser una gran ironía sobre los tópicos de las bodas. En donde lo más importante, a fin de cuentas, no es la parafernalia o la fauna que las pueblan, sino el amor verdadero que se profesen los contrayentes hasta que la muerte los separe.

Plaza, un gran cinéfilo, no pierde ocasión aquí de homenajear films de cabecera como los reseñados en el primer párrafo, consiguiendo además imágenes icónicas como esa impagable Dolera -a medio camino entre Evil Dead y Acción mutante- sierra mecánica en mano y rebanando enemigos con fruición; o el romántico desenlace directamente extraído de Duelo al Sol. Sin embargo, donde no lo tiene tan claro el director y co-guionista es a la hora de lincar la trama con los sucesos de las dos anteriores REC, ya que, a pesar de todo lo anticipado, esta película no es ni precuela ni secuela, sino más bien una mientras-tanto-cuela, ya que la acción se desarrolla al mismo tiempo que la cinta original, según nos desvela en una escena un monitor de TV al fondo. Así, REC 3 deja la sensación final de crear unas expectativas argumentales que luego no tiene intención de cumplir, ya que tampoco conoceremos en ella nuevos detalles sobre la misteriosa Niña Medeiros o el origen del contagio-virus-posesión; salvo que aquí quien desata la matanza es un veterinario tío del protagonista, el cual ha sido mordido en la mano por un perro rabioso. Un personaje éste que luce ufano un pin en la solapa -como no podía ser menos con Plaza- del Valencia Club de Fútbol, y a quien los espectadores valencianistas más radicales culpan indefectiblemente del desastre porque también era, por lo visto, un ferviente seguidor de Unai Emery…

Criticoll

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