lunes, 23 de abril de 2012

El show de Katniss

Los Juegos del Hambre

TÍTULO ORIGINAL: “The Hunger Games” (2012). DIRECCIÓN: Gary Ross. REPARTO: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Woody Harrelson, Wes Bentley, Amanda Stenberg, Donald Sutherland, Stanley Tucci, Lenny Kravitz, Elizabeth Banks, Liam Hemsworth.

Cualquiera que haya pasado recientemente por alguna librería se habrá dado cuenta de que Los Juegos del Hambre es el fenómeno editorial del momento: un éxito literario que sin duda se repetirá en el cine habida cuenta de las colas y la expectación levantada por la adaptación de ésta su primera entrega. Un film que se presenta como un producto de marketing perfectamente diseñado para agradar tanto los lectores de Suzanne Collins como a los espectadores no familiarizados con las aventuras de Katniss Everdeen y compañía.

Un servidor -que pertenece a este segundo grupo de los que no se han leído el libro- no puede opinar sobre si The Hunger Games es muy fiel o no a la letra impresa, así que limitaré mi comentario a las cuestiones estrictamente cinematográficas. Así, en principio diré que las sensaciones que deja el film tras su visionado son la de ser un entretenimiento bastante efectivo que cumple más o menos con aquello que se esperaba de él: una cinta destinada principalmente al público juvenil con los inevitables elementos de acción y romance, pero también con aspectos que atraigan la atención de los aficionados a la ciencia-ficción, como su atractiva condición de distopía o su crítica hacia espectáculos actuales capaz de aborregar al más pintado, como Gran Hermano y similares realitys televisivos. Una película en la que, además, el cinéfilo puede jugar a encontrar referentes tan variados como Battle Royale, El show de Truman, Perseguido o 1984, e incluso de largometrajes setenteros de similar estética y espíritu como Rollerball, La Fuga de Logan o Cuando el destino nos alcance.

Sin embargo, y como le ocurre a toda película con la responsabilidad de poder inaugurar una franquicia en el cine, Los Juegos del Hambre camina con pies de plomo para tratar de agradar al mayor espectro de gente posible, sin ese toque individual de un autor que le dotara de mayor personalidad al conjunto; ya que, a veces, da la sensación de haber sido creada por un comité de expertos que se hayan tenido que poner de acuerdo hasta para elegir el color del papel de las paredes. Es por eso que los productores han escogido aquí a un realizador sobrio e impersonal como el artesano Gary Ross -Seabiscuit- en lugar de alguien con más garra o atrevimiento visual, como un Luc Besson o una Kathryn Bigelow de sus buenos tiempos. En efecto, la puesta en escena de Ross -que no dirigía una película desde 2003- resulta tan funcional como carente de imaginación, provocando que no haya en esta cinta al final ni un solo money shot -uno de esos planos memorables que se quedan en la retina del espectador-. Y es que para una vez que el hombre quiere imponer algo parecido a un toque personal, va y se equivoca, como en su decisión de rodar toda la película emulando el estilo nervioso y cámara en mano de Paul Greengrass -incluso cuando la acción no lo requiere-, llegando a provocar mareo y cansancio más que otra cosa en el respetable. Una suerte, en este sentido, que Ross haya declinado hacerse cargo de la segunda parte -En llamas-, para la cual ya ha sido contratado Francis Lawrence- Soy leyenda-.

Hay que reconocer que tampoco los elementos más violentos y brutales de la historia -como las muertes durante los Juegos- están muy desarrollados o son muy explícitos, lo que le resta contundencia y oscuridad a su mensaje. Algo, en realidad, hecho a propósito pensando en el mercado anglosajón, muy restrictivo siempre con las calificaciones morales por edades que les impida el acceso a la sala a los menores de 13 años. No en vano, constituyen el público más numeroso de los que entran a ver esta película y encima aplauden al final.

Por último, señalar el acierto que supone el cásting de Jennifer Lawrence en el papel de la protagonista Katniss Everdeen, la sufrida heroína de The Hunger Games y que demandaba una actriz de similar carisma y juventud con la capacidad de aguantar sobre sus hombros toda la película. Pues pan comido para la actriz de Louisville, nominada al Oscar con sólo 20 años por Winter`s Bone y con un futuro ciertamente más prometedor que el que nos muestra este film.

Criticoll

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